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01 marzo 2020

¿Retorna el sultán turco a el "buen redil"?




Erdogan y la guerra Siria, el mundo unipolar del indescifrable jefe turco. 


por Tito Andino U.

Son ya innumerables los artículos que hemos publicado a lo largo de los últimos años sobre Turquía y el señor Erdogan. El gobernante turco es impredecible -lo hemos dicho- Si hoy está contigo, mañana te da la puñalada trapera, una vieja reminicencia de la época de los sultanes del otrora poderoso imperio otomano que el presidente Erdogan quiere resurgir bajo su égida. 

Dado el mal interpretado nacionalismo, los turcos presumen de tal fervor extremis, característico tanto de sus gobernantes como presente en la esencia cultural del verdadero pueblo. Al fin y al cabo son los simples ciudadanos quienes pueden dar vida -incluso a costa de su vida- a los proyectos megalómanos de su actual mandatario.

Hemos planteado la pregunta -muchas veces- qué busca, qué pretende el señor Erdogan con su intervención militar en Siria, Libia y hasta en Ucrania? (por no mencionar otros rincones fuera de sus fronteras). Está claro que no se trata de combatir a los "terroristas" kurdos que buscan formar un Kurdistán dentro y fuera del territorio turco, no, decididamente no, aquello solo es un pretexto. Apreciando mejor, quién es más "terrorista"?: Los kurdos que se alian con quien quiera con tal de intentar consolidar su proyecto de patria soberana; o, los turcos que invaden y aplican terrorismo contra las poblaciones kurdo-turcas asentadas en territorios como Irak y Siria. 



En ese sentido vemos que los turcos también bailan al mismo son que los kurdos. Los dos, en búsqueda de sus objetivos, se alian, pactan y combaten codo a codo con quien les de la razón (no importa si les mienten o traicionan). Hemos demostrado que incluso turcos y kurdos han combatido juntos en busca de intentar dar vida a algunos planes irrealizables. Turquía (el gobierno) hasta vería con buenos ojos un estado denominado Kurdistán siempre que esté lo más lejos de sus fronteras. De esa forma han pactado diversos proyectos con el ex líder kurdo de Irak (Gobierno Regional Autónomo del Kurdistán Iraquí) Massoud Barzani, contando con el apoyo de potencias europeas como Francia y el Reino Unido. Está demás aclarar  que esos eran planes condenados al fracaso. 

A la final, turcos y kurdos son lo mismo, en origen étnico proceden del mismo tronco genealógico, es decir, comparten los mismos genes, hasta con sus variantes lingüisticas, creencias religiosas, etc. Solo recordar un hecho histórico, Saladino era kurdo y engrandeció al imperio otomano. Acaso no fueron los kurdos la punta de lanza del genocidio armenio ordenado por la naciente Turquía?. La población kurda ha presentando sus históricas reivindicaciones territoriales basados en el lugar que habitaron siempre, el este de lo que actualmente se llama Turquía.

Volvamos con Mr. Erdogan. También ya hemos estudiado la personalidad del señor presidente de Turquía (hay que tratarlo con respeto porque caso contrario le envia unos visitantes a cualquier parte del mundo donde usted se encuentre), sin duda Recep Tayip Erdogan aspira a ser proclamado en el presente o quizá en el futuro como el hombre que volvió a renacer el gran imperio otomano -guardando las distancias del tiempo y las modernas formas de gobierno- incluso hemos demostrado su pertenencia a movimientos extremistas del islamismo político como la ´Hermandad Musulmana´, el verdadero brazo político del yihadismo armado.

El señor Erdogan es impredecible, intratable cuando se trata de "defender" a los verdaderos ciudadanos de Turquía, es el típico político ultra nacionalista (radical) que se rasga las vestiduras invocando a Dios y al pueblo para llevar a cabo sus desventuradas acciones en política exterior. Si hoy está aliado con los rusos, mañana retornará a el "buen redil" y se echará en brazos de los estadounidenses y la OTAN. Pero, es muy orgulloso y cree poder hacerlo todo él solo; rencoroso como es, no olvida (con toda razón) como sus socios del Pentágono quisieron deponerle del poder en 2016 mediante un golpe de estado militar. Seguramente se lamenta que tras la fallida intentona haya tenido que depurar, encarcelar y expulsar a cientos de pilotos de combate (fuerza aérea) que hoy tanto le hacen falta en sus aventuras bélicas. Por órdenes del mandatario -que también controla el poder judicial- decenas de miles de ciudadanos turcos han sido condenados por ser opositores, ya son dos mil personas condenadas a cadena perpetua por la intentona golpista, militares, civiles y hasta periodistas.

El presidente Erdogan corrió a brazos de los rusos para que le proporcionen cobertura aérea (negociación de los sistemas S-400) aun a expensas de enemistarse más con sus colegas de la OTAN, lamentándose no tenerlos operativos (todavía no lo están); y, como ahora está de "rompe de relaciones" con Mr. Putin por la crisis en Siria, vuelve a llamar ´discretamente´ a Mr. Trump para que les proporcione los sistemas defensivos americanos "Patriot". 

A propósito. De quién debe protegerse el señor Erdogan con los sistemas de misiles más avanzados disponibles en el mercado de armas internacional? De los sirios?, de los kurdos?... de quién?. A quién teme Turquía para tal propósito?. Sin duda, todas las naciones del mundo buscan protegerse, tener unas fuerzas armadas sólidas, garantes de la soberanía e integridad territorial, etc, etc., pero el caso turco es diferente, tiene -evidentemente- otros despropósitos. Y, la única explicación posible, fuera de cualquier marco de reflexión lógico en la política y cultura turca, es que el señor presidente de Turquía intenta "reinar" en el mundo islámico; anhela fervorosamente convertirse en un moderno "sultán" al que todos los musulmanes del mundo acudan a reverenciarlo, ponerse bajo su cobijo y escuchar sus órdenes... perdón... sus sanos consejos.



Turquía está en manos de un megalómano. No se trata de defender a la patria de sus enemigos, estamos ante un proyecto imperial al estilo otomano (guardando las distancias con los tiempos actuales). Solo hasta hace pocas semanas era un buen socio de los rusos, ahora sus soldados disparan misiles portátiles contra aviones rusos en territorio sirio y sus secuaces (turcomanos) asesinan oficiales rusos de inteligencia en Alepo; imágenes de satélite y otras fuentes sobre el terreno han comprobado que son los militares turcos quienes dirigen las operaciones del yihadismo. Las fuerzas turcas han desplegado un ejército en la Gobernación siria de Idlib, violando los Acuerdos de Sochi para la separación de los grupos armados, es decir, la supuesta separación de los "opositores sirios" de los yihadistas en Idlib; y, sobre todo impiden que las fuerzas del ejército sirio continúen sus operaciones de liberación del territorio sirio controlado por los radicales yihadistas.

Por qué impide Turquía el derecho soberano de la República Árabe Siria de defender, combatir y liberar de extremistas -la mayoría extranjeros-  su territorio?

La política del chantaje está operativa del lado turco. Por un lado, en el plano militar pide a los EEUU/OTAN desplieguen sistemas defensivos Patriot; y, por otro, claman venganza por los soldados turcos caídos en Siria chantajeando a Europa con abrir las puertas a los refugiados (ya lo ha hecho).

Dialogo? El señor Erdogan tiene el hobby de aparecer en mitines y posar para la foto en las "conferencias" internacionales que intentan apaciguar las crisis, pero nunca ha cumplido sus compromisos. Un nuevo diálogo Erdogan-Putin parece ser posible los primeros días de marzo. Sin embargo, su discurso en casa es otro, siempre beligerante, ya el 5 de febrero 2020 ante los parlamentarios del AKP (su partido) expresó: 


"Todo ataque, terrestre o aéreo, contra nuestras tropas o contra los elementos amigos ‎con los cuales trabajamos recibirá respuesta sin advertencia, sea cual sea el origen del ‎ataque. Nadie puede oponerse a que ejerzamos nuestro derecho a hacerlo ante la ‎incapacidad para garantizar la seguridad de nuestras tropas en Idlib". 

Son precisamente esos "elementos amigos" quienes asesinaron (1 febrero 2020) a cuatro oficiales rusos del FSB. ‎Se debe entender como "elementos amigos" a todos los grupos yihadistas como al Qaeda y otras facciones que ahora se denominan "Hayat Tahrir al-Cham" (Frente de Liberación del Levante) y a los mencionados grupos armados ‎turcomanos, brazo militar fuera de Turquía de la ultranacionalista organización turca "Lobos Grises", en Siria se denominan "Yesh al-Watani as-Sury" (Ejército Nacional Sirio).

La opinión pública internacional parece también haber olvidado el reciente plan turco denominado "Manantial de Paz" que dio origen a la invasión del norte sirio bajo pretexto de combatir al "terrorismo" del PKK/YPG (milicias kurdo-turcas) ante los intentos occidentales de reconocerles autonomía y convertidas en una milicia a órdenes de los EEUU/OTAN‎ en claro reto a Turquía. Aplicando caducos convenios con Siria, Turquía decidió unilateralmente ampliar la ‎autorización para que sus tropas ingresen a Siria a combatir a los "terroristas" a una franja de 30 kilómetros de profundidad  (esa acción militar tuvo lugar entre el 9- 22 de octubre de 2019). 



‎Acuerdos como el de Adana jamás concedieron derecho a los turcos para desplegarse en la Gobernación siria de Idlib. En los Acuerdos de Sochi (Turquía-Rusia, 17 de octubre ‎de 2019, aceptado por Siria) se ‎incluye ese tipo de despliegue, estableciéndose que los grupos radicales, es decir, los "elementos amigos" se retiren de la zona desmilitarizada, ello debía cumplirse ‎antes del 15 de octubre de 2019. ‎Turquía nunca ha cumplido la parte de sus compromisos, las tropas de la ‎República Árabe Siria provocadas y atacadas continuamente por los "elementos amigos" decidieron emprender una ofensiva militar contra el yihadismo reinante en Idlib.
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Del "compromiso" turco se ha pasado a la "amenaza" turca, el presidente Erdogan lanzó un ultimátum al gobierno sirio para que hasta el ‎‎28 de febrero las tropas sirias se retiren de las localidades que controlaban sus "elementos amigos". Hasta inicios de febrero aún era posible que turcos y sirios se reunan discretamente en Moscú para buscar la forma de implementar ‎un proceso de paz. ‎Por ello, se ordenó el traslado de los yihadistas pro-turcos a Libia, se estimaba transportar 30.000 radicales, la operación quedó suspendida por orden del mando turco, apenas se enviaron refuerzos yihadistas a Libia (vía Turquia) estimados en 2.500 combatientes. 


II parte

Siempre es válido apoyarse con el aporte de eminencias en la materia para respaldar nuestros comentarios sobre la actual situación reinante en el norte de Siria (Gobernación de Idlib). Hace un par de semanas, Thierry Meyssan, analista franceses, docto en conflictos de Medio Oriente, publicaba un artículo titulado "Turquía en busca de poder", el mencionado ensayo es una prueba contundente del juego geopolítico mundial. Leamos sus apreciaciones históricas y la realidad del momento.


Aunque lo ve con regocijo, la prensa internacional interpreta el brusco cambio de posición ‎de ‎Turquía, ahora nuevamente en conflicto con Rusia, como una prueba más del ‎temperamento caprichoso del “sultán” Erdogan. Thierry Meyssan estima, por el ‎contrario, que Ankara da muestras de constancia en su larga búsqueda de identidad ‎propia, adaptándose cada vez a la nueva situación, a falta de saber definir su lugar.‎

El “Palacio Blanco”, el gigantesco complejo presidencial construido en Ankara por órdenes de Erdogan. ‎Turquía trata de compensar su incapacidad para definirse adoptando una forma de delirio de grandeza.


La Turquía actual es heredera, al mismo tiempo, de las hordas de Genghis Kan, del Imperio ‎Otomano y del Estado laico fundado por Mustafá Kemal Ataturk. Esta Turquía rechazó la ‎definición de sí misma que se planteaba en el Tratado de Sevres (1920) e impuso por la fuerza las ‎modificaciones que serían recogidas después –en 1923– en el Tratado de Lausana, pero hoy ‎sigue creyéndose incomprendida y despojada de una serie de territorios griegos, chipriotas, sirios ‎e iraquíes que aún sigue reivindicando como suyos. Esta Turquía persiste en la negación de los ‎crímenes que perpetró en el pasado, como el genocidio contra los no musulmanes.
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Después de un siglo sin lograr definirse, Turquía aplica una política exterior que se compone de ‎reacciones sucesivas ante las correlaciones de fuerzas regionales y mundiales, con lo cual da la ‎impresión, errónea, de que su voluntad es errática. 
El brusco cambio de posición que Turquía acaba de realizar ante Rusia no es resultado de un ‎capricho momentáneo sino, por el contrario, de la continuación de su continua búsqueda de ‎identidad en un entorno inestable. ‎
1- La desaparición de la URSS (1991)
Turquía, que no había pensado en consolidarse como miembro del bando vencedor de la guerra ‎fría, se vio a sí misma carente de una razón de ser ante la disolución de la URSS, el 26 de ‎diciembre de 1991.
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El hecho es que Turquía se había planteado modernizarse incorporándose a la comunidad ‎europea, pero los europeos no tenían ninguna intención de aceptarla y se han limitado a prolongar ‎interminablemente las negociaciones, permitiéndole alcanzar sólo el estatus de Estado Asociado a la Comunidad Económica Europea –‎desde 1963– y convertirse en candidato a la membresía –desde 1987.‎

Al mismo tiempo, Turquía tenía ante sí una segunda opción: encabezar el mundo musulmán, ‎siguiendo así las huellas del Imperio Otomano. Pero los sauditas, que presiden la Conferencia ‎Islámica, se oponían a ello. Aparecía entonces una tercera opción para Turquía: restablecer sus ‎vínculos con las poblaciones turcoparlantes de cultura mongola, que se habían hecho ‎independientes en Asia Central. ‎

Demasiado indecisa, Turquía dejó pasar el momento oportuno para la tercera variante. ‎Al ponerse a la cabeza de la Operación Tormenta del Desierto para expulsar a Irak de Kuwait, ‎el presidente estadounidense George Bush padre creó un orden regional estable basándose en el ‎triunvirato conformado por Arabia Saudita, Egipto y Siria. Tratando de ganarse un espacio, ‎Turquía estableció entonces una relación privilegiada con el otro huérfano del Medio Oriente, Israel, que comparte la obsesión turca de reclamar territorios.‎
2- El 11 de septiembre de 2001
Al destruir los dos principales enemigos de Irán –Afganistán e Irak–, el presidente George ‎Bush hijo permitió que ese país volviera a desempeñar un papel en la región. Teherán se puso ‎entonces a la cabeza del “Eje de la Resistencia” (Irán, Irak, Siria, Líbano y Palestina) ante todos ‎los demás países de la región, organizados alrededor de Arabia Saudita e Israel. 

A pesar de las apariencias y contradiciendo la lectura simplista que prevalece en Occidente, no se trataba de ‎una oposición entre proestadounidenses y antiestadounidenses, ni tampoco entre chiitas y ‎sunnitas, sino de un conflicto regional ficticio, alimentado por el Pentágono, siguiendo el ‎esquema que ya había aplicado durante la década de la inútil guerra entre Irak e Irán. Pero ‎esta vez, el objetivo final no era debilitar a los dos bandos sino lograr que las poblaciones de la ‎región destruyeran las estructuras de sus propios Estados, conforme a la estrategia ‎Rumsfeld/Cebrowski.‎

Siendo el único Estado de la región que entendió a tiempo esa estrategia del Pentágono ‎estadounidense, Turquía optó por protegerse manteniendo buenas relaciones con ambos bandos y ‎predicando el desarrollo económico en vez de la guerra civil regional. Así que se distanció ‎de Israel. ‎
Mapa del estado mayor estadounidense publicado en 2006 por el coronel ‎Ralph Peters. En contradicción con todas las previsiones, Estados Unidos se disponía a ‎desmantelar Turquía, considerada “aliado” de Washington, mediante la creación de un ‎‎“Kurdistán libre” que abarcaría vastos territorios turcos.


En 2006, cuando el coronel Ralph Peters publicó un mapa sobre los planes del estado mayor de ‎Estados Unidos, pudo verse que Estados Unidos se disponía a desmembrar Turquía mediante la ‎fundación de un “Kurdistán libre” vagamente basado en el Kurdistán cuya creación se había previsto ‎en 1920. Parte de los generales turcos cuestionó entonces el alineamiento de Turquía del lado ‎de Washington y aconsejó establecer otra alianza. Estos generales tantearon el terreno del lado ‎de Pekín –Moscú no había recuperado aún su lugar como potencia militar mundial.

Algunos ‎dieron un paso, abriendo un canal de discusión con China y comprando algún armamento a ‎ese país, pero fueron arrestados en 2008, junto a los responsables del Partido de los ‎Trabajadores (İsci Partisi, formación política de corte kemalista y maoísta), en el marco del ‎escandalo Ergenekon. Casi todos los oficiales del estado mayor turco fueron condenados a ‎largas penas de cárcel, supuestamente por espionaje a favor de Estados Unidos, antes de que ‎la verdad acabara por salir a la luz, con lo cual se anularon todos los juicios contra ellos.
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Fue en ese momento cuando Ankara aceptó crear un mercado común con la vecina Siria, para ‎protegerse de un eventual desmembramiento de su territorio, que tendría como pretexto el ‎llevado y traído tema del “Kurdistán libre”. ‎
3- Las «primaveras árabes» (2011)
En definitiva, durante la operación anglosajona de las llamadas «primaveras árabes», que tenían ‎como objetivo poner a la Hermandad Musulmana en el poder en todos los países del ‎Medio Oriente ampliado (o Gran Medio Oriente), Turquía creyó poder aprovechar el hecho que el ‎entonces primer ministro y hoy presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, era miembro de esa ‎cofradía para escapar al caos anunciado. Así que Turquía “despertó” en Libia la tribu otomana de ‎los misratas y ayudó la OTAN a derrocar al líder libio Muammar el-Kadhafi, a pesar de ser este ‎último un aliado de Ankara. Después, Turquía entró en guerra contra Siria… que también era ‎su socio comercial. Pero esas dos aventuras dieron al traste con la hasta entonces floreciente ‎economía turca

Mientras se esconde de los militares turcos que tratan de matarlo ‎por cuenta de la CIA, en julio de 2016, el presidente turco Erdogan se las arregla para ‎transmitir un mensaje a la población a través de un teléfono celular que la presentadora de ‎televisión sostiene ante las cámaras. El 15 de julio, Erdogan logra neutralizar a los golpistas y ‎recupera el control del país.


Cuando Rusia acude en ayuda de Siria y derrota a los yihadistas del Emirato Islámico ‎‎(Daesh), Turquía decide alejarse de las potencias occidentales. Se acerca a Moscú, compra los ‎sistemas antiaéreos rusos S-400 y la central atómica de Akkuyu, se compromete con el proceso ‎de paz en Siria durante los encuentros de Sochi y de Astana. La CIA responde manipulando la ‎organización del predicador islamista turco Fetullah Gulen y financiando el HDP (Partido de las ‎Minorías) contra el AKP (el partido islamista del presidente Erdogan). En resumen, van al historial de ‎la CIA contra Turquía el derribo de un avión ruso de combate Sukhoi-24 en la frontera turco-‎siria, al menos un intento de asesinar a Erdogan, un intento fallido de golpe de Estado y el ‎asesinato del embajador ruso Andrei Karlov, entre otros hechos.
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Aturdida, Turquía respondió con una extensa cacería de brujas, llegando incluso a encarcelar ‎medio millón de personas por un intento de asesinato en el que estuvieron implicados ‎cuando más algunos cientos de militares. ‎

Turquía se situó entonces a medio camino entre Washington y Moscú, buscando su ‎independencia pero corriendo el peligro de verse aplastada en cualquier momento por algún tipo ‎de acuerdo entre los Dos Grandes. Al mismo tiempo, Turquía se posicionó de tal manera que ‎apoyaba y a la vez obstaculizaba a sus dos padrinos: o sea participó en la guerra contra Siria y ‎simultáneamente apoyó a Irán e instaló bases militares en Qatar, Kuwait y Sudán. 
Además de que no es posible mantener mucho tiempo ese tipo de postura, Turquía se vio ‎dividiendo sus esfuerzos entre cinco frentes al mismo tiempo: la Unión Europea, al firmar con esta un ‎acuerdo sobre los migrantes; el mundo árabe, al cual dice defender ante Israel; Asia Central, ‎que trata de mantener bajo su ala; la OTAN, de la cual sigue siendo miembro; y Rusia, a la que ‎trata de seducir.‎
4- El asesinato del general iraní Qassem Suleimani
El mundo entero creyó –erróneamente– que, extenuado, Estados Unidos se retiraba del ‎Medio Oriente ampliado, dejando el campo libre a Rusia. En realidad, Washington retiraba ‎sus tropas, pero mantenía su intención de conservar el control de la región a través de sus numerosos ‎intermediarios armados y entrenados: los yihadistas. ‎

Ante la voluntad estadounidense de proseguir en el norte de África el plan de destrucción ya ‎iniciado en la parte asiática del Medio Oriente ampliado y estimando que fue involuntariamente el ‎gobierno iraní –no Israel– quien ayudó al Pentágono a concretar el asesinato del general Qassem ‎Suleimani, el gobierno turco volvió a revisar sus planes.
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Turquía está de regreso en la órbita de Estados Unidos. Después de haber negociado la paz ‎en Siria, el 13 de enero en Moscú, Turquía desafía ahora bruscamente a Rusia con el asesinato, ‎el 1º de febrero, de 4 oficiales rusos del FSB, en la región siria de Alepo. ‎

El ejército turco, la tribu de los misrata (descendientes de otomanos) en Libia y los yihadistas aún ‎atrincherados en la región siria de Idlib –de los cuales al menos 2.500 fueron trasladados ‎en mes y medio por los servicios secretos turcos– ya comenzaron a desangrar Libia, con la colaboración quizás también involuntaria del mariscal libio Khalifa Haftar. El objetivo es que todas ‎las partes se desgasten al máximo.‎

Thierry Meyssan 

Nota: En las etiquetas TURQUIA - ERDOGAN podrá el lector encontrar gran información sobre la política nacional turca y sobre la personalidad del mandatario de ese país.    

12 febrero 2020

La interpretación de la Shoah





por Thierry Meyssan 


Breve nota del editor del blog 

Fines de enero fue muy agitado en cuanto a la memoria histórica conmemorativa de la liberación del principal campo de concentración de la Alemania nazi fuera de sus fronteras (Auschwitz - Polonia). Hemos esperado un razonable tiempo para presentar esta publicación, debido a que los medios de comunicación de todo tipo se hallaban cubriendo los actos. 

No cabe duda que en muchos aspectos y dadas las recientes declaraciones oficiales de la Unión Europea, este tipo de conmemoraciones vienen cubiertas con un matiz de corte político que intentan reinterpretar la historia con fines nada nobles y minimizando el recuerdo de las víctimas, a las que, sin embargo, no se cansan de homenajear en diversos actos públicos.

El presente ensayo del internacionalista francés Thierry Meyssan abarca cuestiones tanto del pasado como del presente en el complejo mundo de la política internacional. Solo acotar que esa memoria atávica, primitiva, del ser humano nos recuerda que los humanos preferimos la violencia, la muerte, la guerra sobre otras cosas como forma de demostrar nuestra superioridad ante otro semejante. Esa es una de las reflexiones que obtenemos analizando los anales de la historia. 

Quisiera explicar más detalles de ese trágico episodio, pero dado el contenido de la siguiente investigación no es conveniente, por el momento... La siguente no es una historia de guerra, ni de genocidios, es el análisis de los antecedentes de un crimen que no es solo fruto de la mentalidad nazi, es parte de la "cultura" colonialista de los imperios europeos y sus "instintos" de superioridad, en fin, es algo que ha existido a lo largo de la historia.


***

El «deber de memoria» u «obligación de recordar»


Los seres humanos siempre prefieren hacer todo lo posible por olvidar tanto las desgracias que ‎los hicieron sufrir como las desgracias que ellos mismos provocaron. Esa es la lógica que siguen ‎los romaníes, cuyas familias fueron masacradas junto a las familias judías, y les va mucho mejor.
Por supuesto, para los descendientes es importante rendir homenaje a la memoria de sus ‎familiares muertos. Pero no será eso lo que logre evitar nuevos genocidios. Esto último ‎no tiene nada que ver con la identidad ni con la condición de las víctimas, ni con ‎las de los verdugos. Sólo se trata de la condición humana y ninguno de nosotros está al abrigo ‎de convertirse en monstruo. La civilización nunca es innata.             
 T. Meyssan


Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los nazis perpetraron masacres contra los ‎judíos de Europa y los romaníes. La interpretación de uno de esos genocidios se basa ‎en un desconocimiento de la condición humana y agitan una cantidad de pasiones que, ‎lejos de evitar nuevos genocidios, más bien los propicia.‎


Está conmemorándose el 75º aniversario de la liberación del campo de concentración de ‎Auschwitz, donde perecieron más de un millón de prisioneros. Hoy se ha convertido a Auschwitz en el ‎símbolo de los campos de exterminio, de los crímenes perpetrados por los nazis y de la Shoah. 
Algunos negacionistas han tratado de rehabilitar la Alemania nazi poniendo en duda su intención ‎de proceder al exterminio de poblaciones, cuestionando que haya asesinado realmente millones ‎de personas y que haya asesinado prisioneros en cámaras de gas. Esa abyecta polémica ha ‎relegado a un segundo plano la cuestión de la comprensión de los hechos. Desde el juicio de ‎Adolf Eichmann, en 1962, la interpretación prevaleciente es la que adoptó la Agencia Judía ‎en aquella época: a partir de la conferencia de Wansee, el antisemitismo nazi se tradujo en un ‎plan de exterminiola Shoah– contra las poblaciones judías de Europa, lo cual marca un punto de ‎ruptura en la Historia. Los judíos, eternos perseguidos, sólo estarán definitivamente protegidos en ‎el Estado de Israel. ‎

Pero, como demostraré aquí, esa interpretación contemporánea ignora toda una serie de hechos ‎relacionados con la cuestión. ‎


En 1994, unas 800.000 personas fueran masacradas a machetazos en Ruanda, en sólo varias semanas.‎ 


La larga historia de los genocidios
Durante los cuatro siglos de colonización del mundo por parte de los europeos occidentales, ‎numerosos Estados supuestamente civilizados perpetraron genocidios.
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Por ejemplo, cuando el presidente del consejo de ministros del Reino de Italia, Benito Mussolini, ‎proclamó el Segundo Imperio Colonial Italiano, decidió fundar una colonia italiana en Etiopía. ‎Ante la resistencia de los etíopes, Mussolini concibió un plan de «limpieza étnica» que abarcaría ‎toda una región de Etiopía cuya población sería exterminada para sustituirla por colonos italianos. ‎En el marco de ese plan, Mussolini hizo que el virrey Rodolfo Graziani utilizara aviones para regar ‎gas mostaza sobre las aldeas etíopes rebeldes.‎

El uso extensivo de las masacres no es una exclusividad de los europeos occidentales ni de la ‎ideología colonial. Bajo el Imperio Otomano, el sultán Abdul Hamid II organizó la masacre ‎contra los no musulmanes (desde 1894 hasta 1896). El sultán Abdul Hamid II fue derrocado ‎en 1909 por los «Jóvenes Turcos», movimiento militar que reactivó la masacre contra las ‎poblaciones no musulmanas, principalmente en 1915 y 1916. Ambos regímenes compartían la ‎misma ideología –el panislamismo–, según la cual la identidad turca es exclusivamente ‎musulmana. Los armenios fueron los más afectados pero todas las confesiones no musulmanas ‎fueron perseguidas por ambos regímenes. Aquellas masacres no fueron perpetradas en los ‎territorios conquistados por el Imperio Otomano sino en los territorios que hoy forman parte de ‎Turquía [1].‎

Así que existen al menos 2 motivos diferentes para tales masacres:‎ 

- un objetivo militar: la eliminación de poblaciones que oponen resistencia;‎ 
- un objetivo ideológico: la eliminación de poblaciones consideradas extranjeras. 

La política nazi perseguía ambos objetivos pero el exterminio de los judíos en Europa en particular, solo respondía ‎a un objetivo ideológico.‎

Los genocidios tampoco son una exclusividad de los más fuertes contra los más débiles, como ‎queda demostrado por el genocidio perpetrado en Rwanda por los hutus contra la etnia tutsi. ‎Ambos pueblos eran numéricamente similares y la masacre no fue perpetrada por milicias sino ‎principalmente por la población hutu y con machetes. ‎

Estas masacres de masas constituyen «crímenes contra la humanidad». Fue única y ‎exclusivamente bajo esa denominación que el Tribunal Internacional de Nuremberg juzgó a los ‎responsables del genocidio perpetrado contra los judíos de Europa. La noción de «genocidio» ‎fue incorporada al derecho tiempo después de los juicios de Nuremberg. ‎

Bajo la influencia de Raphael Lemkin, se consideró después el genocidio como un crimen aparte ‎entre los crímenes contra la humanidad. Pero también se introdujo una noción de culpabilidad ‎colectiva, lo cual contradice el principio básico de la responsabilidad personal y es contrario al ‎objetivo que se busca. La evolución del concepto ha llevado a que el derecho estadounidense ‎considere hoy que el asesinato de al menos dos personas, motivado sólo por lo que son esas personas ‎y no por sus actos, es suficiente para ser clasificado como «genocidio». 

Estados Unidos se planteó la cuestión racial antes que Alemania. Pero, ‎en vez de asesinar a las poblaciones que consideraban “razas inferiores”, los estadounidenses ‎se pronunciaron por su esterilización obligatoria.‎ 
¿Por qué los nazis trataron de exterminar a los judíos?
El programa nazi preveía reconstituir el imperio alemán cuyo surgimiento quedó bloqueado ‎al final de la Primera Guerra Mundial por el Tratado de Versalles. Pero en vez construir el imperio ‎alemán conquistando África, Asia o Latinoamérica, territorios ya distribuidos entre el Reino Unido ‎y Francia, Alemania se planteó la conquista del este de Europa
Los nazis, herederos de Goethe y de Beethoven, se creían humanistas de nacimiento. Conforme a ‎la ideología colonialista europea, justificaban su voluntad de conquista afirmando que ‎los pueblos que pretendían dominar eran culturalmente inferiores. Adolf Hitler así lo explica en ‎‎Mein Kampf. En ese libro, Hitler nunca habla de «subhumanos» (untermenschen). ‎Esa expresión sólo apareció más tarde, a raíz del «consenso científico» de la época: ‎los medios científicos occidentales estaban convencidos de que las conquistas coloniales ‎demostraban la existencia de una jerarquía entre las razas y que los europeos occidentales ‎estaban en lo más alto de esa jerarquía, así que buscaban cómo distinguir esas razas entre sí ‎mediante una serie de características [2]. ‎La ciencia actual ha demostrado lo absurdo de esa noción, que sin embargo persiste en ‎numerosos países, como en Estados Unidos, donde las estadísticas oficiales siguen clasificando a ‎las personas según ese concepto imaginario [3].‎

Para los nazis, los primeros «subhumanos» eran, por consiguiente, los eslavos, cuyos territorios ‎pretendían conquistar, y su primer blanco fueron los eslavos. Sin embargo, como el canciller ‎Hitler justificaba su voluntad de conquista de un espacio vital (lebensraum) afirmando la ‎superioridad de su «raza» –concepto ampliamente compartido en aquella época por los pueblos ‎occidentales– agregó a su lista los romaníes (o sea la población denominada indistintamente ‎como pueblo gitano, cíngaros o roms) y los judíos simplemente por tratarse de pueblos nómadas o de ‎pueblos sin tierra. Por supuesto, esta condena de los judíos como raza se basaba en el ‎antisemitismo europeo, que el propio Hitler alimentó, pero no fue por antisemitismo que ‎los judíos fueron clasificados como «subhumanos». De hecho, aunque no existe una cultura ‎europea antiromaní, ese pueblo también fue clasificado como «subhumano». ‎

La noción misma de antisemitismo no tiene mucho que ver con los judíos. Los semitas son ‎árabes, algunos de ellos de confesión judía. Por otro lado, gran parte de los judíos de Europa ‎no son originarios de Palestina sino descendientes de poblaciones del Cáucaso convertidas en el ‎siglo X [4].‎

Inicialmente algunos nazis no eran tan hostiles a los judíos alemanes como hoy se cree [5].‎ 

- Antes y después del ascenso de los nazis al poder –pero ya bajo la autoridad de Josef Goebbels–‎‎, Leopold von Mildenstein organizó viajes de oficiales nazis a Palestina, entonces bajo mandato ‎británico. El partido nazi (NSDAP) consideraba inaceptable que los judíos no tuviesen su propio ‎Estado y, por consiguiente, apoyaba la noción del hogar nacional judío en Palestina

- Cuando Alemania ya había adoptado leyes contra los judíos, el partido nazi negoció con la ‎Agencia Judía, en 1933, los Acuerdos de Haavara que autorizaban a los judíos a instalarse ‎en Palestina [6].‎ 

- Las cosas evolucionaron en una mala dirección. En 1938, o sea antes de la guerra, el ministro ‎francés de Exteriores, Georges Bonnet, propuso a la Alemania nazi trasladar los judíos franceses ‎y alemanes a la colonia francesa de Madagascar. Polonia –como acaba de recordarlo ‎el presidente ruso Vladimir Putin– se unió entonces a Francia y Alemania para crear una comisión ‎encargada de preparar la aplicación de ese plan, que nunca llegó a concretarse [7]. ‎

No fue hasta finales de 1941, después de haber agotado todas las opciones y cuando la invasión ‎iniciada contra la URSS comenzó a convertirse para ellos en una pesadilla, que los nazis optaron ‎por la «solución final»: el asesinato en masa.

Rudolf Höss ante el tribunal de Nuremberg. ‎ 

El caso de Rudolf Höss
Antes de la Primera Guerra Mundial, Alemania disponía de un imperio, como las demás grandes ‎potencias europeas. Como militar alemán, Franz Xaver Höss fue enviado al Sudoeste Africano –la ‎actual Namibia–, donde participó en el primer genocidio del siglo XX: la masacre contra las etnias ‎herero y nama. ‎

Su hijo, Rudolf Höss, se enroló desde muy joven en el ejército imperial, durante la Primera Guerra ‎Mundial, y formó parte de los refuerzos alemanes enviados al Imperio Otomano. En sus ‎memorias, Rudolf Höss dice haber luchado contra los británicos en Palestina [8]. En realidad, ‎Rudolf Höss estuvo en la Turquía actual y participó en la masacre desatada por el movimiento ‎militar de los Jóvenes Turcos contra las poblaciones no musulmanas.
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Veinte años después, Rudolf Höss, se enroló en las SS y fue nombrado, en 1940, director del ‎complejo de Auschwitz. Al principio, Auschwitz era un campo de concentración concebido según ‎el modelo de los que habían creado los británicos durante la Guerra de los Boers, en África ‎del Sur. A finales de 1941, se agregó un campo de exterminio (Auschwitz-Birkenau) y, ‎a mediados de 1942, un campo de trabajos forzados (Auschwitz-Monowitz), donde el banquero ‎estadounidense Prescott Bush –padre y abuelo de los dos presidentes Bush– invirtió capitales que ‎le reportaron jugosas ganancias [9].‎

Rudolf Höss afirmó haber sido siempre un hombre normal. Aunque parezca increíble, este individuo ‎no veía como anormal el asesinato masivo de armenios y judíos… en definitiva su padre había ‎asesinado en masa africanos hereros y namas. ‎

El profesor austriaco Konrad Lorenz, fundador de la etología y ‎premio Nobel, era un nazi convencido. Militó en pro de que los homosexuales fuesen ‎marginados de la sociedad, como en los casos donde la medicina impone la amputación de una ‎parte del cuerpo para salvar al paciente. ‎ 

El «exterminio» de los homosexuales



Siguiendo el consenso científico de su época, los nazis trataron de preservar la «raza» ‎germánica prohibiendo los matrimonios interraciales. Eso no era nada nuevo, en Alemania ya ‎se hacía desde 1905, o sea antes de la Primera Guerra Mundial, y también se había hecho en ‎muchos otros países occidentales. ‎

Pero no se trataba sólo de impedir el nacimiento de mestizos, también se buscaba preservar el ‎patrimonio genético de la raza. El Instituto Káiser Guillermo (equivalente alemán del actual CNRS ‎francés (Centro Nacional de la Investigación Científica, siglas en francés) afirmó que si ‎un hombre penetraba a otro hombre podía transmitirle elementos de su patrimonio genético, ‎lo cual significaba que los «homosexuales pasivos» constituían un riesgo. Es por eso que ‎los nazis penalizaron la homosexualidad entre hombres, a pesar de que inicialmente esta ‎había sido públicamente dominante entre los miembros del partido nazi. ‎

Los homosexuales sorprendidos in fraganti eran “invitados” a aceptar la castración o ‎encarcelados como antisociales. Numerosos médicos, como Sigmund Freud, distribuyeron entonces certificados médicos que presentaban la homosexualidad como una enfermedad y ‎afirmaban que el “paciente” en cuestión estaba siguiendo una terapia, con lo cual salvaban ‎al paciente de la castración y de la cárcel. Ciertos grupos citan hoy aquellos certificados falsos ‎para afirmar que el fundador del psicoanálisis condenaba la homosexualidad o la consideraba una ‎patología. ‎

Después de haber asistido en Ámsterdam a la inauguración de un monumento dedicado a los ‎homosexuales deportados –que al parecer fueron unos 5.000 en todo el Reich–, yo mismo ‎fundé una asociación para que se reconociera ese crimen en Francia. Así organicé varias ‎ceremonias con asociaciones de deportados. Conocí entonces a un testigo, Pierre Seel, que ‎contó con lujo de detalles como fue deportado al campo de concentración de Struthof debido a su ‎condición de homosexual y logré que se modificaran por decreto las condiciones para el ‎reconocimiento de la categoría de deportado para que Pierre Seel fuera reconocido como tal. ‎Pero, durante la elaboración de su expediente, se comprobó que aquel testigo mentía y que había ‎sido deportado como alsaciano desertor [10]. Pedí ‎entonces a un amigo, el senador Henri Caillavet, presidente de la Comisión Nacional de ‎Informática y Libertades (CNIL), que investigara sobre la deportación de homosexuales franceses. ‎Al cabo de un año de investigación, el senador Caillavet comprobó que la policía francesa ‎nunca abrió un fichero dedicado a los homosexuales y que nunca hubo deportaciones de ‎homosexuales en Francia, ni tampoco en la Alsacia anexada por el Reich. A pesar de ‎lo anterior, la versión de Pierre Seel fue popularizada y en la ciudad de Toulouse existe incluso una ‎calle que lleva su nombre. ‎

Esta historia me enseñó mucho sobre las exageraciones que los grupos humanos pueden llegar a ‎orquestar para atribuirse la aureola de mártires. Se extendió así la creencia de que el Reich quiso ‎exterminar a los homosexuales masculinos y las lesbianas, lo cual es absolutamente falso. Nunca ‎hubo represión del lesbianismo y los nazis sólo reprimieron la homosexualidad entre los hombres ‎e incluso únicamente entre las poblaciones llamadas «arias». Sólo 48 hombres fueron ‎identificados como homosexuales en Auschwitz. Habían sido deportados a ese campo de ‎concentración y, los que sobrevivieron, fueron liberados en 1942 y obligados a servir como ‎‎«arios» en la «guerra total» contra los Aliados. ‎

¿Tenemos que recordar aquí que las cuestiones de los judíos, los romaníes o los homosexuales ‎no tuvieron absolutamente nada que ver con el inicio de la Segunda Guerra Mundial?
Otto Buchinger, pionero de la ecología. 


Régimen de alimentación
Sigue pareciendo difícil entender por qué los nazis alimentaban, aunque ciertamente muy mal, a los prisioneros ‎que querían eliminar. En realidad alimentaban sólo a los que querían explotar como fuerza de ‎trabajo. Con ellos utilizaban la extraña sopa del doctor Otto Buchinger.‎

Este gran médico era un militante de la Lebensreform, del regreso a la naturaleza. Otto ‎Buchinger teorizó sobre el papel reparador del ayuno y descubrió que se puede trabajar duro y ‎casi sin comer si uno bebe una sopa muy clara. El cuerpo pierde volumen rápidamente pero ‎produce una gran energía. Los trabajos del doctor Otto Buchinger aún se aplican en las clínicas ‎que sus descendientes poseen en Alemania y España, donde los miembros de las dinastías ‎reinantes en las monarquías árabes ‎del Golfo suelen internarse para bajar de peso. Los nazis, que ‎también eran fervientes partidarios del regreso a la naturaleza –el propio Hitler era vegetariano y ‎prohibía que se fumara en su entorno– utilizaron la sopa del doctor Otto Buchinger para hacer ‎trabajar a sus prisioneros, sabiendo que al final ese régimen de alimentación acabaría ‎matándolos.

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El ritual judío del holocausto.‎ 

Solución final, Holocausto y Shoah
Los historiadores designan la liquidación de los judíos de Europa como la «solución final». Pero ‎también se conoce como el «Holocausto» o la «Shoah», dos términos que designan ‎interpretaciones particulares de ese hecho. ‎

El término “holocausto” es utilizado por los cristianos evangélicos estadounidenses y hace ‎referencia a un ritual judío donde se sacrifica una décima parte de los animales y sus cuerpos son quemados. Según su teología, Dios dispuso el exterminio de los judíos de Europa antes de que ‎el Mesías regresara a la Tierra. Así que no es un término muy respetuoso para las víctimas. ‎En todo caso, cuando conocieron la existencia de los campos de exterminio, algunos oficiales ‎evangélicos estadounidenses aconsejaron a su estado mayor no intervenir para ‎no interferir en lo que veían como el «plan de Dios». Dado el hecho que los nazis ‎se esforzaban por matar lejos de la mirada pública, bombardear las vías férreas habría bastado ‎para detener instantáneamente el genocidio, no sólo de los judíos sino también de los romaníes. ‎

La palabra Shoah es un vocablo hebreo que significa “catástrofe” y que hace referencia al ‎silencio de Dios durante la tragedia. Por analogía, los palestinos designan su propia expulsión de ‎la tierra palestina, en 1948, como la Nakba, vocablo que también significa “catástrofe” pero ‎en árabe. ‎

Sabiendo todo lo anterior, no parece que el genocidio contra los judíos sea diferente a ‎los demás, ni que constituya un punto de ruptura en la Historia o que sea resultado sólo del ‎antisemitismo. Y mucho menos que el Estado de Israel ofrezca a los judíos la protección a la que ‎tendrían derecho. Si así fuese, no habría en Israel 50.000 sobrevivientes de los campos de ‎exterminio que viven hoy por debajo del límite de pobreza. 

En 2016, Rusia realiza un concierto en el gran anfiteatro antiguo de la ‎ciudad siria de Palmira, utilizado por los yihadistas del Emirato Islámico (Daesh) para asesinar ‎públicamente “enemigos de Dios”. Ese concierto marca el regreso de la civilización. 


Ni buenos ni malos, tan solo hombres
La puesta en práctica de la «solución final» fue planificada por los nazis y parcialmente llevada ‎a cabo por alemanes. Pero la gran mayoría del personal de los campos de exterminio venía de las ‎repúblicas bálticas.‎

Si se considera que de todos los implicados ninguno hizo nada por detener el crimen, es ‎cuando menos injustificado atribuir la responsabilidad únicamente a Alemania. Lo cierto es que la época ‎pensaba como los nazis, aunque sólo ellos fueron hasta las últimas consecuencias de lo que ‎pensaban. ‎

La evaluación de una ideología debe tener en cuenta sus premisas y admitir que todos podemos ‎acabar tomando una dirección equivocada
Por ejemplo, el Estado de Israel se creó en nombre de la ideología sionista británica [11]. ‎Se trataba de crear una colonia que contribuyera a la expansión del Imperio británico. Israel fue ‎proclamado por David Ben-Gurion, que no era judío en el sentido religioso del término sino ateo, ‎aunque hacia el final de su vida recobró la fe y se hizo… budista. El Estado de Israel concede la ‎nacionalidad israelí según criterios que nada tienen que ver con la religión judía, de manera que ‎esos criterios incluyen numerosas personas rechazadas por los rabinos. Israel no optó por la ‎eliminación de las poblaciones autóctonas y prefirió expulsarlas de los territorios donde vivían. ‎Poco a poco ha ido ocupando nuevos territorios, tragándose casi por completo los territorios de ‎los árabes palestinos. Sin embargo, como algunos palestinos obtuvieron la nacionalidad israelí ‎en 1948 y hoy representan una quinta parte de la población de Israel.

El primer ministro ‎Benyamin Netanyahu –miembro del Likud– impuso la proclamación de Israel como «Estado ‎judío», oficializando así una jerarquización entre los ciudadanos israelíes e imponiendo al Estado ‎una lógica de selectividad entre sus ciudadanos. A pesar de las apariencias, es exactamente ‎la misma lógica que condujo el primer ministro laborista Yitzhak Rabin a plantearse la «solución ‎de los dos Estados»: el objetivo es separar las «razas». Todavía es posible dar marcha atrás. 

Ceremonia de conmemoración del 75º aniversario de la liberación de los ‎prisioneros de Auschwitz.‎ 


[1] «La Turquía de hoy continúa el genocidio armenio», por ‎Thierry Meyssan, Red Voltaire, 30 de abril de 2015.
[2] The Nazi Connection: Eugenics, American Racism, and ‎German National Socialism, Stefan Kuhl, Oxford University Press, 2002; War Against the Weak: ‎Eugenics and America’s Campaign to Create a Master Race, Edwin Black, Dialog Press, 2012.
[3] Hitler’s American Model: The United States and the ‎Making of Nazi Race Law, James Q. Whitman, Princeton University Press, 2017.
[4] The Invention of the Land of Israel: From Holy Land to Homeland, Slomo Sand, Verso, ‎‎2012. Existe una edición en francés titulada Comment la terre d’Israël fut inventée: De la ‎Terre sainte à la mère patrie, [En español: “Como se inventó la tierra de Israel: de la ‎Tierra Santa a la madre patria”], Flammarion, 2014.
[5] The ‎Origins of the Final Solution: The Evolution of Nazi Jewish Policy, September 1939-March 1942, ‎Christopher R. Browning, University of Nebraska Press, 2004.
[6] The Transfer Agreement: The Dramatic Story of the Pact Between the Third Reich ‎and Jewish Palestine, Edwin Black, Dialog Press, 2009.
[7] «Rusia recuerda que Polonia y ‎el III Reich habían planificado ‎la deportación de los judíos desde 1938‎», Red Voltaire, 25 de diciembre de 2019.
[8] Death Dealer: The ‎Memoirs of the SS Kommandant at Auschwitz, Rudolf Hoss, Prometheus, 2012.
[9] «Los Bush y Auschwitz, una larga historia», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, ‎1º‎ de junio de 2003.
[10] La región geográfica denominada Alsacia, en el este ‎de Francia, es de cultura inicialmente germánica y, en diferentes momentos de la historia, estuvo ‎sucesivamente bajo control alemán o francés. Durante la Segunda Guerra Mundial, Alsacia, para ‎entonces parte de Francia, fue anexada nuevamente por el Reich y los jóvenes alsacianos fueron ‎incorporados al ejército alemán o considerados desertores. Nota de la Red Voltaire.
[11] «¿Quién es el enemigo?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 4 de agosto de 2014.

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