Piotr Krivonógov. ‘La victoria’ (1948)
por Tito Andino
Resumen de artículos recopilados de
este blog y de fuentes de actualidad.
Historia y no propaganda
Parte IX
¿Qué puede esperar Rusia de Occidente en la guerra de Ucrania?
Como hemos expresado en varias entradas sobre esta serie de Occidente contra Rusia, la tarea básica que realizamos es recopilar y resumir decenas de artículos de expertos internacionales. Insistiremos hasta el cansancio que las fuentes de consulta provienen desde medios de la derecha tradicional y otros desde la “izquierda radical” (medios alternativos), por lo que no hay apasionamiento político alguno sobre el tema, son hechos históricos y contemporáneos contrastables. Es la realidad del momento que, obviamente, no escucharemos en los telediarios. Sin más, buena lectura.
"El objetivo occidental es debilitar, dividir y, en última instancia, destruir nuestra nación. Afirman abiertamente que, dado que lograron desintegrar la Unión Soviética en 1991, ahora es hora de dividir Rusia en muchas regiones separadas que estarán enfrentándose entre sí". Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia.
Parecería lógico que lo que Rusia busca es recuperar (o conquistar conforme la tesis contraria) ancestrales territorios que antaño pertenecieron al Imperio Ruso y que fueron cedidos a Ucrania en tiempos de la Unión Soviética. Dos más claros y evidentes casos son Novorossiya y Crimea. Sobre el tema ya hemos abordado en anteriores ponencias. Pero si valdría la pena recordar algo evidente sobre Crimea.
Por curiosidad deberíamos repasar los mapas sobre los cambios territoriales de los últimos siglos en Europa. Hasta mediados del siglo XX Crimea se mantenía señalado como territorio ruso (siempre lo fue), menos durante la larga dominación del Imperio Otomano. La historia nos dice que en 1783 el Imperio Ruso logró vencer en las guerras contra los otomanos e incorporó Crimea a su territorio. La posición estratégica de Crimea ha sido la causa de diversos conflictos como la actual guerra ruso-ucraniana/OTAN. Otro ejemplo es la Guerra de Crimea de 1854 contra los británicos. Luego de la Revolución Rusa de 1917 aparecieron regímenes de corta duración proclamando una Crimea soberana. Los bolcheviques retomaron Crimea como parte de Rusia y Crimea se convirtió en una república soviética autónoma dentro de Rusia. En la segunda guerra mundial Crimea cayó bajo poder alemán, luego de la guerra Crimea se degradó de República Soviética Rusa a Oblast ruso (demarcación administrativa equivalente a una región).
La transferencia del oblast de Crimea a Ucrania fue una acción administrativa del Presidium del Soviet Supremo, descrito por muchos historiadores como un "gesto simbólico" al conmemorarse el 300ª aniversario de la unión de Ucrania con Rusia por el Tratado de Pereyaslav como se conocía en la Unión Soviética. Por ese acto, el 19 de febrero de 1954, se cedió el gobierno de Crimea de la RSS de Rusia a la RSS de Ucrania, atribuido al primer secretario del Partido Comunista, Nikita Khrushchev (ucraniano) sobre la base del "carácter integral de la economía, la proximidad territorial y los estrechos lazos económicos y culturales entre la provincia de Crimea y la RSS de Ucrania...".
Volvamos al presente. A pesar de toda la charla de '¿Qué quiere Putin?', no puede ser más claro lo que Rusia quiere. La lista de demandas presentadas a los Estados Unidos en 2021 fue clara:
No hay membresía de la OTAN para Ucrania y una retirada de la OTAN de los estados bálticos y Europa del Este. Rusia con toda la evidencia del caso ha demostrado que la presencia de la OTAN en sus fronteras es agresiva al instalar bases de misiles apuntando a... sí, a Rusia; y, también se puede contestar con otra pregunta: ¿Toleraría Estados Unidos que Rusia instale bases de misiles en Cuba, al igual que aconteció entre 1961-1962?
Hemos señalado anteriormente que esto no es Hollywood, existe una posibilidad real de que se produzca un error de cálculo y de que estalle una guerra entre Rusia y Occidente, y quien está provocando tal histérica posibilidad al aumentar las tensiones no es Rusia, son las acciones de la OTAN.
El Dr. Vladislav B. Sotirovic, ex profesor universitario en Vilnius, Lituania publicó en abril de 2024 “Los ‘catorce puntos’ de Rusia para una política de seguridad europea: ¿por qué se rechazó la propuesta de Moscú de 2009?”
En efecto, en 2009, el presidente en Rusia era Dimitri Medvédev (2008-2012) quien propuso una nueva política europea de seguridad conocida como los "Catorce Puntos", es decir, un nuevo tratado de seguridad para mantener la seguridad europea y la capacidad de los estados y sociedades para conservar su identidad independiente e integridad funcional (la propuesta fue pública y se publicó originalmente en la página web de la Presidencia el 29 de noviembre de 2009. En realidad no tiene exactamente 14 puntos y más oficialmente es recordado como el Plan Medvédev-Sarkozy dentro de la propuesta de paz para terminar con el conflicto ruso-georgiano en Osetia del Sur).
La propuesta de tratado fue trasladada a los líderes de la OTAN, la UE, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y la Organización de Cooperación en Materia de Seguridad en Europa (OSCE). Rusia señalaba estar abierta a cualquier propuesta democrática relativa a la seguridad continental, esperando una respuesta positiva de los “socios” occidentales de Rusia.
La iniciativa, la más significativa en las Relaciones Internacionales por parte de Rusia desde la desaparición de la URSS en 1991, pudo haber salvado la integridad territorial ucraniana, fue rechazada debido a la actitud rusófoba de Washington que temía que Europa se sentara a discutirla.
Wikimedia Commons / Editado
El programa de Medvédev tenía cierta similitud al presentado por el presidente Woodrow Wilson (8 enero 1918). Ambos programas tienen dos cosas en común: Defensa del multilateralismo en el ámbito de la seguridad amparado en el derecho internacional; y, presentaba las herramientas necesarias para su implementación (que fueron tildadas de idealistas, en los dos casos).
Sería tedioso explicar los 14 puntos de Medvédev, pero insistamos que se proponía a las partes cooperar sobre la base de unos principios de seguridad indivisible, igualitario e irrompible, bajo “las normas existentes del derecho internacional de la seguridad según la Carta de la ONU, la Declaración sobre los Principios del Derecho Internacional (1970) y el Acta Final de Helsinki de la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa (1975), seguida por la Declaración de Manila sobre la Solución Pacífica de Disputas Internacionales (1982) y la Carta de Seguridad Europea (1999)”.
Rusia proponía el tratado como una reafirmación de los principios que guían las relaciones de seguridad entre los Estados, pero sobre todo el respeto a la independencia, la integridad territorial, la soberanía dentro de las fronteras de los Estados-nación y la política de no usar la fuerza ni la amenaza de su uso en las relaciones internacionales.
Uno de los puntos fundamentales señala que “Una Parte en el tratado no permitirá el uso de su territorio y no utilizará el territorio de ninguna otra parte para preparar o llevar a cabo un ataque armado contra cualquier otra parte o partes en el tratado o cualquier otra acción que afecte significativamente la seguridad de cualquier otra parte o partes en el tratado”. La propuesta establecía el mecanismo para abordar cuestiones relacionadas con la implementación, resolución de diferencias o disputas, interpretación o aplicación. El tratado estaría abierto a la firma de todos los estados del espacio euroatlántico y euroasiático y organizaciones internacionales como la UE, OSCE, OTSC, OTAN y la CEI.
Además: Rusia propuso a Washington y Bruselas tres condiciones que, si eran aceptadas por la OTAN, podrían haber hecho posible la ampliación de la OTAN:
1) Prohibición de estacionar armamento nuclear en el territorio de nuevos miembros de la OTAN;
2) Toma de decisiones conjunta entre la OTAN y Rusia en cuestiones de seguridad europea si se trataba del uso de la fuerza militar; y,
3) Un tratado jurídicamente vinculante.
Ninguna de estas condiciones propuestas para la cooperación de seguridad OTAN-Rusia en Europa fue aceptada. En consecuencia, Rusia implementó una nueva doctrina militar en 2010 basada en que la “seguridad internacional” existente no ofrece las mismas garantías para todos los estados ("seguridad asimétrica"). Estaba claro que la OTAN desea convertirse en el actor global supremo y expandirse militarmente hacia las fronteras rusas, eso se convierte en una amenaza militar externa hacia Rusia.
Desde Estados Unidos quedó claro que no participaría en los esfuerzos multilaterales para abordar los problemas de seguridad tanto europeos como mundiales, la agenda rusa propuesta a debate para un nuevo concepto de seguridad europea fue vista desde Occidente como un intento de socavar a la OTAN y su política expansionista hacia el este desde 1991.
Mapa Ampliación de la OTAN
A pesar de que ya lo hemos abordado en posteos anteriores, la información que se recopila sobre los antiguos planes tanto de Estados Unidos y de Europa para dividir a Rusia es impresionante. Volvemos a dar una corta revisión de la inmensa cantidad de investigaciones al respecto, y no, una vez más recalquemos, no es propaganda rusa, las fuentes preferentemente son de destacados analistas occidentales.
“Descolonizar Rusia”, es una de las declaraciones más radicales y, por supuesto, un reconocimiento tácito de las verdaderas intenciones contra Rusia. Escrito por Casey Michel, en mayo del 2022 “Decolonize Russia” para The Atlantic, inicia con un mensaje: “Para evitar más derramamiento de sangre sin sentido, el Kremlin debe perder el imperio que aún conserva”.
Afirma, éste hombre, que Rusia seguirá siendo una amalgama desordenada de regiones y naciones con historias, culturas e idiomas muy variados y que el Kremlin continuará gobernando posesiones coloniales en lugares como Chechenia, Tatarstán, Siberia y el Ártico. Dice que la historia de Rusia es una de expansión y colonización casi incesantes, y que es el último imperio europeo en resistirse a la descolonización, a otorgar autonomía a las poblaciones sometidas y señalar a los líderes que deben dirigir esas “colonias”. Sobre Ucrania piensa que Rusia está dispuesta a recurrir a la guerra para reconquistar regiones que considera sus legítimas posesiones, pero va más allá, dice que Estados Unidos permitió todo esto tras la caída de la Unión Soviética para no humillar más a Moscú; y, ahora, el revanchismo revive la posibilidad de un conflicto nuclear al ser la responsable de la peor crisis de seguridad que el mundo ha visto en décadas…
No se si suena a contradicción, pero Casey Michel señala que el ex vicepresidente (recientemente fallecido), Dick Cheney “quería ver el desmantelamiento no solo de la Unión Soviética y el Imperio Ruso, sino de Rusia misma, para que nunca más pudiera ser una amenaza para el resto del mundo”. Por lo mismo, Occidente debe completar el proyecto que comenzó en 1991 y “hasta que el imperio de Moscú sea derrocado, la región -y el mundo- no estarán seguros..."
Basándonos en esa "lógica", ¿alguna vez los genios diseñadores de mapas de EEUU y de la OTAN habrán dedicado un minuto a reflexionar -hipotéticamente- qué pasaría si alguna potencia foránea decidiera rediseñar mapas y reasignar territorios de los Estados Unidos de América a nuevas naciones que decidieran independizarse del "yugo" estadounidense porque consideran -a su entender que son “una amalgama desordenada de regiones y naciones con historias, culturas e idiomas muy variados”? Como ejemplo, los pueblos autóctonos, los pueblos que originalmente pertenecieron a México, o aquellos que tienen otro tipo de identidad social y religiosa como el país de los mormones (Utha), etc., y otros que se consideran han sido víctimas de expansión y colonización incesante por parte de un gobierno federado que no les presta la atención que merecen. No deseamos hacer comparaciones entre la historia muy vieja de Rusia -más susceptible de haberse forjado en cientos de años a través de guerras- con la expansión y colonización de los Estados Unidos. Estados Unidos es una “democracia” en el papel, sus estados federados tienen sus propias leyes, pero se subordinan al interés financiero, que en muchos casos ni siquiera es estadounidense. Pensemos por un momento, que Rusia, o China, o Irán, o cualquier otro como México fomentarán una guerra civil para que muchos pueblos de Estados Unidos pudieran resistirse a la “colonización”, para otorgar verdadera “autonomía” a las poblaciones sometidas y elegir sus propios líderes en un tipo de elecciones muy diferente al que impera actualmente en la Unión Americana… ¿Cómo reaccionarían desde la Casa Blanca y Wall Street?
Volvamos al mundo real, al presente. En un artículo que recoge parte del pensamiento de Michel, Mike Whitney profundiza “el plan de larga data de Washington para desarticular Rusia” (octubre de 2022, original en inglés ‘Washington's long-standing plan to break up Russia’) y recuerda que EEUU en 1918 bajo órdenes de Woodrow Wilson desplegó más de 7.000 soldados en el Lejano Oriente ruso (Vladivostock) como parte del esfuerzo aliado para revertir los avances de la Revolución Bolchevique.
Una parte de la abundante literatura de Brzezinski, y no deben confundir con "literatura" simple, era y sigue siendo parte de la doctrina estadounidense para mantener la hegemonía mundial
En épocas más cercanas, Zbigniew Brzezinski, en un artículo de Foreign Affairs, "Una geoestrategia para Eurasia", 1997, expresaba ese viejo anhelo de dividir a Rusia dado su tamaño y diversidad para liberar el potencial creativo del pueblo ruso y sus vastos recursos naturales. “Una Rusia vagamente confederada -compuesta por una Rusia europea, una República Siberiana y una República del Lejano Oriente- también encontraría más fácil cultivar relaciones económicas más estrechas con sus vecinos… Una Rusia descentralizada sería menos susceptible a la movilización imperial".
Pero esa "Rusia vagamente confederada" de Brzezinski, debía ser una nación dependiente incapaz de defender sus propias fronteras o soberanía, no podría evitar que países más poderosos invadan, ocupen y establezcan bases militares en su suelo, incapaz de unificar a su gente bajo una sola bandera o perseguir una visión "unificada" para el futuro del país. Esa fragmentación permitiría a Estados Unidos mantener su papel dominante en la región sin amenaza de desafío o interferencia. Precisamente ese era el verdadero objetivo de Brzezinski que lo reflejó en su clásico “El gran tablero de ajedrez”: "Para América, el principal premio geopolítico es Eurasia... y la primacía global de Estados Unidos depende directamente de cuánto tiempo y de qué tan eficazmente se mantenga su preponderancia en el continente euroasiático".
Sobre Brzezinski mejor es tratarlo en un ensayo aparte (en el futuro), en resumen su pensamiento no es otro que la mismísima política exterior de los Estados Unidos, es decir, el deseo abierto de Washington es establecer su primacía en la región más próspera y poblada del mundo, Eurasia. Para que ese objetivo se pueda cumplir, Rusia debe ser diezmada y repartida, sus vastos recursos deben ser transferidos al control de las transnacionales globales que podrán mantener la prosperidad de Occidente. Nadie que haya gobernado en los EEUU ha tenido otro plan, ni siquiera el “amigo” de Rusia, Donald Trump.
“El objetivo final de Estados Unidos y la OTAN es dividir al país más grande del mundo, la Federación Rusa, e incluso establecer un manto de desorden perpetuo sobre su vasto territorio o, como mínimo, sobre una parte de Rusia y el espacio postsoviético. El objetivo final de Estados Unidos es evitar que surjan alternativas en Europa y Eurasia a la integración euroatlántica. Es por eso que la destrucción de Rusia es uno de sus objetivos estratégicos”.
Redibujar Eurasia a través de los mapas de Washington que muestran una Rusia destruida y dividida solo podría ser posible con una Tercera Guerra Mundial… concluye el análisis de Whitney (puede dar lectura al largo artículo de Whitney en el enlace de las notas a pie de página).
Digamos una verdad que pocos analizan. Salvo las rivalidades políticas e ideológicas durante la Guerra Fría y la carrera armamentística que terminó siendo ganada por el poder económico de Occidente, Rusia no ha hecho daño a Estados Unidos, todo lo contrario desde la Casa Blanca se ha estado planeando destruir Rusia desde inicios del siglo XX y con mayor empeño desde el final de la segunda guerra mundial; y, como todos se deben haber percatado, su última acción -dentro de ese plan- se llama UCRANIA que ha costado tiempo, dinero y esfuerzo solo para instalar un gobierno antirruso en Kiev.
Ya ni siquiera deberíamos discutir que tras el golpe de estado en Ucrania se desató la carrera para admitir a Ucrania en la OTAN con la intención de colocar misiles nucleares estadounidenses en la frontera de Rusia, a escasos cinco minutos de vuelo en el lanzamiento de un misil nuclear contra Moscú. La idea es que, si el golpe se hace tan rápido, el mando y control ruso será destruido preventivamente antes de puedan lanzar armas de represalia… Todavía no puedo imaginar como se apoderarán de los vastos recursos rusos si la idea es un ataque nuclear... Especular que un solo golpe mortal contra Moscú desbaratará el mando ruso y eso permitirá que los recursos estén disponibles para la explotación por Occidente... Quién haya planteado tal plan es un imbécil de pies a cabeza.
El mundo “civilizado” (EEUU/UE) siguen soñando como Hitler (que aunque el pseudo alemán no lo supo, era su títere), ven a Rusia como un inmenso territorio a explotar sus recursos, y en eso sí podrían tener razón, los recursos naturales rusos son el futuro de la supervivencia económica. Es por eso que la Realpolitik indica que debe manejarse la combinación de guerra y desestabilización interna (desintegración de Rusia), ya no nos detendremos a explicar que esto está en fase operativa desde 1991 (a lo largo de la serie de estos artículos se ha venido detallado los pormenores).
Nos estamos olvidando del factor monetario, el patrón dólar con el que Estados Unidos consigue perpetuar su poder global al convertirlo en la moneda de reserva mundial, a pesar de sus colosales déficits fiscales, sigue siendo la moneda dominante en la mayoría de las transacciones internacionales (las principales materias primas como el petróleo, el gas, el oro, los metales básicos, los productos agrícolas se valoran y pagan en dólares a nivel internacional). Esto ha permitido al gobierno federal de Estados Unidos imprimir billones de dólares -creando dinero de la nada-, “pedir prestado sin límite y gastar sin reservas”… pero, el dominio del dólar está amenazado cuando China, Rusia y otras naciones desafían su hegemonía reducido drásticamente el uso del dólar.
Una caricatura de 1963 de la revista "Krokodil" No. 11 (URSS) sobre el dominio del dólar, titula "Tomados bajo su ala"
Pues nada, los Estados Unidos y la OTAN están comprometidos en defender la "democracia" y oponerse a las "agresiones extranjeras". Ahora están defendiendo la santidad de la soberanía nacional de Ucrania contra esa "agresión foránea", como antes lo hicieron llevando "democracia" mediante el bombardeo/invasión de Panamá, Granada, Irak, Somalia, Bosnia, Sudán, Afganistán, Yugoslavia, Yemen, Pakistán, Libia, Siria, etc. Irónicamente son más de 80 años en los que Estados Unidos se ha dedicado a repartir democracia y libertad por el mundo.
Como se aprecia, “cualquier nación que no obedezca los edictos de Washington y se niegue a jugar el juego del dólar se encuentra con un golpe de estado, una revolución de color, una bandera falsa o una fuerza militar bruta. Vimos lo que hizo Washington en Irak, Libia y muchas otras naciones que rechazaron la hegemonía del dólar. Pero Estados Unidos no puede atacar directamente a Rusia. Entonces, esta guerra de poder en Ucrania, utilizando a los ucranianos como peones para ser sacrificados por miles” (Ver en la notas a pie de página: “El diabólico plan de Estados Unidos para subyugar y descomponer Rusia”).
La desdolarización ha tomado impulso desde la guerra en Ucrania que podría ocasionar el principio del fin del dólar como moneda de reserva mundial, de allí la amenaza de Mr. Trump al mundo con sanciones… la caída del dólar como moneda de reserva mundial, la desdolarización y la alianza Rusia-China preocupa profundamente a Estados Unidos.
Otro hecho que ha pasado desapercibido en el mundo “libre”, en los telediarios y en la prensa comercial, que solo gracias a los medios de "desinformación" de la “izquierda radical”, de las “fake niews”, medios alternativos en general, es que Estados Unidos ha venido trabajando incansablemente con los nacionalistas integrales ucranianos durante toda la Guerra Fría y que como otra estrategia se constituyó el Foro de las Naciones Libres Posrusas (el 8 de mayo de 2022) heredera del Foro de los Pueblos Libres de Rusia (desintegración de la URSS), para crear movimientos separatistas que proclaman la independencia de muchas regiones de Rusia.
Caricatura de la revista "Krokodil", No. 1 de 1962, representa a la CIA y a toda la Inteligencia estadounidense controlando incluso a "socialistas de derecha", todos en la nómina de la CIA, dibujo de Yu. Ganfa
Existen no cien, ¡miles de evidencias!, todas recopiladas con hechos y pruebas sobre las implicaciones de los estados occidentales coloniales a través de sus servicios de inteligencia para financiar las actividades antirrusas desde inicios del siglo XX; el hecho es que no termina solo con la financiación, se ha trabajado largamente en la radicalización de la sociedad rusa debido a su multiculturalidad y sentimiento religioso. Recordemos que en Rusia conviven las dos religiones más importantes del mundo (cristianismo e Islam), aumentémosle a eso la oposición política y un fenómeno que ha ido reduciéndose con los años, la intoxicación del cuerpo a través de las drogas que en la época soviética provenían de Afganistán y zonas aledañas, todas patrocinadas como un programa secreto de Occidente para destruir la sociedad rusa. En la era Putin ese tipo de actividades utilizados por estructuras extranjeras se encargan de desinformar, sembrar miedo y ansiedad entre los ciudadanos rusos que residen en otros países, lugares propicios para reclutar ciudadanos rusoparlantes (dentro y fuera de Rusia), que en ocasiones conforman pequeñas, pero activas células nacionalistas que intentan realizar actividades subversivas dentro del territorio ruso.
¿Habrá paz?
Nadie en su sano juicio va a esperar que Rusia continúe su ofensiva hacia Kiev. A estas alturas, pese a los lamentos de Occidente y los gritos de la “amenaza rusa”, todo el mundo ha entendido que los rusos nunca quisieron invadir Ucrania, peor aún tomar su capital. Estallado el conflicto se han dedicado operativamente a tomar el Donbás y ahora Novorossiya, Por cierto, estas regiones corresponden a la cultura rusa y la mayoría de sus habitantes prefieren dejar de ser ucranianos para convertirse en rusos de pleno derecho. No obstante, y con razón, Ucrania se opone, mientras los políticos y medios occidentales siguen denunciando y agitando las brasas contra los invasores.
Dadas las actuales realidades sobre el terreno y ante el imparable avance del ejército ruso, ahora -repentinamente- es “normal” en Estados Unidos (y en Europa con más recelo) hablar de caminos y soluciones que lleven a la “paz” entre Ucrania y Rusia.
Una de las mejores lecturas sobre el tema la encontrarán en palabras del profesor Pascal Lottaz (asociado a la Universidad de Kyoto), su artículo “Occidente olvidó cómo hacer la paz. Cómo la paz se renombró como guerra”, describe la política occidental. La paz fue una vez un objetivo, dice, ahora es una palabra corrupta, rebautizada para solicitar más bombas, muerte y destrucción.
En el pasado, la idea de paz solía significar algo en la Unión Europea, al menos dentro del continente, porque sus viejas aspiraciones coloniales nunca murieron. “Hoy en día, "paz" es un eslogan, una condecoración para conferencias de guerra o, peor aún, una excusa para más armas”. La paz ha sido borrada silenciosamente de la política, los medios e incluso del ámbito académico -en Europa en particular, pero en todo el discurso occidental en general. A nadie parece importarle ya lo que realmente debería significar el concepto, razona, por otro lado, el experto en Estudios de Neutralidad, Dr. Jan Oberg, éste valiente investigador de la paz de toda la vida señala esas dolorosas verdades:
“Mientras los líderes occidentales hablan de "seguridad" y "libertad", en realidad lo que están haciendo es rearmarse para la próxima guerra. No preguntan cómo detener los conflictos, sino cómo ganarlos. No imaginan diálogos -preparan invasiones. Occidente no perdió la paz por accidente, la tiró activamente por la borda”.
Hay un mensaje encubierto en todo esto: si cuestionas la máquina de guerra, eres ingenuo, desleal o peligroso. Esto no es algo aislado, está sucediendo en todas partes, incluso en las universidades europeas otrora emblema del razonamiento y principios de no violencia, ya no preguntan si se pueden evitar las guerras, preguntan qué armas enviar. La famosa "prevención de conflictos" se ha convertido en un código para el aumento militar.
“Ahora vivimos en una cultura donde hablar de la verdadera paz es tabú. Si propones el fin de las entregas de armas, te acusan de apoyar dictadores o de ser 'el idiota útil de Putin'. Si preguntas a la OTAN, te etiquetan como traidor. ¿Quieres hablar con la otra parte? Buena suerte. El diálogo ha sido reemplazado por drones”.
La imagen es una ilustración que representa el Peace & Security Forum (Foro de Paz y Seguridad). La ilustración yuxtapone símbolos de paz y guerra para resaltar.
Mientras tanto, la verdadera construcción de paz, el trabajo lento y valiente de escuchar, comprometerse y sanar, es ridiculizada o ignorada. Los líderes ni siquiera fingen importarles. Vierten miles de millones en tanques mientras sus propios hospitales se derrumban y los de Palestina son volados por sus propias bombas. ¿Y el coste? Una generación a la que se le ha enseñado a temer en vez de pensar. Un público entrenado para corear consignas en lugar de hacer preguntas. Nos dicen que la guerra es necesaria, que la violencia es normal, que "los buenos" siempre deben luchar pero ¿y si nada de eso es cierto -que claramente no lo es?