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20 agosto 2025

El pintor de la Resistencia: Joseph Steib y los sueños del arte mágico



 por Tito Andino

Recopilación de textos e ilustraciones


Joseph Steib, nació en Mulhouse en 1898 y falleció en Brunstatt en 1966 (Alsacia), poco sabemos de él, se conoce que trabajaba en la redacción y luego en el servicio de agua de la ciudad de Mulhouse hasta la década de 1940, un modesto funcionario sin historia. Era un artista aficionado, compartía su tiempo con la pintura, siendo un discípulo del pintor de la ciudad, Marie-Augustin Zwiller, tomó cursos de artes visuales en la escuela de dibujo de Mulhouse (1925-1926). Antes de la guerra se había ganado una pequeña reputación como pintor miniaturista ilustrando leyendas alsacianas, pero nunca pudo vivir de su pintura. Pese a ello, en los años 30, participaba con frecuencia en el Salón de los Artistas Franceses de París, con pinturas de la vida cotidiana y leyendas populares.

En su investigación, Francois Pétry -antiguo conservador del DRAC de Alsacia, historiador y coleccionista, así como biógrafo del artista- encontró su expediente profesional, parcialmente dañado, al parecer Steib adolecía de ataques epilépticos, causa de numerosos paros laborales, fue jubilado anticipadamente en 1943, a los 45 años. Según Pétry, las leyes de Nuremberg fueron una amenaza para el artista, mismas que reflejó en "Le Salon des Rêves" (el Salón de los Sueños).


"El Salón de los sueños. Cómo el pintor Joseph Steib hizo la guerra a Adolf Hitler" de François Pétry (publicado en 2015 por Editions La Nuée Bleue, 220 págs), revela como el pintor alsaciano asumió todos los riesgos para crear una obra de resistencia al nazismo, que ahora se expone en los museos más importantes de Europa con una serie de pinturas inspiradas entre el arte popular, el surrealismo y el expresionismo. 





El artista aficionado Joseph Steib creó durante la ocupación el “Salón de los sueños”, un ciclo pictórico que incluye 57 pinturas de corte popular exvotos. Es decir, sus pinturas se inspiran en la pintura religiosa, más el arte regional y hasta cierta pintura con toques de ingenuidad. Como parte de las ceremonias de Liberación, en septiembre de 1945 se exhibieron las 57 pinturas de "Le Salon des Rêves". Un periodista, A. Faust, elogió esa exposición en un artículo del 11 de septiembre de 1945, "Pintura y resistencia". El catálogo de la exposición de 1945 lo comprueba.




Joseph Steib al ser testigo de los horrores cometidos por el régimen nazi traza pinturas oscuras, sueños que recuerdan a pesadillas y que a través de la pintura habrían exorcizado. No sólo denuncia las atrocidades de la guerra, sino también la propaganda nazi, el culto a Hitler y sus eslóganes. Pintó lienzos criticando violentamente al régimen nazi y especialmente a Hitler, la mayoría de las veces en forma de parodia religiosa, convierte al líder nazi en una especie de Anticristo, una figura del mal absoluto. Destaca la introducción en los cuadros con la palabra y títulos de connotación religiosa como proverbios que no guardan sintonía con la obra, ya que a menudo son irónicos o satíricos. 


"Qui dort, dine" (Quien duerme, cena)


Hitler al aparecer representado como el Anticristo, para el autor su muerte tiene un carácter mágico, casi profético; sus lacayos son caricaturizados como alimañas y cerdos. Las pinturas de Steib describen lo que desea ardientemente: La liberación de Francia, el retorno de Alsacia a la República y el cumplimiento de la muerte de Hitler.


" l'espoir des peuples " (la esperanza del pueblo) 1941

Como se aprecia, en esta serie de obras, realizadas clandestinamente entre 1941 y 1945, son pinturas de oposición política, hostiles al nazismo; durante cuatro años pintó incansablemente desde la cocina de su casa en las afueras de Mulhouse (Alsacia), zona anexada al Reich, donde el simple hecho de hablar el francés se castigaba con la muerte. Steib se expuso al peligro de la represión nazi y de haberse descubierto sus producciones habría sido considerado “traidor” a Alemania. 

En general, la obra aborda los mismos temas que son tratados por los artistas alemanes de la Wiederstandsmalerei (pintura de la resistencia). Como todo régimen totalitario, la Sociedad Cultural Nacional Alemana ejercía una severa censura contra las obras que amenazaban la ideología de Hitler y Steib no hubiese sido una excepción. 



Pero también pintó escenas alegres, festivas, que muestran escenas colectivas de júbilo, Steib anticipa, sueña con la liberación. Los colores tricolores azul, blanco y rojo están muy presentes. Se aprecian personajes con trajes tradicionales alsacianos, alegres, además de sus sueños del castigo, la muerte de Hitler representa la derrota alemana. Una vez terminada la guerra, Steib volvería a su estilo y a sus temas pacíficos e inofensivos de antes del "Salon des Rêves".





"Mulhouse en liesse" (Mulhouse en júbilo), de1943. Joseph Steib anunció entonces la Liberación para el año siguiente (1944) y ya proclamó “¡Viva De Gaulle y Giraud!


"Et le rêve se reálisa" (Y el sueño se hizo realidad) -1939-1942. "La joie du retour dans les vallées" (la alegría de volver a los valles) 1943


"La Libération au vignoble alsacien" (La Liberación en el viñedo alsaciano) 1944


Desgraciadamente, tanto la obra como su autor cayeron rápidamente en el olvido, varias obras se perdieron, a ello sumemos el hecho de que poco se conoce del artista, quien durante su vida se negó a desprenderse de las pinturas de esta serie. Cuando él murió (1966) y luego su viuda (1981), su obra se dispersó. Gracias a la paciente investigación de Francois Pétry, Steib y sus pinturas fueron redescubiertas y finalmente reconocidas en su verdadero valor, tras encontrarlas en un anticuario de Estrasburgo en 1987. 

Francois Pétry difundió este descubrimiento a través de artículos y exposiciones, a pesar de haber ido adquirido obras del "Salon des rêves" y recientemente obras secundarias de Steib, Pétry sólo ha podido localizar 34 de las 57 escenas del "Salon des rêves". Pétry fue parte de las exposiciones de 1997 (Museo de Arte Naïve y Art Brut en Bönnigheim); en 2006, en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estrasburgo; en 2012 y 2013, de la exposición "Arte en la guerra, Francia 1938-1947, de Picasso a Dubuffet", en el Museo de Arte Moderno de París y en el Guggenheim de Bilbao. En 2015 se publicó la monografía de Francois Pétry "Salon des rêves: Comment le peintre Joseph Steib fit la guerre à Adolf Hitler" (El salón de los sueños, cómo el pintor Joseph Steib libró la guerra a Adolf Hitler").


"Réquisition dans le train" (Requisición en un tren)1942; "Liberté, égalité, fraternité (quand)"1942; "L'Amour du prochain" (El Amor del prójimo) 1942 "A chacun son tour" (Cada uno por turno) 1942


Crítica de un experto

Georges Sebbag, en "El arte mágico de Joseph Steib", dice: "Como ha señalado Francois Pétry, probablemente hubo un malentendido en septiembre de 1945 durante la exposición "Salón de los sueños" de Joseph Steib en Brunstatt. Los numerosos visitantes que acudían creyeron ver en los cincuenta y siete cuadros que celebraban la derrota del nazismo y la liberación del país un informe o un retrato de los acontecimientos recientes, mientras que estos cuadros eran en su mayor parte anticipaciones subversivas, profecías alucinatorias o, más secretamente, incluso recetas mágicas destinadas a acelerar la muerte de Adolf Hitler y el colapso del Tercer Reich. Porque la originalidad de Joseph Steib es haber pintado, durante años de guerra y en perfecto secreto, tanto las pesadillas de la anexión como los sueños de liberación. Al igual que Dalí dibujó una cruz en un ejemplar de "La conquista de lo irracional" destinado a Hitler, Joseph Steib utilizó sus pinceles mágicos para derribar a este Anticristo. Y para estar a la altura del reto, Steib era sin duda consciente de que tenía que competir con la fuerza expresiva de James Ensor o la fuerza evocadora de Douanier Rousseau".


"Chauvinisme allemand"  (Chovinismo alemán) 1943

Al llamar a su exposición de Brunstatt "Salón de los sueños", Joseph Steib invocó el mecenazgo de Douanier Rousseau, o más precisamente afirmó inspirarse en su cuadro "El sueño", que al igual que en otras obras, los artistas sueñan con una victoria inminente. "Sueños de la selva virgen" y "sueños del triunfo del ejército francés", son dos de las grandes fuentes de inspiración de la pintura de Steib en Alsacia, que, al igual que otros, produjeron su obra en el mayor de los secretos, de cierta forma "convencidos de una cierta eficacia de sus visiones, de sus mensajes o de sus retratos. ¿Qué puede hacer el arte en la clandestinidad o en cautiverio? En principio, nada. Y, sin embargo, mucho tiempo después, la magia de Joseph Steib llega hasta nosotros".


A la izquierda, una visión de 1939, a la derecha "Ecce homo" (He aquí el hombre) 1942


"Justice sera faite" (Se hará justicia) 1941. El Juicio Final de Hitler inclinándose ante Cristo, la muerte programada para 1942 y 1943

Steib puede "profetizar" la victoria de los Aliados y la derrota del Anticristo, pero debe engañar la expectativa. Es por eso que pinta cuadro tras cuadro y puebla su sala de sueños. En 1940, soñaba con una derrota de Alemania en un futuro próximo. Como si el destino de Alsacia estuviera en sus manos, pintó en secreto lienzos de tristeza o júbilo, de terror o de libertad. "Utiliza un arte crudo de la magia, inseparable de la historia en curso. Las condiciones de su reclusión voluntaria, lejos de la denuncia y la autocensura, pusieron al pintor en el camino de la magia y la creación. A partir de entonces, Joseph Steib fue capaz de apropiarse de los refranes que actualizaba y de su pintura: "Qui dort, dîne" (Quien duerme, cena. en referencia a "después de la cena, postre). "A cada uno lo suyo". "Después de cada diciembre, seguirá el mes de mayo". "Se hará justicia". "El tiempo lo dirá". (Georges Sebbag)


Interpretación de algunas obras 


Varios lienzos, como "Sous la botte allemande" (Bajo la bota alemana), 1940, representan la presencia de tropas alemanas, la retirada de símbolos religiosos o nacionales en el interior de un edificio, su sustitución por la esvástica y un enorme retrato de Adolf Hitler, el control de una población con equipajes que parecen estar a la espera de ser trasladados o expulsados, en definitiva, la invasión del decorado por el verde de los uniformes.



"Le Conquérant" (El conquistador), 1942. Óleo sobre falso cuero (polipiel) pegado sobre cartón. 89 x 59,5 cm. Es una obra central de J. Steib. (Colección particular, Francia ©), en su enmarcado original.

Análisis del cuadro. Texto de Cyril Zaninetti, Gauthier Roy, Johannes Crozet en "Joseph Steib. Sus Obras". Steib caricaturiza al Führer alemán. Rico en detalles y colorido, cuando vemos la cabeza de Hitler con el cerdo por boca y el pelo como el pico de un cuervo, tenemos la impresión de ver el verdadero rostro del führer. La cabeza de Hitler está formada por varios animales: su mandíbula inferior es un cerdo boca arriba, su oreja y su frente son gatos. Su pelo forma el pico de un cuervo y sus dientes son los de una rata. Esta cabeza compuesta de animales puede recordar otras pinturas como "La tierra de Arcimboldo" donde un personaje tiene una cabeza enteramente compuesta de animales. La caricatura de Hitler lleva una gorra militar con las palabras: "El águila hará que el sol ceda". En el ala de su gorra hay dos hombrecitos que sostienen una esvástica con la inscripción: "sobre todo", tomado del himno nacional alemán.

 

 

Hitler lleva un abrigo verde con la insignia del NSDAP. También lleva una corbata con un águila sobre una esvástica. Hitler tiene alas de ángel en la espalda. En su brazo, el brazalete nazi está formado por serpientes que pueden recordar un cartel de propaganda antifascista soviético. Sobre estas serpientes está escrito: “la serpiente le aplastará la cabeza”. Y en el puño también vemos un insecto. 

Sobre su pecho hay una paleta de pintor y dos pinceles a modo de provocación: el Führer fue un pintor fracasado. En la paleta está escrito: "1939-1943", "Date prisa Hitler" (en alemán "heil Hitler"), "¡¡Has cumplido tu condena!!" "¡¡Tu victoria está muy lejos!!" "Prepárate para caminar".

En el primer pincel está escrito: "El bien común ante uno mismo" que era el dicho escrito en las monedas de la Alemania nazi. En el segundo pincel está escrito: "Sieg Heil", el lema gritado en el momento del saludo fascista. Esto significa: saludo victorioso. Debajo de la paleta leemos: "¡Dios está con nosotros!" 

 


Otro análisis, de Julie Malaure (2012), "El conquistador o Hitler ridiculizado", respecto a la pintura dice: "La bestia inmunda. Hitler se convirtió en el tema favorito de Steib. Transforma el culto a la personalidad del Führer en una escena blasfema de Cristo. Un anticristo alado, visto a través del ojo irónico y venenoso de un pintor caricaturista decididamente incomparable. También añade a su visión un conglomerado de criaturas para animalizar a Hitler, la bestia inmunda. Su rostro, al igual que el de Arcimboldo, está formado por un cerdo boca abajo para evocar la barbilla y la boca. Los pájaros se escapan de sus cejas, sus oídos producen extraños excrementos. La esvástica, en su brazo derecho, retoma el motivo de dos serpientes, burlándose de los lemas del régimen nazi en una distracción que subraya aún más su ridiculez. 

El artista fracasado. A pesar de la impresión de ingenuidad que desprende el cuadro, el pintor conoce perfectamente el punto débil de su enemigo y lo vuelve contra él. Adorna a Hitler con una paleta con pinceles. Un cepillo que también se encuentra más arriba, usado como corbata. La señal de que Steib sabe que Hitler suspendió el examen de acceso a la Escuela de Bellas Artes en 1907. Un elemento cuya importancia no se le escapa al pintor. Pero sólo estamos en 1942 y Steib, clarividente, ya nota todo el poder del pequeño detalle. Si Hitler hubiera sido admitido en las bellas artes, tal vez la faz del mundo habría cambiado.

 

 


"Le juste retour des choses" (La justa devolución de las cosas, o "Venganza") 1943. es un cuadro que fue encontrado dañado y luego restaurado. Su título es incierto. Esta pintura, a primera vista, parece misteriosa, caótica, impresionante y muy fuerte. Parece ser una pintura esencial, notable por el uso de la escritura por parte de Joseph Steib. Da la impresión de una guerra total, de destrucción del mundo, tanto en la tierra como en el agua. Una especie de pesadilla. Muy particular, está pintado en fríos dominantes: gris negro azul gris verde. El conjunto parece veteado, desgarrado por pinceladas amarillas, llamas verticales. Un río tumultuoso y gris divide la pintura horizontalmente en dos, dando una impresión de simetría entre el mundo de arriba y el de abajo. Pero es una falsa simetría... En efecto, arriba podemos ver edificios, construcciones en llamas, humo gris. Es difícil ver banderas nazis (esvásticas) en los tejados, llevadas con el brazo extendido por combatientes ocultos (izquierda).

 

 
Abajo, al revés, cuando se da la vuelta al cuadro, parece aparecer un barco en llamas. El río lleva objetos. En algunos podemos leer "deutscher AKA gummi", (alemán gummi-gomitas) (goma de AKA que era una poderosa alianza comercial) "HITLER gummi" (gomita Hitler). En las esquinas está escrito en blanco: "wir werden" (estaremos o vamos) "wir haben" (tenemos) En diagonal ascendente, de izquierda a derecha, está marcado en blanco: "ausradierung durch" (borrado por) En la parte superior destaca la palabra: fin, en mayúsculas amarillas. Los escritos parecen repetir los lemas queridos por la ideología nazi. Borrado se refiere a la "erradicación", la aniquilación (vernichtung) de las llamadas "razas inferiores", los judíos en primer lugar, pero también de los gitanos, los homosexuales, los discapacitados (F. Petry en su libro recuerda que J. Steib habló sobre temas relacionados con la discapacidad. a su epilepsia y sus tratamientos). Los nazis habían introducido una especie de neolenguaje, desviando las palabras de su uso inicial, lo que Victor Klemperer describirá bien en su libro, "El lenguaje del Tercer Reich". La palabra fin: ¿fin del mundo? ¿Fin del nazismo? (Texto de: Cyril Zaninetti, Gauthier Roy, Johannes, "Joseph Steib, sus obras")

 

 


"La dernière scène" (La última escena) 1943. es un óleo sobre madera de Joseph Steib. Esta pintura es profunda e interesante. Steib supo seguir siendo original inspirándose y reinterpretando paródicamente el cuadro "La Última Cena" de Leonardo Da Vinci, cuadro que ha sido utilizado por muchos artistas, como Salvador Dalí. Esta pintura transmite un fuerte mensaje contra Hitler y los nazis. 
Mientras que el cuadro original ponía a Jesús en el centro, aquí Steib lo reemplaza con Hitler (encarnación del anticristo). Lo mismo ocurre con los apóstoles, que son sustituidos por líderes del ejército alemán uniformados, a la izquierda. También podemos ver a la derecha del cuadro, entre otros miembros destacados del partido nazi, a Himmler (líder de las SS). Todos están reunidos en una sala alrededor de una misma mesa (excepto un personaje que se encuentra a la derecha sosteniendo un documento, parece Mussolini), sobre esta mesa está colocado un mantel sobre el que está bordada una esvástica, motivo que se encuentra en otras partes de la habitación. También encontramos el águila detrás de Hitler, símbolo del imperialismo alemán.



Este cuadro traduce una fantasía de Joseph Steib: La muerte de Adolf Hitler. De hecho, donde el cuadro original de Da Vinci representa la "Última Cena" (la palabra "escena" es, en este caso, sinónimo de "cena"), aquí Steib dibuja su sueño: que esta comida sea la última de Hitler. Para respaldar este sueño, Steib da el título "La última escena" como referencia a la pintura original porque usa la palabra "Última Cena" pero usa otra ortografía para cambiar su significado y hacerlo algo más obvio, lo que significa claramente que esto representa su último momento, va ha ser "la última escena" de su vida.
Además de todo esto, podemos ver detrás del "Führer" un esqueleto sujetando un velo, otro significado de que el velo de la muerte caerá sobre él. También podemos ver a su izquierda una balanza, un mensaje que significa que se hará justicia. A los pies de la mesa hay varias serpientes, un animal que en la Biblia representa el mal, aquí directamente comparado y vinculado con los nazis. (Texto de: Cyril Zaninetti, Gauthier Roy, Johannes, "Joseph Steib, sus obras")




"La damnation du Fuhrer" (La condenación del Führer) 1941. La condenación del Führer es un pequeño cuadro pintado sobre cartón con unas dimensiones totales de 40 x 47cm enmarcado en gris y rojo. Está fechado en 1941. Es una composición en colores llamativos, marrón, rojo, amarillo y verde claro pintada a grandes trazos. Representa un grupo de 13 personajes. En el centro del cuadro está Hitler con traje militar: su gorra, un abrigo verde claro sobre el uniforme con botones dorados, una Cruz de Hierro y una cruz nazi. Cabe señalar que sólo este personaje viste los colores verde y blanco, lo que llama la atención. Como todos los demás personajes, Hitler tiene la piel morena y parece sufrir: de sus ojos brotan abundantes lágrimas. El trasero del personaje está envuelto en llamas al igual que ciertas partes de su abrigo. Está rematado por un demonio colgado de sus hombros y con los dientes clavados en la gorra. Este demonio tiene un rostro mitad humano, mitad animal. Steib utiliza representaciones de la imaginería popular y religiosa presentes desde la Edad Media. Su Satán ha desarrollado dientes, orejas puntiagudas, cuernos, alas, patas de anfibio retorcidas, ojos rojos saltones, cabello despeinado y bigote negro. El diablo parece estar relacionado con los demonios de Hieronymus Bosch. 



Del grupo destacan otras figuras: A la izquierda de Hitler se encuentra otro demonio, reconocible por su característica barba y bigote negros, parece nervioso. A la derecha del diablo principal hay una segunda figura con barba vestida con una gorra nazi. Las otras figuras que rodean a Hitler están desnudas, morenas, con muecas, con ojos y dientes blancos. Las llamas devoran a los personajes que parecen sufrir un dolor insoportable. El fondo amarillo y los colores dominantes rojo y marrón representan el infierno. En esta pintura, Steib envía a Hitler al infierno en 1941. Esta pintura sigue a otra pintura de 1941 donde vimos a Cristo enviando a Hitler al infierno durante el juicio final. El pintor nos transmite directamente su deseo de que Hitler sea juzgado. (Texto de: Cyril Zaninetti, Gauthier Roy, Johannes, "Joseph Steib, sus obras") 

 

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Artículos recomendados:

Francia: De la extraña derrota a la pseudoliberación (1939-1945)

De Pétain a Macron. La falsa purga de "Los Colaboracionistas" 1944-1945


Fuentes del presente artículo:

Joseph Steib – la résistance par la peinture

L’art magique de Joseph Steib

Les oeuvres de Joseph Steib. Le Salon des Rêves

Les trois vies de Joseph STEIB

"Le conquérant" ou Hitler ridiculisé : Steib, c'est bien

Joseph Steib, peintre résistant

L'Art en guerre, France 1938-1947. De Picasso à Dubuffet

¿Qué pintor declaró la guerra a Hitler?

Alsace : un livre sur Joseph Steib, un artiste engagé dans la peinture de Résistance

Pétry (François), Le «Salon des rêves» : comment le peintre Joseph Steib fit la guerre à Adolf Hitler

La guerre secrète de Joseph Steib

Steib, le peintre résistant

Joseph Steib, peintre résistant

14 agosto 2025

La Federación Socialista de Estados Indochinos que nunca fue





“La Federación Socialista de Estados Indochinos nunca vio la luz. Muchos se oponían a ella: Pol Pot, Pekín, Washington, la ONU y Sihanouk, que se dejó manipular por China y Estados Unidos al dar un barniz de legalidad internacional a la guerra sucia de 1979”.

Primera Parte

La Unión Indochina o Indochina francesa llegó a ser un gran territorio colonial francés en la región asiática de Indochina y el norte de la península de Leizhou. Oficialmente constituía la Unión Indochina (Union indochinoise, en francés) desde 1887. Desde 1941 se la conoció como Federación Indochina (Fédération indochinoise, en francés), fue parte constitutiva del Imperio colonial francés formada desde 1887. 

Indochina o península de Indochina es la parte continental del Sudeste Asiático también considera a Birmania y Tailandia y otras regiones como parte de la península, pero en un sentido más estricto, solo se denomina Indochina a los territorios que fueron colonias francesas.  

Por lo mismo, la Indochina francesa estaba integrada por tres regiones vietnamitas (Cochinchina, Tonkín y Annam), Camboya y Laos. Para 1902 la capital colonial establecida en Saigón (Cochinchina) se trasladó a Hanói (en Tonkín) y en 1939 a Da Lat (Annam). En 1945 la capital volvió a establecerse en Hanói. Los grupos étnicos vietnamitas, laosiana y jemer eran la mayoría de las poblaciones de sus respectivas colonias.


Izquierda, Mapa administrativo de la Indochina francesa desde 1900 (anexión de la concesión china de Kouang-Tchéou-Wan) hasta 1946 (retrocesión del mismo territorio). Derecha, Mapa de Indochina que muestra los avances y anexiones francesas (en morado). Fuente: Wiki


La Francia de Vichy, nominalmente un satélite de la Alemania Nazi, administró la Federación Indochina, pero durante la guerra, en septiembre de 1940, los japoneses demandaron bajo presión el acceso militar a Tonkín para acceder a China (segunda guerra sino-japonesa), la región quedó bajo ocupación nipona hasta 1945.

Sin embargo, desde 1941 una guerrilla comunista conocida como el Viet Minh, bajo liderazgo de Ho Chí Minh, inició la rebelión tanto contra el poder colonial francés y la ocupación japonesa. Tras el fin de la guerra mundial el caos reinante en la región desató la Guerra de Indochina (1946-1954), en la práctica la Federación Indochina dejó de existir.

El estado de Vietnam, dirigido por el ex emperador vietnamita Bảo Đại, obtuvo su independencia en 1949, el Reino de Luang Prabang y Camboya obtuvieron mayor autonomía. El Reino de Laos y el Reino de Camboya pidieron su independencia en 1953.

La Conferencia de Ginebra (20 julio 1954) significó el final del poder colonial francés en la península de Indochina y también el principio del fin de su imperio colonial, los franceses evacuaron Vietnam y la Indochina francesa o Federación Indochina llegó a su fin en 1954. El Viet Minh consolidó su poder sobre Vietnam del Norte y Bảo Đại ejercía el gobierno en Vietnam del Sur. Laos y Camboya también se independizaron en 1954, pero ambas fueron arrastradas a la guerra de Vietnam debido a la intervención militar de los Estados Unidos.

Hubo quienes anhelaron una entidad política que denominaron Federación Socialista de Estados Indochinos, imaginándose la creación de esa federación socialista que agruparía a los países de la Indochina, básicamente Vietnam, Laos y Camboya, basados en un concepto de unidad y escenarios históricos compartidos, pero la cruda realidad era distinta tras la segunda guerra mundial y las rivalidades étnicas. La descolonización los llevó por caminos distintos: Vietnam se dividiría en dos (Norte y Sur) y la reunificación en 1975 bajo un régimen comunista produjo más de un millón de muertos. Laos también adoptó un régimen socialista, mientras que Camboya experimentó períodos de guerra civil, transición hacia la democracia y un régimen de terror con los Jemer Rojos (VER: Camboya, el Jemer Rojo y el extremismo comunista)

En ciertas historias alternativas suele describirse a la Federación Socialista de Estados Indochinos como consecuencia de la victoria del Viet Minh en la guerra de Indochina, con Ho Chí Minh como líder y Norodom Sihanouk como primer ministro, representando la unión de los tres países bajo un sistema socialista.


Mapa ficticio alternativo de 1975 (realizado en Inkscape). Unión de Indochina alternativa (todavía bajo influencia francesa)


La Federación Socialista de Estados Indochinos por los avatares del destino y la historia bien pudo surgir en un momento histórico específico (descolonización y auge de los gobiernos comunistas), Una Indochina unida bajo un sistema socialista quedó resonando en aquellos tiempos como un sueño que no fue.

Sin lugar a dudas, el hecho más trascendental de esta conflictiva región desde la posguerra mundial fue la GUERRA de VIETNAM que derivo conflictos en toda la Indochina.

Revisemos un interesante análisis, 50 años después de la victoria vietnamita sobre la primera potencia mundial (Estados Unidos), ponencia de Pierre Rousset, presentada en abril del 2025.


Segunda Parte

Hace 50 años, una victoria histórica, pero a qué precio...
Pierre Rousset


HANOI Portal, Vietnam celebró el 50 aniversario de la liberación de Saigón y la reunificación vietnamita


La independencia de Vietnam se proclamó por primera vez en agosto de 1945, y se ha celebrado su 80 aniversario. De Gaulle decidió lo contrario y envió un cuerpo expedicionario para reconquistar su colonia perdida. Indochina tuvo que sufrir dos devastadoras guerras imperiales sucesivas, la francesa y luego la estadounidense. Washington movilizó todos los medios a su alcance para aplastar la revolución vietnamita, convencido de que saldría victorioso, y fue derrotado. La imagen pasó a la historia: el personal de la embajada estadounidense en Saigón evacuado en helicópteros el 30 de abril de 1975.

Evacuados civiles abordan un helicóptero de la Marina de EE. UU. dentro del complejo de la Embajada de EE. UU. para ser transportados en helicóptero a la Séptima Flota de EE. UU. antes de que las tropas comunistas estén a punto de ingresar a Saigón entre el 29 y 30 de abril de 1975. Imágenes © de Nik Wheeler / Corbis



Cuando se firmaron los acuerdos de Ginebra en 1954 con el Gobierno francés de Pierre Mendès-France, el Vietminh se encontraba en una posición estratégica ventajosa, ya que las fuerzas francesas habían sido derrotadas de forma decisiva. Sin embargo, estos acuerdos de armisticio le fueron particularmente desfavorables. Fueron los hermanos mayores rusos y chinos quienes le impusieron el abandono de gran parte de sus exigencias. Tuvo que retirar sus tropas a una zona de reagrupamiento temporal en el norte del país, mientras que el régimen de Saigón era libre de redesplegar su ejército en el sur.

Se iban a celebrar elecciones en todo el territorio, que habrían supuesto el triunfo del Gobierno de Ho Chi Minh. Por supuesto, no se celebraron. Estados Unidos y el régimen de Saigón ni siquiera habían firmado los acuerdos, quedando ostensiblemente con las manos libres. A sus ojos, la división del país debía ser permanente, e incluso permitir una contraofensiva militar para derrocar a la República Democrática de Vietnam (RDVN). El Gobierno de Mendès-France pasó el relevo a Washington con pleno conocimiento de causa.

Esos acuerdos de Ginebra son uno de los ejemplos clásicos de armisticio que desemboca en una división territorial permanente cargada de tensiones purulentas (véase el caso de la península coreana, convertida en un punto caliente nuclear) o en una nueva guerra, aún peor que la anterior (en el caso concreto de Vietnam).

En lo inmediato, el régimen de Saigón aprovechó la retirada de las fuerzas armadas revolucionarias para lanzar una campaña de eliminación de los cuadros del movimiento de liberación en el sur y atacar su base popular, especialmente entre el campesinado y las tribus montañesas de los Altos Plateados.


Izquierda: 30 de abril de 1975, Saigón, Vietnam del Sur. Tropas norvietnamitas entran en Saigón con rifles de madera, banderas rojas y un retrato de Ho Chi Minh. Imagen de © Jacques Pavlovsky/Sygma/CORBIS.  Derecha: La caída de Saigón. Toma del palacio presidencial. Oficial norvietnamita sosteniendo una bandera del GRP el 30 de abril de 1975. FDM-363-8. (Foto de Françoise De Mulder / Roger Viollet / Getty Images)



Detener la dinámica revolucionaria en el sudeste asiático

Los retos iban más allá de la península indochina. Washington quería frenar la dinámica revolucionaria en el sudeste asiático. Apuntaba al oeste, hacia China, que ya se había visto amenazada por el este durante la guerra de Corea (1950-1953), y buscaba consolidar la supremacía mundial del imperialismo estadounidense. La segunda guerra de Vietnam debía ejemplificar la omnipotencia estadounidense. El enfrentamiento en Vietnam se convirtió así en el punto nodal de la situación mundial, donde se entrelazaban las relaciones de fuerza entre la revolución y la contrarrevolución, por un lado, y entre los bloques occidental (Estados Unidos, Europa Occidental, Japón...) y oriental (China-URSS), por otro.

Aunque contaba con una base social asegurada, en particular por los católicos procedentes del norte, el régimen (corrupto y dictatorial) de Saigón decepcionó las expectativas de Washington, que tuvo que involucrarse cada vez más en el conflicto, hasta llegar a librar una guerra total, en todos los frentes, de una magnitud sin precedentes: envío de cientos de miles de soldados (los GIs, hasta 550 000 hombres sobre el terreno), bombardeos intensivos de la República Democrática de Vietnam, contrarreforma agraria en el sur, vertidos masivos de defoliantes (el tóxico agente naranja) en las zonas boscosas, desarrollo de tecnologías militares para localizar a los combatientes escondidos en túneles o detectar los movimientos nocturnos de las tropas...

Durante la Segunda Guerra de Indochina, todo el poder económico y tecnológico de Estados Unidos se movilizó y se vertió sobre Vietnam, un país del tercer mundo de tamaño medio. Sin embargo, Moscú y Pekín sabían que estaban en el punto de mira de Estados Unidos, por lo que recibieron una importante ayuda militar a través de la frontera china, incluso durante la Revolución Cultural. Esta ayuda, por importante que fuera, seguía siendo cualitativamente moderada. No se suministraron las armas más sofisticadas, que habrían permitido, en particular, asegurar el espacio aéreo del norte de Vietnam. Los hermanos mayores no querían una derrota de la RDVN, que les habría amenazado, pero ¿querían la victoria o la creían posible?


30 de abril de 1975, Saigón, Vietnam del Sur. Tanques y tropas norvietnamitas entran y toman posesión del complejo del palacio presidencial en Saigón. Imágenes © de Françoise de Mulder/CORBIS; de © Jacques Pavlovsky/Sygma/CORBIS; de Roger Viollet vía Getty Images; y,  de Jean-Claude LABBE/Gamma-Rapho vía Getty Images, respectivamente.



De la ofensiva del Tet en 1968 a la caída de Saigón

El conflicto adquirió una dimensión internacional importante, tanto en el llamado Tercer Mundo como en las fortalezas imperialistas. Para las revoluciones rusa y china, la solidaridad se convirtió en algo totalmente actual tras la victoria. Para la revolución vietnamita (o argelina), constituyó un elemento clave de una estrategia en constante adaptación, que acabó conduciendo a la victoria.

La dirección vietnamita comprendió la importancia de este nuevo terreno de acción y el movimiento de liberación nacional se implicó mucho en él, tanto en el plano diplomático como en el de la solidaridad militante. Con gran habilidad; recurriendo a todo el espectro político solidario. Esta fue una de las características de su estrategia global.

Desde cualquier región del mundo, la solidaridad tenía su importancia, pero, evidentemente, en esta partitura, al movimiento contra la guerra de Estados Unidos le correspondía un papel especial.

Algunos concluyeron que fue el movimiento contra la guerra el que derrotó a Washington, en defensa de tesis pacifistas sobre la inutilidad de la lucha armada. Un anacronismo engañoso. Durante mucho tiempo, la burguesía estadounidense apoyó el esfuerzo bélico, al igual que la mayoría de los científicos, investigadores e ingenieros llamados a proporcionar al ejército las tecnologías que necesitaba. Las fábricas de armamento funcionaban a pleno rendimiento. Es cierto que la resistencia a la guerra se reforzó considerablemente durante la segunda mitad de los años sesenta, especialmente entre la juventud. Sin embargo, para que la contestación cambiara decisivamente de dimensión, fue necesario que las pérdidas militares fueran demasiado elevadas, que el coste económico del conflicto se hiciera demasiado grande, que la legitimidad del imperialismo estadounidense en el mundo se viera demasiado afectada, que se reforzaran los movimientos de antiguos combatientes y que estallara la crisis política en 1972 con el escándalo del Watergate, que obligó a Richard Nixon a dimitir.

Para forzar unas negociaciones que abrieran una ventana política favorable a la victoria, tras la ofensiva del Têt en 1968 (derrota militar, victoria política y diplomática), el movimiento de liberación vietnamita impuso una negociación cara a cara: la RDVN (República Democrática de Vietnam) y el GRP (Gobierno Revolucionario Provisional) en el sur, por un lado, y los Estados Unidos y el régimen de Saigón, por otro, excluyendo esta vez la presencia de las grandes potencias amigas (Moscú, Pekín). Las negociaciones de París se iniciaron y se estancaron. Sin embargo, deseoso de retirarse progresivamente para responder a la crisis interna, Washington inició la política de vietnamización, retirando gradualmente sus fuerzas armadas mientras intentaba consolidar el régimen de Saigón. La firma, a duras penas, de los acuerdos de París, el 27 de enero de 1973, sancionó la retirada de los soldados estadounidenses. Dos años más tarde, en 1975, se lanzó la ofensiva final y el ejército de Saigón se derrumbó. La guerra terminó por fin, casi sin combates. Como una constatación.


Mientras Saigón cae ante el gobierno comunista de Vietnam del Norte, el embajador de Estados Unidos en Vietnam, Graham Martin, habla con la prensa el 29 de abril de 1975 después de una evacuación. (Foto de Dirck Halstead / Enlace). Derecha: La caída de Saigón. Soldado survietnamita. 30 de abril de 1975. (Foto de Françoise De Mulder / Roger Viollet / Getty Images)



Tres décadas de guerra

Una victoria histórica de enorme alcance, pero por la que el pueblo vietnamita y las fuerzas de liberación pagaron un precio terriblemente alto. Tres décadas de guerra agotaron a la sociedad, aplastaron el pluralismo político, diezmaron a los cuadros establecidos en el sur y marcaron profundamente a las organizaciones que sobrevivieron a la prueba (empezando por el PCV). Vietnam se liberó, la revolución triunfó, pero bajo un régimen autoritario. Al no haber recibido el apoyo suficiente en el momento oportuno en 1945, 1954, 1968... Soldado de primera línea, el pueblo vietnamita libró una batalla de la que se beneficiaron enormemente las luchas populares en todo el mundo, las de mi generación. El precio pagado fue muy alto. Merece que se le siga apoyando hoy en día, incluso cuando es reprimido por su propio Gobierno.

Severamente derrotado, Washington no ha dejado de vengarse. Impuso el aislamiento de Vietnam durante una década, esta vez con el apoyo de China. En el momento de la gran escisión entre la URSS y China, Moscú se convirtió en el enemigo principal a los ojos de Pekín. Aunque la ayuda chino-soviética (interesada) había sido de gran importancia para el esfuerzo bélico vietnamita, la independencia de Hanoi no era muy apreciada por el régimen de Pekín. En un nuevo contexto geopolítico, Vietnam se acercó a Rusia, antes de convertirse en víctima directa de los cambios en las alianzas internacionales, cuando Estados Unidos y China apoyaron conjuntamente a los Jemeres Rojos (¡!) en una nueva guerra de Indochina, en 1979. La realpolitik alcanzó entonces uno de sus puntos álgidos.


Arriba: Desesperados survietnamitas intentan convencer a los marines estadounidenses que custodian la embajada estadounidense de que los dejen entrar en el complejo, con la esperanza de ser evacuados en helicóptero antes de la llegada de las tropas norvietnamitas. A la mayoría de ellos se les negó la entrada y los cientos de refugiados que ya estaban dentro de los terrenos de la embajada fueron abandonados (Imagen de © Nik Wheeler/Corbis) - Ciudadanos survietnamitas desesperados intentan escalar los muros de la embajada estadounidense en un vano intento de huir de Saigón. El 30 de abril de 1975, Saigón cayó en manos de los comunistas y la guerra de Vietnam terminó oficialmente. Imagen de © Nik Wheeler/Corbis. Abajo: Refugiados survietnamitas desesperados se aferran a los vehículos a lo largo de la autopista 1 mientras huyen de las tropas norvietnamitas que avanzan para capturar Saigón (Imagen de © Nik Wheeler / Corbis) - Refugiados survietnamitas en botes se acercan a un barco de guerra estadounidense para buscar refugio en abril de 1975 en el Mar de China Meridional, cerca de Saigón. (Foto de Dirck Halstead / Getty Images)


Camboya sumida en el caos

La ruta Ho Chi Minh, que permitía hacer llegar armas a los combatientes del sur, pasaba en parte por Laos y el este de Camboya, que, bajo la égida del príncipe Norodom Sihanouk, no había participado de forma significativa en la primera guerra de Indochina. Aunque afirmaba su neutralidad, el príncipe toleraba la presencia vietnamita.

Al bombardear masivamente Camboya y apoyar el sangriento golpe de Estado de Lon Nol (1969-1970), Estados Unidos precipitó a la guerra y al caos a un reino que no estaba preparado ni social ni políticamente para una guerra popular, pero creó un vacío del que se beneficiaron los Jemeres Rojos. El 30 de abril de 1975, estos conquistaron la capital. A continuación, vaciaron por completo la ciudad de su población, en previsión de los bombardeos estadounidenses, según afirmaban entonces. Sin embargo, enviaron al exilio interno a personas hospitalizadas que no podían sobrevivir a esta prueba. La realidad no tardó en aparecer. Los deportados fueron dispersados por todo el país, sin esperanza de regresar. Phnom Penh se convirtió en una ciudad jemer roja donde operaba un centro de tortura cuidadosamente administrado, en el que se archivaba cada interrogatorio.

¿Qué estaba pasando? Fue entonces cuando nos dimos cuenta de lo poco que sabíamos sobre este movimiento heterogéneo. Una facción de los Jemeres Rojos había colaborado durante la guerra con los vietnamitas, a ambos lados de la frontera. Fue víctima de purgas secretas que permitieron a la facción de Pol Pot afianzar su poder. Se trataba de una corriente violentamente etnonacionalista, racista y, en particular, antivietnamita. ¿Su base social? Las tribus montañesas del norte (la guardia pretoriana de Pol Pot) y... el ejército, del que tomó el control. Los Jemeres Rojos fueron calificados de comunistas radicales (?) y maoístas, pero hicieron todo lo contrario. De vuelta a los centros urbanos, el PCC se apresuró a reconstituir una base obrera (creando un estatus especial para las y los trabajadores de las empresas estatales). Llevó a cabo una verdadera reforma agraria y tomó medidas emblemáticas para las mujeres del pueblo. Todo ello, por supuesto, consolidando su monopolio del poder y su control político sobre la sociedad.

La revolución camboyana no habría sido, evidentemente, una copia de sus homólogas china o vietnamita. Pero, ¿de qué revolución estamos hablando? ¿Campesina, cuando los Jemeres Rojos sometían al campesinado a trabajos forzados? ¿Obrera, sin ninguna implantación, ni siquiera semiproletaria? ¿Burguesa, cuando abolieron la moneda? ¿Y cómo definir ese Estado? Por defecto, en muchos círculos de izquierda se le calificó de Estado obrero. Por mi parte, en 1985, propuse la fórmula de un aborto espontáneo de un Estado obrero en gestación. Un debate muy enrevesado, por decirlo suavemente.

Y, por otra parte, ¿de qué Estado estamos hablando? ¿En qué medida existe? En el mejor de los casos, era embrionario. Sobre todo, carecía de una base social sobre la que podría construirse. El ejército de campesinos se separó del campesinado. Ante un caso tan límite, es mejor no precipitarse a esgrimir conceptos. La historia desigual y combinada de la Segunda Guerra de Indochina provocó en Camboya el surgimiento de una situación crónicamente inestable en la que un ejército sometió a la población a un régimen de explotación para restaurar la antigua grandeza del reino, incluso a costa de excavar una inmensa red de canales... sin ingenieros que lo planificaran (los intelectuales eran especialmente perseguidos por el nuevo poder, encabezado por un puñado de intelectuales).

El orden del Jemer Rojo se derrumbó con la intervención militar vietnamita de diciembre de 1978 a enero de 1979. Una de las razones que llevaron a Hanoi a actuar fue el destino reservado a la población vietnamita de Camboya, amenazada de genocidio, al igual que otras minorías. Sin embargo, la mayoría de la población vivió esta intervención como una liberación. Toda la gente deportada comenzó a regresar a sus hogares de forma espontánea. Vietnam retiró sus tropas (las últimas abandonaron el país en 1989), tras instalar un Gobierno amigo (pero no clientelar, como demostró el curso de la historia).

El poder del Jemer Rojo era irremediablemente inestable. ¿Podría haberse consolidado en el oeste y haber ganado contenido social con la ayuda del ejército, los traficantes y las bandas tailandesas? En tal hipótesis, se habría convertido en burgués. Política de ficción.

La perspectiva que habría dado una oportunidad progresista a una revolución camboyana habría sido inscribirla en una solidaridad indochina, con Laos y Vietnam. Probablemente, una parte del movimiento Jemer Rojo era favorable a ello. El riesgo de verse dominado por Hanoi era real, pero nada podía ser tan terrible como lo que ocurrió -cientos de miles de víctimas- y que provocó un profundo trauma histórico cuya huella aún marca, de forma insidiosa, la Camboya actual.

La Federación Socialista de Estados Indochinos nunca vio la luz. Muchos se oponían a ella: Pol Pot, Pekín, Washington, la ONU y Sihanouk, que se dejó manipular por China y Estados Unidos al dar un barniz de legalidad internacional a la guerra sucia de 1979.


30 de abril de 1975, Saigón, Vietnam del Sur. Un hombre vietnamita reza frente a un retrato de Ho Chi Minh después de la caída de Saigón. Imagen de © Jacques Pavlovsky/Sygma/CORBIS



La guerra chino-vietnamita

Los jemeres rojos polpotistas reivindicaban derechos históricos sobre el delta del Mekong y habían multiplicado las incursiones sangrientas en territorio vietnamita, antes de que Hanoi decidiera la invasión de 1978.

En respuesta al derrocamiento del régimen jemer rojo por Hanoi, China decidió llevar a cabo una expedición punitiva en febrero-marzo de 1979. Duró un mes. La frontera, de 750 kilómetros de longitud, es en su mayor parte montañosa. El ejército chino lanzó un ataque frontal para tomar los pasos, con el apoyo de fuego de artillería y tanques. Consiguió penetrar en territorio vietnamita, pero la operación terminó en un doble fracaso.

En primer lugar, un fracaso militar. La desorganización del ejército chino y sus fallos (en materia de inteligencia o coordinación del mando) sorprendieron. Contaba con que gran parte de las fuerzas regulares vietnamitas se encontraban en Camboya, pero las milicias locales se mostraron capaces de contrarrestar la ofensiva lanzada por Pekín. La puesta de manifiesto de estas negligencias desencadenó una crisis en la dirección del PCCh. La profunda modernización de sus concepciones y de su aparato militar seguía pendiente.

También fue un fracaso estratégico. Hanoi no retiró tropas de Camboya para reforzar sus defensas en Vietnam del Norte. No hubo tregua para los protegidos jemeres rojos de Pekín.


La crisis chino-soviético

La crisis chino-jemer-vietnamita representa uno de los puntos álgidos del conflicto chino-soviético, sancionando también un espectacular cambio de alianzas internacionales.

Las relaciones entre Pekín y Moscú siempre estuvieron cargadas de sospechas y tensiones. La revolución china se impuso (al igual que en Vietnam) en contra del reparto de zonas de influencia negociado entre Estados Unidos y la URSS al final de la Segunda Guerra Mundial. Stalin había instado a Mao a no derrocar el régimen de Chiang Kai-shek. Quería preservar su control absoluto sobre el movimiento comunista internacional. Por último, y esto era un tema especialmente controvertido, se negaba a que China accediera a la arma nuclear.

China pagó las consecuencias de la política de coexistencia pacífica preconizada por Nikita Jrushchov, que apoyó a la India durante el conflicto chino-indio de 1962 en la cordillera del Himalaya. Puso fin brutalmente a la asistencia técnica que prestaba a la economía china. El acercamiento entre Moscú y Washington se produjo claramente a expensas de China. La ruptura se consumó definitivamente en 1969, con las guerras fronterizas entre China y la Unión Soviética.

La escisión del llamado campo socialista dio la mano a Washington, libre para jugar unos contra otros. En 1971, Henry Kissinger viajó en secreto a China para preparar la visita de Richard Nixon a Pekín en 1972, quien, a continuación, volvería a visitar Moscú.

Las consecuencias nefastas del conflicto interburócratico chino-soviético se dejaron sentir en todo el mundo. Sin embargo, la victoria vietnamita de 1975 abrió una ventana de oportunidad, ya que Washington ya no estaba en condiciones de intervenir militarmente de forma masiva en el extranjero. La crisis chino-indochina de 1978-1979 anunció, por su parte, el cambio de época de los años ochenta, que vio a mi generación militante derrotada en los tres sectores de la revolución mundial (Tercer Mundo, países del Este, países imperialistas).




Guerra y revolución (breves notas complementarias)

Al término de la segunda guerra mundial, el ocupante japonés destruyó la administración francesa, antes de ser derrotado en el teatro de operaciones del Pacífico. El Vietminh aprovechó este breve momento favorable, que había anticipado, para declarar la independencia. Actuó con gran rapidez y mantuvo la iniciativa política, pero en una situación frágil. Sus capacidades militares eran débiles y su autoridad estaba cuestionada, sobre todo por sectas religiosas y movimientos nacionalistas anticomunistas.


Revolución social y reforma agraria

Con el acuerdo de la China de Chiang Kai-shek, el cuerpo expedicionario francés bombardeó el puerto de Haiphong, en el norte de Vietnam, en 1946. Así comenzó la primera guerra de Vietnam. Las ofertas de negociación de Ho Chi Minh fueron rechazadas. Como atestigua un discurso de Vo Nguyen Giap a su regreso de París, la dirección del Partido Comunista Vietnamita había tenido en cuenta esta posibilidad.

Dado la relación de fuerzas militares, esta guerra tomó la forma de una guerra revolucionaria prolongada. En este contexto, se movilizó al campesinado. El patriotismo no era suficiente. El llamamiento a la reforma agraria resulta indispensable. A partir de entonces, la liberación nacional y la revolución social se entrelazan. Esta fue la base que permitió inscribir la resistencia en el largo plazo.

Existen modelos estratégicos. Sin embargo, una estrategia debe tener en cuenta la evolución de la situación, las reacciones de la fuerza enemiga, el resultado de las fases anteriores de la lucha... En realidad, una estrategia concreta evoluciona y a menudo combina elementos que pertenecen a modelos diferentes. Los vietnamitas no dejaron de adaptar su estrategia.

Una estrategia combina formas de lucha de naturaleza diferente. La adaptabilidad estratégica también consiste en saber detener la lucha armada cuando ya no responde a una necesidad.


Una decisión difícil

Después de 1954, la reanudación de la resistencia armada contra el régimen de Saigón se hizo esperar. Esta decisión, aplicada progresivamente en la segunda mitad de la década de 1950, de reanudar la lucha armada no debió de ser fácil de tomar, sabiendo que esta vez sería Estados Unidos quien entraría en liza. Pero, ¿qué alternativa había? Aceptar, como mínimo, la división del país ad vitam æternam (para siempre o por la eternidad), como en Corea. Abandonar sin apoyo a las redes militantes y las bases sociales del movimiento de liberación en el sur, frente a una dictadura sin escrúpulos. Dejar la iniciativa a Washington, si decidía atacar la República Democrática de Vietnam.


La perspectiva de la emancipación social y democrática

Cuando sectores sociales significativos entran en resistencia armada, es porque la violencia de los poderes establecidos era insoportable. La guerra popular abre (potencialmente) una dinámica de emancipación social, que sin embargo corre el riesgo de agotarse cuando se prolonga. En Asia, donde los conflictos nunca han cesado, la cuestión que se plantea no es solo histórica. Por lo tanto, es necesario dar respuestas concretas a un doble problema: ¿cómo evitar que los grupos armados degeneren? (lo cual ocurre) ¿Cómo defender concretamente la libertad democrática de decisión y los derechos de las comunidades populares o montañesas que los combatientes deben proteger? Contamos con una rica experiencia en la materia, especialmente con nuestros compañeros de Mindanao, al sur del archipiélago filipino.

En Birmania, cuando la junta militar tomó el poder hace cuatro años, se puede decir que (casi) todo el país entró en desobediencia civil no violenta. La junta podría haber sido derrocada si la comunidad internacional le hubiera prestado su apoyo a tiempo. Una vez más, no fue así. Y la represión acabó obligando a la resistencia de la llanura central a unirse a la lucha armada liderada, en particular, por las minorías étnicas. Una vez más, no se trató de una elección a priori, sino de una obligación.


"Bienvenida a ciudad Ho Chin Mihn al Ejército de Liberación", pintura del coronel Le Huy Toan. Las fuerzas combinadas del Ejército del Pueblo y del Frente de Liberación Nacional -FNL- de Vietnam liberan Saigón el 30 de abril de 1975, Día de la Reunificación Nacional.

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Fuentes: 

Artículos sobre Vietnam:

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