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29 octubre 2025

Mitos y verdades del Acuerdo Sykes-Picot (1916)




Es interesante recordar que después de más de un siglo seguimos teniendo una percepción, aunque no fraudulenta, si errada del secreto Acuerdo Sykes-Picot de 16 de mayo de 1916, entre británicos y franceses. A decir de refutados estudiosos culpar exclusivamente a Sykes-Picot de la división de Medio Oriente es un engaño histórico peligroso.

No solemos ser conscientes (quienes sentimos pasión por la historia) que hemos caído en una interpretación errada de que Sykes-Picot fue el punto determinante que diseñó nuevas líneas geografías imaginarias contra natura, es decir, que tanto ingleses como franceses diseñaron a su capricho un mapa de Medio Oriente basado en sus intereses estratégicos, políticos y económicos, que nunca tomaron en cuenta las barreras que separaban a un crisol de pueblos, tribus, etnias, incluso sobre una diversidad religiosa, siendo “condenadas a agruparse en disímiles espacios, obligados a construir naciones con conceptos absolutamente occidentales”.

Como se irá explicando, lo dicho arriba no es necesariamente falso, pero si es una mala interpretación de la historia, simplemente porque Sykes-Picot no constituye el único antecedente; ni fue, ni debería seguir siendo un forzado documento histórico al que se aferran muchos investigadores; y, una de las razones es porque Sykes-Picot NUNCA entró en rigor, nunca se efectivizó sobre el terreno. Fue uno más de algunos importantes documentos que se plasmaron sobre la mesa del diseño del Medio Oriente. Evidentemente se trató de un arbitrario trazado, a dedo, de fronteras, un reto tanto a la geografía y al componente étnico y al sentido común, una característica que distinguía, sin duda, a los imperios coloniales del siglo XIX y del XX.

A groso modo, veamos un par de apreciaciones sobre el Acuerdo Sykes-Picot.

Paul Mason, redactor de New Statesman, 9 de mayo de 2016 (en el centenario del Acuerdo), presentó una ponencia titulada “Sykes-Picot: how an arbitrary set of borders created the modern Middle East” (Sykes-Picot: cómo un conjunto arbitrario de fronteras creó el Medio Oriente moderno), afirmando que Gran Bretaña y Francia se repartieron lo que se convertiría en Siria, Irak e Israel y que esa mentalidad imperial perdura con las cicatrices dejadas en la región. Hace énfasis en una “torcedura” de las líneas trazadas en la que se establecería Israel.


          (Foto de Flickr  PROPaolo Porsia)


"¿Qué tipo de acuerdo le gustaría tener con los franceses?" preguntó Arthur Balfour, Secretario de Relaciones Exteriores, al coronel Sir Mark Sykes, quien respondió: "Me gustaría trazar una línea desde la 'e' en Acre hasta la última 'k' en Kirkuk".

No era el primer desafortunado “deseo” de Sykes, ya en enero de 1915, en una carta, le urgía a Winston Churchill a apoderarse de Constantinopla (Estambul, desembarcando tropas en Gallipoli) para acabar tanto con los otomanos y fulminar con la influencia alemana en el este, según él, esa posibilidad abriría paso a invadir Alemania a través de los Balcanes (40.000 soldados británicos murieron tratando de demostrar que Sykes tenía razón en Gallipoli, y no la tuvo).

¿Qué más podemos decir del tristemente “celebre” esbozo a dedo de Sykes? Quien estaba, luego, fascinado con la declaración de Balfour de 1917 para la constitución de un estado judío en Palestina. Él conocía el mundo árabe de la época, el panarabismo y su organización; aún así, ¿cómo pudo alguien tan bien informado equivocarse tanto?, se pregunta Mason.

“Leer los escritos de Sykes hoy es observar la tragedia de un intelecto encadenado por delirios de superioridad. Sykes trabajó sobre la suposición, central para todos los imperialismos: que los pueblos sometidos se comportan solo de acuerdo con sus "características" étnicas o nacionales, mientras que las naciones blancas poderosas tienen capacidad de acción”. Sykes creía que se podía aglutinar a las dos ramas del Islam, al cristianismo y tolerar a los judíos. “El imperialismo los convirtió en unos imbéciles ciegos que creían que, trazando límites, podían controlar la historia”.

Turquía desarrolló una “conciencia nacional, moderna y secular, entonces la apuesta unidireccional contra el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial resultó inútil. El nacionalismo secular turco daría forma a la región tanto como el panarabismo en los próximos 100 años”. Sykes y los demás veían a la religión islámica como algo aparte de las etnias árabes, idioma y tradición. Se negaron a pensar que una oposición a ellos podría provocar el surgimiento del antiimperialismo forjado mediante la educación de la gente. No midieron la posibilidad de que estallarían revoluciones como la rusa en oposición a su sistema de capitalismo colonial explotador.

Una lección fácil de aprender de Sykes-Picot es que: “no dibujes líneas arbitrarias en el mapa. Los pueblos y las naciones deben tener derecho a la libre determinación”. Pero, realmente ¿fueron arbitrarios esos trazos a dedo sobre el mapa? El presidente Woodrow Wilson impulsó la autodeterminación -aunque sea en el discurso- contradiciendo el postulado del Imperio Británico y ese fue uno de sus puntos para entrar en la guerra, por lo que los gobiernos británico y francés ocultaron a EEUU la existencia del mapa de Sykes.


Por su lado, otro importante autor, John Hilary, en “The Sykes-Picot legacy, 100 years on” (El legado de Sykes Picot, 100 años después), en mayo de 2016 (War on want) establece que ese Acuerdo secreto entre Francia y Gran Bretaña que sumió a Oriente Medio en un siglo de derramamiento de sangre.

Recalca que dos negociadores coloniales: Mark Sykes (británico) y François Georges-Picot (francés) decidieron planear como repartirse Oriente Medio (tal cual como “Pinky” y “Cerebro” planean cada noche como conquistar el mundo), tras hacer colapsar al Imperio Otomano en plena guerra mundial. El autor profundiza en las promesas de autodeterminación que los británicos hicieron a los pueblos árabes, lo que garantizó su apoyo para derrotar a las fuerzas de ocupación turcas. Logrado el objetivo, esas promesas fueron olvidadas, solo cambió de liderazgo imperial.

Una declaración anglo-francesa de noviembre de 1918, a los pueblos árabes, prometía "la liberación completa y definitiva de los pueblos que durante tanto tiempo han sido oprimidos por los turcos, y el establecimiento de gobiernos y administraciones nacionales que derivarán su autoridad del libre ejercicio de la iniciativa y elección de las poblaciones indígenas". El gobierno británico planeaba excluir a Palestina en la declaración y la orden de su publicación en Jerusalén fue un “lamentable” error.




Pero esa traición no fue diseñada exclusivamente en el Acuerdo Sykes-Picot. Francia y Gran Bretaña decidieron en otros acuerdos dividirse Oriente Medio “por medio de una ‘línea en la arena’ dibujada en el mapa entre Acre en la costa mediterránea y Kirkuk en el norte de Irak. Todo lo que está al norte de esa línea sería controlado por los franceses, y todo lo que está al sur por los británicos. Francia obtendría Siria y Líbano, mientras que Gran Bretaña tendría Irak y Transjordania… Un pacto descaradamente egoísta".

La cuestión de quién gobernaría Palestina no tuvo respuesta en el Sykes-Picot, los británicos recurrieron “a otra estratagema para asegurarse de que Gran Bretaña, no Francia, asegurara ese mandato al final de la Primera Guerra Mundial. A través de una serie de garantías a las principales figuras del floreciente movimiento sionista, el gobierno británico pudo asegurar el respaldo internacional para su control de Palestina con el pretexto de algo más que el interés propio imperial”. Precisamente esa estrategia produjo la ‘Declaración Balfour’ de 1917, el apoyo británico para "establecer en Palestina un hogar nacional para el pueblo judío". Balfour tuvo que admitir que se negaron hablar sobre el principio de autodeterminación.

Intereses geoestratégicos hicieron posible este tipo de acuerdos, Palestina originalmente fue vista como zona de amortiguación que protegería el Canal de Suez; luego se “descubriría” las inmensas reservas de petróleo en Mesopotamia que terminaría sembrando de caos y sangre la historia de Irak, Siria, Líbano y Palestina hasta el día de hoy.




Muchos se preguntarán, ¿qué pasa con el Kurdistán, por qué no se habla aquí de ello? Existe mucha confusión con Sykes-Picot y otros tratados y mapas de la época, la cuestión kurda tiene más que ver exclusivamente con el territorio que heredaría la naciente Turquía de su ancestro otomano. Para quienes estén interesados en los mapas del Kurdistán, por favor repasar nuestro artículo: KURDISTÁN: Los mapas de la discordia


Parte II

Hechos y ficción
La historia de “Sykes-Picot”

Adán Garfinkle
The American Interest

Lección de historia: Sykes-Picot no estableció -repito, no estableció- las fronteras del Medio Oriente moderno.

El 16 de mayo de 2016, se cumplió el centenario de Sykes-Picot, y las inanidades y estupideces al respecto surgen de los medios a una velocidad que me cuesta seguirles el ritmo. Vayamos al grano: Sykes-Picot no estableció -repito, no estableció- las fronteras del Oriente Medio moderno. Esto debería dificultar culpar a Sykes-Picot, ya que nunca entró en vigor. Y lo que se está desmoronando hoy no es el sistema interestatal Sykes-Picot, sino cada vez más las propias unidades; el sangriento ruido interestatal que vemos no es la fuente del problema central de la región, sino un síntoma del mismo. Hay muchas cosas en que pueden equivocarse, y sin duda es un asunto repugnante para compartir con la gente sin educación, como si fueran aperitivos de sabor extraño para la hora del cóctel.

Bien, entonces ¿por qué Robin Wright en The Atlantic, David Ignatius en el Washington Post, Daniel Pipes en su blog y, según el último recuento, unas seis docenas de personas más publicaron recientemente insistiendo en que Sykes-Picot hizo lo que seguramente no hizo?

Solo hay dos explicaciones posibles.

Una es que un autor sabe que la historia es mucho más compleja que dos tipos sentados en un salón imperial lleno de humo con un mapa en blanco y un lápiz grueso, pero usa el conocido eslogan “Sykes-Picot” como abreviatura para resumir lo que realmente sucedió. La otra es que el autor en cuestión en realidad no tiene ni idea de lo que está hablando. Ignatius y Pipes, estoy bastante seguro, usan abreviaturas. Robin Wright y muchos otros, no estoy tan seguro. Pero el resultado es el mismo: engañar a otros crédulos sobre lo que realmente sucedió durante y justo después de la Primera Guerra Mundial para moldear los contornos de Oriente Medio. Entonces, en resumen, ¿qué sucedió?

No hubo solo un cónclave secreto durante la guerra entre los Aliados, sino cuatro.

El primero, y con diferencia el más importante, el Acuerdo de Constantinopla del 18 de marzo de 1915, otorgó Estambul a Rusia, el control de los Dardanelos, Tracia y una parte del noreste de Anatolia; además, otorgó a Gran Bretaña y Francia amplias esferas adicionales sobre el patrimonio árabe del Imperio Otomano.

En segundo lugar, el Tratado de Londres, firmado el 26 de abril de 1915, puede describirse con justicia como el soborno aliado a Italia para que se uniera a la guerra, y prometía a los italianos beneficios inmobiliarios específicos a expensas de los otomanos. Este Tratado abrevió el primer esbozo de la distribución geográfica de la posguerra.

En tercer lugar, más de un año después (el 16 de mayo de 1916), se produjo el Acuerdo Sykes-Picot, mucho después de que los aliados hubieran acordado y firmado el acuerdo básico. Representó principalmente un ajuste y un conjunto más específico de acuerdos únicamente entre Gran Bretaña y Francia sobre sus posibles adquisiciones. Esto fue necesario por varias razones: ambigüedades en el plan original; la evolución de las realidades del campo de batalla; y el hecho de que Gran Bretaña había abierto y desarrollado desde entonces otra vía de negociaciones secretas, esta vez con el jerife Hussein de La Meca en la ahora famosa correspondencia Hussein-McMahon.

Sykes-Picot llegó con un mapa coloreado en cinco partes: zonas británicas y francesas directas e indirectas, y una zona internacional que abarcaba Jerusalén y una ruta hacia el oeste hasta la costa de Haifa. Las esferas de influencia indirectas británicas y francesas debían ser dominio de un “estado árabe independiente”, y esas mismas palabras aparecen en el mapa original. (más adelante se abordará lo que esto implica).

En cuarto lugar, llegó los Acuerdos de Saint Jean de Maurienne el 17 de abril de 1917, lo que amplió la participación italiana, pero dependía de la aceptación rusa. Esta aceptación nunca se produjo debido a la Revolución Rusa.




De hecho, ninguna de las fronteras previstas en estos acuerdos, ni por separado ni en conjunto, llegó a concretarse. La Revolución rusa invalidó el Acuerdo de Constantinopla, y el avance de los ejércitos del general Edmund Allenby en 1917 también invalidó gran parte del mapa Sykes-Picot. La Declaración Balfour de noviembre de 1917, que no incluía ningún mapa, y la intervención del ejecutivo sionista como elemento político en el proceso de toma de decisiones de la posguerra complicaron aún más la cuestión de la frontera entre el posible mandato británico para Palestina y el mandato francés para Siria.

Tras Versalles en 1919, se convocó una importante conferencia en San Remo en abril de 1920 para definir definitivamente las fronteras en previsión del depósito de los mandatos ante la Sociedad de Naciones. Pero ni siquiera San Remo resolvió el asunto definitivamente.

El Tratado de Sèvres, firmado en agosto de 1920, impuso un acuerdo muy draconiano al Imperio Otomano, pero cabe destacar que no insistió en el fin del imperio como tal, ni en su posesión del califato del Islam. En cualquier caso, pronto el gobierno griego de Venizelos aprovechó la debilidad de la Turquía otomana para invadir Anatolia, con apoyo británico. Esta fue una decisión fatídica y muy estúpida. Tuvo el efecto, junto con otras causas, de fortalecer y centrar considerablemente una incipiente guerra turca de liberación de una invasión multifacética en las principales tierras turcas de Anatolia. Antes de que terminara, unos 18 meses después, las armas turcas habían aplastado a los griegos. Este resultado, junto con el resurgimiento de la idea de un estado armenio independiente, convirtió a Sèvres, junto con lo poco que quedaba del mapa Sykes-Picot, en letra muerta. Ninguna de las fronteras trazadas en San Remo en relación con los límites de los mandatos con Turquía tenía sentido.

Durante el esfuerzo turco por resistirse a los términos del Tratado de Sèvres, Mustafá Kemal (Ataturk) tomó el control militar del gobierno turco. Ataturk y sus colegas nacionalistas acabaron con el imperio, separaron el califato de él y, finalmente, en 1924, lo abolieron por completo. Así pues, no fueron los Aliados quienes destruyeron formalmente lo que quedaba del Imperio Otomano y el califato, sino los propios turcos en nombre de la nueva República de Turquía.


El General (Pasha) Mustafá Kemal, luego Mustafá Kemal Atatürk, padre fundador de la actual Turquía


Fue el Tratado de Lausana, firmado en 1923, el que determinó las fronteras entre Turquía y los mandatos para Siria e Irak. Sin embargo, nunca se gestó ningún mandato para Armenia, ya que Turquía y la joven Unión Soviética invadieron conjuntamente el naciente estado armenio y aniquilaron su independencia. La URSS puso fin, por aquel entonces, a las tres nuevas repúblicas soberanas del Cáucaso que se habían separado de Moscú durante la guerra civil rusa de 1920-21. Ninguna entidad kurda se desarrolló fuera de la zona autónoma, ya que Mustafá Kemal logró persuadir a sus correligionarios kurdos musulmanes para que se unieran a él contra adversarios cristianos comunes: los griegos y los armenios, junto con sus grandes potencias aliadas.

La Comisión anglo-francesa Newcombe-Paulet finalmente detalló la frontera entre Palestina y Siria en 1923. El surgimiento del “gran” Líbano -las fronteras del Líbano actual- a partir del Monte Líbano y el mandato sirio en 1924 es una historia tan compleja que me cuesta resumirla aquí. Y, como Secretario Colonial, Winston Churchill creó el Emirato Hachemita de Transjordania una mañana de domingo de 1921 en Jerusalén, “entre puros y brandy”, en condiciones también demasiado complejas para resumirlas aquí. Cabe destacar que, en este caso, se crearon fronteras para una entidad que nadie, ni en su imaginación más descabellada, concibió siquiera que existiera en mayo de 1916.

Y, por supuesto, trazar las fronteras de Transjordania significó trazar una frontera occidental para lo que se convirtió en Irak. Si alguien hoy en día nunca ha oído hablar, por ejemplo, del problema del “capítulo árabe”, significa que nunca ha descifrado los archivos, que depende completamente de literatura secundaria defectuosa y que realmente no tiene ni idea de lo que dice cuando habla de Irak en la configuración territorial que asumió en 1920. Por si fuera poco, posteriores ajustes entre la Siria francesa y la Mesopotamia británica (posteriormente llamada Irak) trasladaron Mosul de la zona francesa a la británica a cambio de concesiones francesas en la industria petrolera local.

Mientras tanto, el Reino de Nejd, nunca colonizado, invadió el Hiyaz en 1924, expulsando a los hachemitas, lo que finalmente condujo a la adopción del término Reino de Arabia Saudita en 1932. Dos años después, Arabia Saudita atacó Yemen y se anexionó las provincias de Asir y Najran. Las fronteras entre Siria y Transjordania, y entre Transjordania y Arabia Saudita, no se definieron hasta mediados de la década de 1930. En 1938, una provincia del norte de Siria -Hatay, o lo que antes se conocía como Sandjak de Alejandreta y luego Cilicia- fue cedida a Turquía por Francia, con el consentimiento británico, en un acuerdo diseñado para evitar el apoyo turco a Alemania en la inminente guerra.

Se podría profundizar en la descripción de cómo se trazaron las fronteras del Oriente Medio "moderno", incluyendo la creación de los jeques del Golfo Pérsico, el último de los cuales (los Emiratos Árabes Unidos) no se creó hasta 1971. En otras palabras, ¡"Fronteras Sykes-Picot"! ¡Ni hablar! La insinuación de que alguna vez existieron es pura y simple mentira.

Mucho sobre cómo se trazaron y cómo no se trazaron las fronteras. Pero ¿por qué sucedió así? Las preguntas de "por qué" suelen ser mucho más difíciles de responder que las de "cómo", pero un breve intento quizás sea útil porque arroja algo de luz sobre lo que los observadores contemporáneos afirman que Sykes-Picot significa para nosotros, o debería significar para nosotros, un siglo después. 

Si existe alguna lección, esta debería extenderse más allá de Oriente Medio, pues los Aliados no solo arrebataron al sultán el control de las provincias árabes del Imperio Otomano, sino que también desmembraron los imperios de los Habsburgo y los Hohenzollern. El Imperio Romanov, mientras tanto, al final de la guerra, se encontraba en proceso de desmembrarse (temporalmente).

 

Un mapa detallado que muestra el Imperio otomano y sus dependencias, incluyendo sus divisiones administrativas (valiatos, sanjacados, kazas), en el año 1899



Pero centrémonos por ahora en el desmembramiento del Imperio Otomano. ¿Cuáles fueron las razones?

Razones -en plural- es la forma correcta de plantear la pregunta, porque rara vez una sola razón agota la realidad. Tres parecen ser las más importantes.

Una razón se relacionaba con la prudencia geoestratégica. La rescisión del Imperio Otomano, a lo largo de muchos años, había creado vacíos que fomentaron la competencia entre otras potencias y provocaron crisis y guerras, entre ellas las guerras de los Balcanes a principios del siglo XX y, en la mente de los estadistas de la época, la propia Guerra Mundial. Por lo tanto, un desmembramiento ordenado, alcanzado de mutuo acuerdo, debería hacer que el sistema en su conjunto fuera menos propenso a crisis y guerras en el futuro. El mismo razonamiento se aplicó tanto al desmembramiento previsto del derrotado Imperio de los Habsburgo como al del Imperio Otomano.

Una segunda razón se refería a la competencia imperial en general. La carrera por las colonias entre algunas potencias europeas -principalmente Gran Bretaña, Francia y Alemania- se había acelerado con la capacidad tecnológica para apoderarse y administrar imperios de ultramar. Una conferencia de Berlín en 1888 había dividido el África subsahariana. Posteriormente, la competencia se trasladó en parte al Pacífico Sur. Para 1914, quedaban pocos bienes raíces lucrativos en el planeta, salvo los que poseían los otomanos y que podían ser confiscados como resultado de la guerra. La competencia geoestratégica por los bienes raíces se había vuelto completamente global en la mente de los estadistas de las grandes potencias europeas por primera vez, y había asumido el carácter de una competencia posicional: cada potencia temía quedar en desventaja competitiva si este o aquel territorio caía en manos de un imperio rival. Muchos observadores a lo largo de los años han argumentado que esta competencia era sobre todo de carácter comercial; otros, que también estaba asociada con la grandeza nacional y el ego colectivo. Por muy ciertos que esos motivos pudieran haber sido en la mayoría de los casos, el motivo dominante para la mayoría de las potencias parecía provenir de esta competencia posicional, similar a un juego, que se manifiesta en muchas formas de comportamiento humano. (Los estadounidenses quizás puedan comprender esto mejor en el contexto de la adquisición de Hawái por parte de Estados Unidos. Sin duda, se cometieron algunas acciones ruines en esa saga expansionista; pero en aquel momento parecía obvio que si Estados Unidos no se presentaba, Alemania, Japón o Gran Bretaña lo harían, lo que le crearía una desventaja estratégica).

Una tercera razón, que no fue la más importante en 1914-1916, pero que cobró mucha más influencia en 1918-1919, fue de un tipo completamente diferente. Se trató de un cambio normativo que sostenía que el principio imperial de legitimidad debía ceder ante el principio moralmente superior de la autodeterminación nacional. Esto explica por qué, al final de la guerra, cuando los Aliados comenzaron a repartirse el territorio del Imperio Otomano, no pudieron simplemente tomarlo como botín de guerra imperial, como en tiempos pasados. En su lugar, crearon la idea de los mandatos, asociados con la creación de la nueva Sociedad de Naciones, en virtud de los cuales los territorios de la Turquía otomana y Alemania debían, al menos en teoría, ser guiados hacia la independencia soberana a su debido tiempo. ¿Cómo sucedió esto?

No hay suficiente espacio aquí para abordar plenamente esta cuestión. Baste decir que la base moral de la gobernanza ha evolucionado a lo largo del tiempo, pero lo ha hecho a distintas velocidades y de distintas maneras en distintas zonas de civilización. En la Primera Guerra Mundial, una zona de civilización que avanzaba a una velocidad (Europa Occidental) chocó con otra (Oriente Medio) que avanzaba a otra velocidad. En Europa Occidental, especialmente en Gran Bretaña, Francia y Países Bajos, las sensibilidades religiosas democratizadas habían invadido la política durante aproximadamente el siglo anterior, dando lugar, entre otras cosas, a la campaña para abolir la trata de esclavos. Pero las cruzadas, una vez lanzadas, son difíciles de controlar o anticipar, por lo que no nos sorprenderá saber que el elevado idealismo secularizado de Wilberforce sentó las bases para la colonización del África subsahariana por Gran Bretaña, Francia, Alemania, Portugal y Bélgica.

Nadie ve esto hoy en términos moralmente positivos, pero en ese momento la "carga del hombre blanco" y, en Francia, la misión civilizadora, eran extensiones secularizadas naturales de los elementos evangélicos del pensamiento cristiano, la "mundanización" de las categorías escatológicas. Ciertamente, intereses imperialistas más bajos estaban en juego, pero muchos pensaban sinceramente que el colonialismo era benigno y progresista. Y el crescendo de popularidad del que disfrutó el movimiento abolicionista fue un elemento que dio forma a la doctrina nacionalista de la autodeterminación. Siendo la mente humana promiscuamente asociativa, era solo cuestión de tiempo antes de que la proposición de que ningún hombre debería poseer o tener dominio sobre otro hombre se transformara en la proposición de que ninguna nación debería poseer o tener dominio sobre otra nación.

Por supuesto, el auge del nacionalismo en la Europa del siglo XIX también tuvo otras causas. Pero, sea cual fuere su origen, la fuerza moral de la autodeterminación nacional se unió en la Segunda Guerra Mundial a los otros dos motivos principales para desposeer a los otomanos, mencionados anteriormente. El avance de este nuevo ideal fue impulsado por moralistas armados -los neoconservadores de la época, en efecto-, personificados sobre todo por el presidente estadounidense Woodrow Wilson, quien rechazó cualquier mandato para Estados Unidos.

Las potencias aliadas, en cierto sentido, quedaron atrapadas en este cambio normativo que se alejaba de la legitimidad del principio imperial y se acercaba al nuevo ideal del "estado-nación", donde la comunidad etnolingüística se alineaba con la soberanía política legítima y la constituía como base de la misma. 

Cuando se reunieron en secreto a partir de 1915 para repartirse las tierras otomanas, los señores imperiales de las grandes potencias aliadas jamás imaginaron un sistema de mandatos ni una Sociedad de Naciones. Sin embargo, al finalizar la guerra y a punto de comenzar la conferencia de paz de Versalles en 1919, parecía imposible que otra idea pudiera competir, y mucho menos prevalecer. 

Así pues, cuando se plantea la pregunta: "¿Se concibieron los mandatos como instituciones de transición sinceras hacia una independencia real, o fueron meras tapaderas para la expansión de los imperios francés y británico?", la respuesta no es tan clara como podrían pensar los cínicos; de lo contrario, la frase "estado árabe independiente" nunca se habría inscrito en el mapa original de Sykes-Picot. En verdad, fue un poco de ambas cosas.

Ahora bien, por eso, cuando hoy se dice que la lección de Sykes-Picot es que las grandes potencias no deberían ir por ahí trazando las fronteras de otros -incluidas, de nuevo, las de Oriente Medio-, se genera un gran aplauso en algunos sectores. Incluso puede ser un buen consejo; para los extranjeros, redibujar las fronteras de la región hoy en día implica asumir la responsabilidad de hacerlas cumplir, y nadie en su sano juicio debería entusiasmarse con ello. Pero el consejo, independientemente de la opinión que se tenga, simplemente no se ajusta a la realidad histórica. Una vez que los Aliados decidieron despojar a los otomanos de sus posesiones imperiales y repartirlas, tras la victoria en la guerra, alguien tuvo que trazar algunas fronteras en algún lugar

¿Cuál era la alternativa? ¿Dejar intacto el sistema turco de millet y permitir que los cantones religiosos transterritoriales las sustituyeran como fronteras en una región gobernada por estados europeos con límites territoriales convencionales entre ellos? Incluso si los europeos hubieran imaginado tal solución, habría sido impráctica, casi ridícula. Y ciertamente los lugareños no estaban entonces en posición de trazar sus propias fronteras porque no tenían manera de hacer cumplir lo que hubieran decidido.

En cuanto a la supuesta "artificialidad" de las fronteras creadas en la región, la cual suele ser la alusión inmediata al proclamado pecado imperial de Sykes-Picot, esto también es bastante absurdo. Oriente Medio en 1919, no menos que en 1519, era un mosaico muy heterogéneo de etnias y afiliaciones sectarias, y el Levante más que la mayor parte del resto de la región. Cualquier frontera trazada allí habría sido "artificial" si por lo contrario de artificial se entienden fronteras históricas preotomanas entendidas y legítimas o fronteras que crearon estados-nación homogéneos. Ninguna de las dos existía ni era posible. Y las que se trazaron generalmente se apoyaban en alguna justificación histórica o etnosectaria ("El Hipo de Winston" al trazar la frontera de Transjordania con Arabia Saudita es un ejemplo claro); no eran tan artificiales como parece. (Nota del editor: El "Hipo de Winston" o el "Estornudo de Churchill" es el enorme zigzag en la frontera oriental de Jordania con Arabia Saudí, supuestamente porque Winston Churchill trazó la frontera de Transjordania después de un generoso y largo almuerzo).





Si las semillas de los actuales problemas en Oriente Medio se sembraron entre 1914 y 1918, no provienen de fronteras supuestamente artificiales trazadas por edictos imperiales, de los cuales Sykes-Picot fue una parte de mediana importancia

Provienen, en cambio, del intento de imponer el concepto occidental de Estado territorial secular y weberiano en una parte del mundo donde no existían precedentes. El motivo fue, al menos en cierta medida, benigno: hacer esta parte del mundo más moderna, más “progresista”, en el lenguaje de la época. Sin embargo, el resultado fue la creación, en última instancia, de una serie de estados independientes débiles, cada uno con una vida media diferente, pero no, históricamente hablando, muy larga. Su decadencia nos acecha ahora en un momento en que las tensiones que sienten todos los estados han aumentado notablemente. No es sorprendente que los más débiles sean los primeros en convertirse en polvo.

Y la ironía de todo esto es casi demasiado agria para soportarla. Los fuertes estados occidentales del período de la Primera Guerra Mundial, sin darse cuenta, causaron un sinfín de problemas a los pueblos y sociedades del Medio Oriente al incubar una arquitectura política que el suelo de sus tierras no podía soportar. Y ahora estos estados se están desmoronando, esparciendo demonios por todas partes en forma de Al-Qaeda, ISIS/Estado Islámico y quién sabe qué vendrá después, causando un sinfín de problemas a los pueblos y sociedades de Occidente en un momento en que la capacidad incluso de los estados relativamente fuertes para lidiar con tales problemas ha disminuido significativamente. Llámenlo "venganza" si quieren, no que sea conscientemente forjado o remotamente intencional en el sentido que acabamos de describir; es decir, los estados de la región que explotan como bombas suicidas simbólicas diseñadas para matar a enemigos extranjeros seleccionados. Sin embargo, una cosa es segura: la venganza no siempre es dulce.

Sykes-Picot cumple más de cien años, y lo que para la mayoría de la gente parece significar -a juzgar por lo que se ofrece- no solo se basa en diversos tipos de error, sino que trivializa profundamente la verdadera historia. La verdadera historia, una vez que uno la conoce realmente, no trata sobre imperialismo ni política de poder, ni sobre victimarios ni víctimas. La verdadera historia trata sobre cuán frágiles e interconectadas somos las criaturas humanas, sobre lo poco que comprendemos y podemos prever, y, sobre todo, sobre la inquietante rapidez con la que culpamos a otros de nuestros propios problemas y los de los demás.


Adán Garflinke

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Fuentes: 

23 octubre 2025

El cómo Occidente ha planeado destruir Rusia desde hace siglos (6)

 


por Tito Andino
Resumen de varios artículos de este blog



Historia y no propaganda

Parte VI

La guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania

Consecuencias de la geopolítica Occidental antirrusa

Estados Unidos y sus socios europeos de la OTAN vienen desplegando grandes contingentes armados y misiles tácticos en Rumania y Polonia, no hoy, ni ayer, hace décadas. Con la crisis ucraniana, al haber sido entregadas las reservas del arsenal de la alianza, estas están por agotarse (EEUU quiere que Europa vuelva a llenar los arsenales con nuevo armamento made in USA). Finlandia y Suecia se incorporan a la OTAN declarando que "se sienten débiles y amenazadas ante Rusia"… La histeria antirrusa no termina, pero esa no es una histeria de la población, del verdadero pueblo, del ciudadano de a pie, se trata de una histeria de los gobiernos atlantistas alineados a grandes intereses corporativos que siempre han codiciado apoderarse de las riquezas naturales de Rusia.

El asunto no termina en Europa o en algunas regiones del Asia Central, en el ámbito político, Occidente está empeñado en conformar una poderosa coalición mundial económica y militar antirrusa. Pero, el problema es que lo hace bajo presión, intimidación y fuerza, así que muchas de esas incorporaciones a su bando no son para nada espontáneas. Un sencillo ejemplo: El Departamento de Estado presiona a Latinoamérica para que se posicione en contra de Rusia y hasta exige que deben negarse a mantener cualquier vínculo comercial, energético con Rusia, peor aún que adquieran material bélico de origen ruso.

El duro efecto de las sanciones económicas de EEUU/OTAN/EU que pretende acabar con Rusia, destruyendo su economía, no ha dado resultados, al contrario, los efectos devastadores del pretendido castigo financiero se sienten agudamente en Europa.


       Animación gráfica


Seamos consecuentes, dejemos la hipocresía a un lado.

A EEUU/OTAN le importa un cacahuete el destino de Ucrania, su único deseo es destruir Rusia, fragmentarla en múltiples estados que puedan ser manipulables. Recuerden que Rusia es una Federación de naciones que incluye una gran diversidad étnica y cultural donde predomina las dos grandes corrientes religiosas del mundo por su relevancia: cristianismo e islamismo. Estas aparentes debilidades son explotadas, no hoy, siempre, por el "benigno" Occidente.

El plan de degradar a Rusia con la guerra en Ucrania debe mantenerse a toda costa y el máximo tiempo posible. Lo que se pretende es Infligir una derrota estratégica a Rusia (aun cuando Rusia gane la guerra). Es por ello que Bruselas vocifera impúdicamente que su inversión económica y militar en Ucrania es una inversión por la “paz”.

La necedad de mucha gente, sobre todo de quien solo escucha los telediarios de las grandes corporaciones para estar “informados”, es consecuencia del lavado cerebral programado por esos medios de embrutecimiento masivo. Todas estas razones obligan a volver a explicar las causas por las que la Federación Rusa ha tenido que intervenir con sus fuerzas armadas en territorios de habla rusa pero que estaban bajo soberanía ucraniana. Podría sonar algo retórico porque, en comparación, es lo que alegaba Hitler para ir anexándose territorios en Europa. El lector sabrá perdonarme por hacer tan estúpida comparación, pero lo hago porque he escuchado eso: “Rusia hace como los nazis, quiere apoderarse de todos los territorios donde se habla ruso pero que no le pertenecen…”

Y aquí sí que cabe hacer un poco de historia. Dejando aclarado que Rusia podría emplearse, dadas las circunstancias del chantaje económico (bloqueo de miles de millones de dólares de sus cuentas en bancos europeos), para compensarse y recrear un viejo sueño de ciertos sectores rusos minoritarios, recrear Novoróssiya (Rusia Nueva o Nueva Rusia). Tanto en Occidente (EEUU/Europa) y hasta en Rusia -grupos nacionalistas rusos- creen ver que esa posibilidad es factible desde 2014. Novoróssiya volvió a surgir por efecto de la hostilidad ucraniana en contra de los habitantes prorrusos del Donbass.


Gobernación de Novorossiya en 1800, perteneciente al Imperio ruso. Su ciudad principal era Ekaterinoslav (actual Dnipro), que pasó a llamarse brevemente "Novorossiysk" durante el reinado de Pablo I. (Mapa traducido del original en WIki)


Nacionalistas rusos de la talla del filósofo Alexander Dugin -insisto, son una minoría en Rusia- y algunos militares próximos al Kremlin exaltaron tal posibilidad ante una estrategia tildada de dócil e ingenua de la diplomacia rusa que prefirió negociar y ceder ante sus "socios" de Europa con la firma de los Acuerdos de Minsk I y Minsk II en 2014-2015. Novoróssiya, hasta hace poco, seguía siendo una presunción -salvo sorpresas- que se mantendría como lo que es, un viejo sueño de nostálgicos del imperio ruso y, por supuesto, también como propaganda para sentar a Ucrania a negociar.

Ergo, durante esta última década de conflicto, Novoróssiya -debido a las circunstancias- podría dejar de ser en la historia de Rusia una melancólica melodía interpretada en círculos nacionalistas rusos añorando redibujar el mapa de la Rusia zarista del siglo XVIII. La posición oficial de Rusia, desde la desaparición de la Unión Soviética, puede ser revertida ante la amenaza de Occidente de robar los activos rusos en Europa. Rusia barajaría la posibilidad de compensar ese robo de activos con especies territoriales, incorporando las regiones de Novoróssiya como repúblicas federadas de Rusia.

Se especula que la guerra que libra Rusia con Ucrania podría terminar también con un dominio mayoritario ruso en el Mar Negro (ya controla el mar de Azov). A parte se habla de Transnistria, y que la única manera que Rusia pueda incorporar a Transnistria, sin estar separada territorialmente, imperiosamente sería haciéndose con el control total de Odesa (dejamos sentado que estos últimos párrafos no son más que especulaciones).

Retornemos al antes de 2014. Debiendo mantener la objetividad. Novoróssiya no fue -ni lo es- un proyecto geopolítico oficial del gobierno ruso, ciertamente no lo ha contemplado en estos años de guerra. Las sospechas surgieron con el -sin duda- elaborado plan propagandístico de colocar un mapa (con Odesa y Nokolaev) detrás de los generales en una declaración pública, una forma de presionar a Ucrania y a Europa a sentarla en la mesa de negociaciones debido a la realidad actual en el campo de batalla. Es dudoso que haya un reconocimiento internacional de las regiones independentistas de Crimea, del Donbass (Donetsk y Lugansk), Jerson y Zaporiyia, que de por si recrean parte de Novoróssiya, y han sido ratificadas en referéndums populares ¿Será eso más imposible si Odesa y Nikolaev ingresaran en esos planes?

¿Conjeturas? Probablemente, pero es necesario dejarlo planteado.


Novoróssiya, región del Imperio Ruso del siglo XVIII comprendía las regiones de Odesa, Nikolaev, Zaporiyie, Jerson, Donetsk, Lugansk y partes de Dnipropetrovsk (wiki). 



En este mapa se muestra los cambios fronterizos históricos de Ucrania, que incluye Novoróssiya (Mapa en Wikipedia)


La OTAN y su posición frente a Rusia

“¿Tendrán los aliados de Washington que ‎morir por Kiev?‎”, se preguntaba Thierry Meyssan en un artículo del 20 de abril de 2021 ante el resonar de los tambores de guerra desde Occidente, hablamos de un año antes de la intervención rusa en Ucrania, denominada “Operación Militar Especial”, aunque ninguno de ‎los aliados de Washington quiere morir por Kiev ni inmolarse contra Rusia… al menos hasta hoy…

En una especie de cronología de cómo inició el conflicto, Meyssan señala que no hay manera de explicar por qué Estados Unidos dedica a sus ejércitos sumas tan ‎astronómicas que sobrepasan varias veces los presupuestos militares de aquellos que Washington ‎presenta como “amigos” o “enemigos”. En contraparte, la economía rusa, pese al avance en varios sectores, sigue dependiendo de las exportaciones energéticas, por lo mismo, EEUU miró la construcción del gasoducto Nord Stream 2 como una amenaza porque ‎liberaría a Europa occidental de su actual dependencia del petróleo estadounidense.

Tras el 11-S, George Bush hijo anunció el 13 de diciembre ‎de 2001 que Estados Unidos se retira del Tratado ‎sobre Misiles Antibalísticos (el Tratado ABM). Luego, EEUU incorpora a prácticamente todos los antiguos miembros de los extintos Pacto de Varsovia y ‎de la URSS a la OTAN, violando así el compromiso que Washington había contraído antes ‎de la disolución de la URSS. Desde el 2000, Ucrania se mantuvo en reserva ‎hasta que en 2014 Washington organizó una seudo revolución y puso a sus títeres en el poder, apoyados por millares de militantes neonazis. Moscú ‎reaccionó, la población de Crimea proclamó su independencia y vía referéndum se reincorporó a la Federación Rusa; no obstante, Rusia vaciló qué hacer con el Donbass (es decir, nunca tuvo un proyecto anexionista).

Durante la “revolución de color” de la plaza Maidán (2013-2014), Joe Biden, ‎entonces vicepresidente de Obama, defendió y apoyó rabiosamente a los neonazis ‎ucranianos, agentes de las redes stay-behind de la OTAN. Biden dirigió las operaciones en Kiev con Victoria Nuland, del ‎Departamento de Estado. En esos momentos apareció el famoso ejercicio de maniobras militares Defender-Europa organizado por EEUU y la OTAN. En plana pandemia de Covid-19 (de marzo a junio del 2021) Defender-Europe 21, efectuó -desde la segunda guerra mundial- el mayor despliegue de tropas y ‎material de guerra en Europa simulando un enfrentamiento contra Rusia.





El presidente de Ucrania Volodimir Zelensky, el 25 de marzo de 2021, anunció la nueva Estrategia ‎de Seguridad ucraniana, tres semanas después de ‎que Biden publicara la de Estados Unidos. ‎Rusia, respondió a esas provocaciones de la OTAN con sus propios ejercicios militares en su frontera ‎occidental, incluyendo la frontera con Ucrania, y el despliegue de tropas en Crimea y Transnistria. En ese caso, eso sí, para la OTAN/Ucrania, se trataba de provocaciones, por lo que organizaron encuentros de ministros de Defensa y de Exteriores europeos ‎con sus homólogos ucranianos, bajo la dirección británica. ‎

El 2 de abril 2021, Biden garantiza a Zelensky apoyo ‎contra Rusia. “Según el Atlantic Council, Biden anunció al presidente ucraniano su decisión de ‎entregarle un centenar de aviones de combate (F-15 y F-16) y un avión de vigilancia radioelectrónica E-2C”. En la Comisión de la Cámara de Representantes estadounidense para ‎las fuerzas armadas se negocia con los ‎ucranianos fuertes subvenciones para el ejército de Ucrania a cambio del posicionamiento ‎ucraniano contra el gasoducto Nord Stream 2; al mismo tiempo Zelensky y otros hicieron discretamente un viaje relámpago a Qatar el 5 de abril (posiblemente se habló de un eventual ‎financiamiento para los combatientes extranjeros).

El 6 y el 7 de abril, el general británico Stuart Peach, presidente del Comité Militar de la OTAN, ‎viaja a Ucrania para precisar las reformas necesarias para que ese país pueda ser miembro de ‎la alianza atlántica. ‎El 10 de abril Zelensky viaja a Turquía a reunirse con Erdogan, presidente turco, sobre el envío de hombres, estamos hablando del “inmediato reclutamiento de yihadistas de diversas nacionalidades presentes en Siria para ‎enviarlos a luchar en el Donbass”. Instructores militares turcos llegaron al puerto de la ciudad de Mariupol, donde tenía su sede la Brigada Islamista ‎Internacional, creada por Erdogan y Petro Porochenko, ex presidente ucraniano. ‎

El G7 se apresuró a publicar una declaración sobre los movimientos rusos… ‎sin mencionar los despliegues de la OTAN y Turquía. El G7 elogiaba además la contención de Ucrania y ‎exigía a Rusia “poner fin a sus provocaciones”.‎ Los ministros de Exteriores de ‎la OTAN con la Comisión Ucrania/OTAN denuncian la “escalada” rusa el 13 de abril de 2021. Antony Blinken, en Washington, abogaba inexorablemente hacia la guerra en una reunión con el ministro ucraniano de Exteriores, ‎Dimitro Kuleba.

Fue el presidente Joe Biden quien abrió las hostilidades calificando ‎al presidente ruso de “asesino”. Su interlocutor ‎le respondió cortésmente y le propuso un debate público, que Biden rechazó. Más tarde, Biden propuso un encuentro cumbre, cuando antes había rechazado con desdén esa misma ‎propuesta de Putin, parecía posible evitar la guerra. ‎Pero, el 14 de abril, el secretario de estado Blinken convocó a los principales aliados de ‎Estados Unidos -Alemania, Francia, Italia y Reino Unido- para movilizarlos.‎ El 15 ‎de abril de 2021 Joe Biden se quita la careta expulsando a 10 diplomáticos ‎rusos y adoptando sanciones contra Rusia (con la respectiva “reciprocidad” diplomática). Siguiendo la campaña propagandística, Zelensky se reunió con el presidente ‎francés Enmanuel Macron y con la canciller alemana Angela Merkel, quienes deploraron la ‎‎”escalada rusa”. Como concluye Meyssan en ese momento, “en definitiva, si Estados Unidos y Rusia van a conversar… es demasiado temprano para ir ‎a morir por Kiev”.


Dos antiguas caricaturas soviéticas. Izq. "Breve Angloamericanización", de los Kukryniksy, 1951. Derecha. "Ellos sin máscaras". del libro de M. Abramov de 1952


Las tensiones suben y bajan de tono en la crisis ucraniana, provocada por los rusos conforme afirman al unísono todos los medios alineados al atlantismo (OTAN); o, ante la agresiva y provocadora expansión de los ejércitos occidentales en el Este de Europa hacia las fronteras rusas conforme el Kremlin. El medio online en inglés FridayEveryday (parte del Friday Culture Ltd), resumía hace algunos años la realidad mundial del monopolio de los medios:

"¡Nos gustan las matemáticas! Solo dos lugares, Estados Unidos (4,7% de la población mundial) y Europa Occidental (2,52%), son las fuentes de noticias abrumadoramente dominantes para el planeta, que contienen las tres principales agencias de noticias, además de todos los principales periódicos y canales de televisión de noticias. El resto de nosotros, más del 90% de la humanidad, sentimos que nuestros puntos de vista no deben ser excluidos".

La conciencia traiciona a Zelensky

Hubo un momento histórico que fue registrado por el periodista Seth Mallick, de Friday (artículo del 28 de enero 2022), “Prensa atónita cuando el líder de Ucrania señala con el dedo a Occidente”, desvela que debajo de la superficie hay una historia muy diferente de las tensiones ucranianas. Zelensky sintió el verdadero terror de llevar a su país a la guerra, en declaraciones a la prensa -nervioso- dijo a los periodistas que Rusia no es el principal problema, sino la PRENSA.

En un impresionante e inesperado estallido de espontaneidad, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky dijo que los problemas actuales de su país provienen del oeste y no del este. "La campaña para pintar a Rusia como agresor es enorme, pero hay grietas. La colocación de tropas de Putin en la frontera con Ucrania no es diferente al año pasado”. Además, la verdadera amenaza para Ucrania no es Rusia, sino la “desestabilización de la situación dentro del país”, dijo a los periodistas. La causa del pánico es la propia prensa, expresó Zelensky. Los corresponsales en el evento estaban desconcertados. El evento fue "un encuentro ligeramente surrealista", según Sarah Rainsford de la BBC.

Para rematar el jefe ucraniano criticó a los diplomáticos estadounidenses, británicos y otros países occidentales que ya huían del país, como si la guerra tan descrita fuera realmente real (lo que hace ver que así tenía que ser por orden de Occidente). Zelensky negó que Ucrania fuera un barco que se hunde, pero incluso si lo vieran así, “los diplomáticos deben ser como capitanes. Deberían ser los últimos en abandonar un barco que se hunde”.

Este episodio quizá involuntario e instintivo de Zelensky, a las puertas de la guerra, puede ser revisado en el artículo: “La prensa ‘libre’ apoya la estrategia militar occidental para la guerra”. (Notas a pie de página)

La OTAN negando la realidad

Nuevamente, es el momento de recalcar un viejo dilema que venimos señalando en este blog: La negación de la historia. “¿Por qué la OTAN no cumple sus compromisos con Rusia? Ni Estados Unidos, ni la OTAN han aceptado por décadas firmar garantías de seguridad a Rusia, manteniendo su intención de ubicar misiles nucleares en las fronteras de Rusia, eso es todo el meollo del asunto. El otro caso trata sobre la proliferación “espontánea” de las "revoluciones de color" en las ex repúblicas soviéticas con el propósito de desestabilizar a la Federación de Rusia. Parece que Washington dijera a los rusos: "resignate", exigiendo que su política exterior no debe ser perturbada. A decir del estudioso estadounidense Paul Craig Roberts es Estados Unidos quien ha demostrado ser “una hostilidad potencialmente mortal hacia Rusia". La OTAN ha instalado misiles en Rumania y Polonia (bases controladas por EEUU). Lamentablemente, hay quienes se burlan de este tipo de alegatos presentando mapas de la inmensa Rusia comparada con la pequeña e "indefensa" Europa. La pregunta es, ¿quién amenaza a quién?

Desde la desaparición de la URSS, tres décadas atrás, en ni una sola ocasión Rusia ha mandado un mensaje o ha hecho demostraciones de hostilidad hacia Europa. Rusia ha cumplido sus compromisos suscritos desde el fin de la segunda guerra mundial -Acuerdos de Yalta- en que los Aliados definieron por mutuo consenso sus zonas de influencia europea (al fin y al cabo fueron los nazis quienes provocaron tal cosa... gracias al apoyo de Occidente).

¿Quién amenaza a quién? En 2014 no fue Rusia quien planificó romper el compromiso de mantener las zonas de influencia para su seguridad. El caso de la Crimea rusa puede ser sustentado en cualquier foro histórico y político; y, desde la desaparición de la URSS, Ucrania no es el único caso de utilización de la OTAN contra Rusia (lo hemos abordado en otras ponencias). En el presente, la posición de Rusia es clara, no puede permitir que Ucrania sea miembro de la OTAN, porque eso significa una cosa: instalación de bases de misiles de la OTAN/EEUU en Ucrania. Rusia no iba a sentarse a esperar a que eso suceda.


Mikhail Gorbachev discutiendo la unificación alemana con Hans-Dietrich Genscher y Helmut Kohl en Rusia, 15 de julio de 1990. Foto Bundesbildstelle Presseund Info


Svetlana Savranskaya y Tom Blanton del National Security Archive, en su libro, "The Last Superpower Summits: Gorbachev, Reagan, and Bush: Conversations That Ended the Cold War" (CEU Press, 2016) analizan y publican las transcripciones desclasificadas y documentos relacionados de todas las cumbres de Mikhail Gorbachov con presidentes estadounidenses, incluidas docenas de garantías sobre la protección de los intereses de seguridad de la URSS.

"¿Quién prometió qué a quién sobre la expansión de la OTAN?" Los documentos desclasificados muestran garantías de seguridad contra la expansión de la OTAN de James Baker, George Bush, Hans-Dietrich Genscher, Helmut Kohl, Robert Gates, Francois Mitterrand, Margaret Thatcher, Douglas Hurd, John Major y Manfred Woerner a los líderes soviéticos. La famosa garantía de "ni una pulgada hacia el este" del secretario de Estado de EE.UU, James Baker, sobre la expansión de la OTAN en su reunión con el líder soviético Gorbachov el 9 de febrero de 1990, fue parte de una serie de garantías sobre la seguridad soviética dada por los líderes occidentales a Gorbachov y otros funcionarios soviéticos a lo largo del proceso de unificación alemana en 1990-1991, según documentos estadounidenses, soviéticos, alemanes, británicos y franceses desclasificados publicados por el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington" (Washington DC, 12 de diciembre de 2017).

No una, sino tres veces, Baker probó la fórmula de "ni una pulgada hacia el este" con Gorbachov en la reunión del 9 de febrero de 1990. Estuvo de acuerdo con la declaración de Gorbachov en respuesta a las garantías de que "la expansión de la OTAN es inaceptable". Baker aseguró a Gorbachov que "ni el presidente ni yo tenemos la intención de extraer ninguna ventaja unilateral de los procesos que se están llevando a cabo", y que los estadounidenses entendieron que "no solo para la Unión Soviética sino también para otros países europeos es importante tener garantías de que si Estados Unidos mantiene su presencia en Alemania en el marco de la OTAN, ni una pulgada de la actual jurisdicción militar de la OTAN se extenderá en dirección este".

Los documentos muestran que múltiples líderes nacionales estaban considerando y rechazando la membresía de Europa Central y Oriental en la OTAN a principios de 1990 y hasta 1991, que las discusiones de la OTAN en el contexto de las negociaciones de unificación alemana en 1990 no se limitaron en absoluto al estado del territorio de Alemania Oriental, y que las quejas posteriores soviéticas y rusas sobre ser engañados sobre la expansión de la OTAN se fundaron en memorandos escritos y comunicaciones telefónicas contemporáneas en el más alto nivel.

Los documentos refuerzan las críticas del ex director de la CIA, Robert Gates, de "seguir adelante con la expansión de la OTAN hacia el este (en la década de 1990), cuando Gorbachov y otros fueron llevados a creer que eso no sucedería". La frase clave, respaldada por los documentos, es "llevado a creer".

Las primeras garantías concretas de los líderes occidentales sobre la OTAN comenzaron el 31 de enero de 1990, cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania Occidental, Hans-Dietrich Genscher describió su visión de una nueva arquitectura europea, informó a Washington "que los cambios en Europa del Este y el proceso de unificación alemana no deben conducir a un 'menoscabo de los intereses de seguridad soviéticos'. Por lo tanto, la OTAN debería descartar una "expansión de su territorio hacia el este, es decir, acercándolo a las fronteras soviéticas". El cable de Bonn también señaló la propuesta de Genscher de dejar el territorio de Alemania Oriental fuera de las estructuras militares de la OTAN, incluso en una Alemania unificada en la OTAN. (Todos estos hechos y el material de respaldo están descritos en el artículo: “La negación de la historia. ¿Por qué la OTAN no cumple sus compromisos con Rusia?”)

El tiempo ha pasado. Hoy se habla mucho en Occidente sobre '¿Qué mismo quiere Putin?', no podría estar más claro lo que Rusia quiere. La lista de demandas presentadas a los Estados Unidos en 2021 fue demasiado clara: No hay membresía de la OTAN para Ucrania y una retirada de la OTAN de los estados bálticos y Europa del Este. Rusia considera que la presencia de la OTAN en sus fronteras es agresiva, de la misma manera que Estados Unidos jamás toleraría la presencia de misiles rusos en Cuba.

La guerra económica de Occidente contra Rusia

Cuando estalló la guerra ruso-ucraniano en febrero de 2022 expresamos que este conflicto es parte de una disputa económica global, que implica, además, aspectos geopolíticos y de seguridad para Rusia. Los hechos son evidentes. El poder económico anglo-estadounidense ahora tiene serios problemas de competencia en los mercados internacionales, no solo con el gigante ruso y sus recursos naturales, en especial energéticos como el gas, primero fue el sistema Nord Stream ("Northern European Gas Pipeline" o "Baltic Sea Gas Pipeline", gasoducto submarino de doble vía capaz de transportar gas ruso a través del Mar Báltico que opera desde 2011. Lo que alarmó a Estados Unidos fue la conclusión de un proyecto similar, el Nord Stream 2 que afecta parte del monopolio mundial de las transnacionales energéticas estadounidenses. ¿Qué debe hacerse en estos casos? Simple, para “defender” el “libre mercado” hubo que sabotear a los rusos, que Europa se quede sin gas barato es irrelevante, al estilo del: ¡“Que se joda la Unión Europea”! de Victoria Nuland. Ante la emergencia las flotas de barcazas que transportan gas made in USA proveerán energía a Europa a un costo inmenso ¿Negocio?

¿Y, cómo se consiguió paralizar el Nord Stream 2? GUERRA, Ucrania fue el pretexto. El principal socio ruso del gas, Alemania, bajo presión se pronunció por no certificar el ya terminado Nord Stream 2: y, luego, algún “espontáneo” lo volaría. ¿Quién gana la guerra económica, al menos en Europa? Los Estados Unidos de América... perdón por el desliz, gana la Empresa Mundial S.A. o, mejor dicho, las multinacionales energéticas estadounidenses.

El gran dilema de Estados Unidos no es solo Rusia, otro gran rival ha emergido, otra potencia económica oponente está conquistando los mercados de Occidente en general, la República Popular de China (que de comunista solo tiene el nombre del Partido que lo dirige). Entonces, ¿qué hacer? Eliminar los mercados chinos porque afectan a las transnacionales norteamericanas. Estados Unidos está perdiendo los mercados asiáticos y del Medio Oriente, ¿cuál es la solución? más GUERRA. Recuerden que China fomenta el renacer de la RUTA de la SEDA terrestre desde Oriente a Occidente, un verdadero libre mercado sin comillas ¿Quién lo impide? Estados Unidos y el Reino Unido ¿Por qué? Los anglo-estadounidenses controlan la mayoría del tráfico mundial marítimo. La Ruta de la Seda terrestre acabaría el negocio global monopólico del transporte marítimo de mercancías. Así de simple, la libre competencia o "libre mercado" solo es válido si la hegemonía la tuviera Estados Unidos, como ya no la tiene, ¿cuál es la solución? GUERRA. Para el caso de China el pretexto que viene forjándose desde hace décadas es la isla china conocida como Taiwán.

¿Otra solución made in USA? Para variar, mantener las ya existentes GUERRAS en Oriente Medio y crear nuevos conflictos en Asia y Europa Oriental (Ucrania, Moldavia, Georgia) para que sea imposible el renacimiento de la Ruta de la Seda que se mantendrá bloqueada por las guerras regionales sin fin. (Este interesante punto lo desarrollamos largamente en nuestro artículo: “Invasión rusa de Ucrania... sí, pero, ¿por qué?”


El fraude de los 'Acuerdos de Minsk'


Los líderes de Bielorrusia, Rusia, Alemania, Francia y Ucrania en la reunión del 11 al 12 de febrero de 2015


La guerra inició realmente en 2014, tras la instauración de nuevas autoridades nombradas por quienes dirigieron el golpe de estado del Maidán; aún la alta diplomacia internacional seguía operativa y muchos obraron de buena fe. Los Acuerdos de Minsk I (5 sep. 2014) y Minsk II (12 feb. 2015) fueron suscritos, el primero por Ucrania, las regiones separatistas del Donbass, Rusia y autoridades europeas en representación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE); y, el segundo por los gobernantes de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, supervisada por la OSCE.

Los Protocolos (o acuerdos) de Minsk proponían el federalismo como medio para terminar el conflicto en el Donbass, mediante algunos cambios constitucionales que nunca se debatieron, evitando en ese momento, una guerra de grandes proporciones; y, sobre todo, garantizaban la unidad territorial de Ucrania, con cierto grado de autonomía para Lugansk y Donetsk (Estatuto Especial). Los cambios constitucionales nunca se implantaron, porque el gobierno y ejército ucraniano reforzaron con decenas de miles de milicianos neonazis el este del país y más ministros de esa ideología se fueron incorporando al gobierno con el único propósito de irse preparando para una guerra que estaba planificada por la OTAN desde muchos antes de 2014. Más tarde, los Acuerdos de Minsk fueron rechazados por Kiev bajo tutela de la Casa Blanca y la UE/OTAN. En tal sentido, la decisión de Rusia de reconocer las Repúblicas Populares de Donetsk (DPR) y Lugansk (LPR), el 21 de febrero de 2022 fue la inevitable consecuencia.

La mano negra de los Estados Unidos es incuestionable, John McCain y Victoria Nuland fueron actores de primera. Nuland -que dirigió el golpe del Maidán- reconoce que EEUU invirtió cinco mil millones de dólares durante muchos años para conseguir el objetivo. Nuland rechazó enérgicamente un probable acuerdo de compromiso europeo que habría llevado a un gobierno de compromiso. Recuerden: "¡Que se joda la UE!", fueron sus posteriores palabras.

Minsk fue un gran engaño para los rusos que, siempre tibios, jugaron a la diplomacia de buena voluntad con la OTAN. Tenemos evidencias de ello. Revisemos las más notorias declaraciones.

Petro Poroshenko,  ex presidente ucraniano  confirmó que Minsk II fue una treta para ganar tiempo; armar a Ucrania y lanzar una guerra contra Rusia, nunca existió posibilidad de cumplir los compromisos de Minsk. Era el plan OTAN/Ucrania (ante el mundo seguían hablando de paz).

- Angela Merkel, reconoce la farsa occidental respecto a los Acuerdos de Minsk. La ex Canciller alemana dijo el 7 diciembre 2022: "El acuerdo de Minsk de 2014 fue un intento de darle tiempo a Ucrania. También utilizó este tiempo para volverse más fuerte, como se puede ver hoy. La Ucrania de 2014-2015 no es la Ucrania moderna... estaba claro para todos", el conflicto permaneció stand-by, acota Merkel: "sin embargo, esto fue lo que le dio a Ucrania un tiempo invaluable" (citas del diario alemán Zeit).

François Hollande, ex presidente francés: "Existía la idea de que era Putin quien había querido ganar tiempo, pero éramos nosotros (Francia y Alemania) quienes queríamos ganar tiempo para permitir a Ucrania recuperarse, reforzar sus recursos. Y por eso tenemos que defender las negociaciones de Minsk, en las que usted (Poroshenko) desempeñó un papel muy importante. Porque fue precisamente durante estos siete años cuando hubo vías para que Ucrania se fortaleciera, y ahí es donde Putin se equivocó: subestimó la capacidad de los ucranianos y su resistencia". (Hollande confesó que los acuerdos de Minsk nunca se firmaron para garantizar la paz en la zona, sino para que la OTAN militarizara Ucrania y se preparara para atacar a Rusia e instigar la guerra. Este reconocimiento no fue público, Hollande fue engañado por dos bromistas rusos pro-Kremlin, Vivan y Lexus, que se hicieron pasar por el expresidente ucraniano Petro Poroshenko. La conversación dura unos 15 minutos y fue grabada en febrero del 2023, pero no se difundió hasta abril del 2024 en las redes sociales). Contactado por el diario francés Liberation, el ex presidente francés explicó que los bromistas utilizaron tecnología deepfake para parecerse a Petro Poroshenko. Hollande declaró a Liberation: "Se presentó como jefe de gabinete de Poroshenko; comprobamos que era realmente él, no teníamos motivos para sospechar nada". Como explica Liberation, Hollande aclaró, en otra entrevista: "Era para que Ucrania recuperara la estabilidad, el equilibrio y reforzara sus medios militares en caso de ser atacada... Queríamos proteger a Ucrania (de una invasión) que Rusia acabó cometiendo".

Emmanuel Macron, presidente francés, hace poco, admitió que la OTAN está detrás del conflicto en Ucrania, señaló en privado que el bloque militar liderado por Estados Unidos instigó la crisis, que la OTAN es la fuerza impulsora detrás del conflicto de Ucrania. El destacado economista Jeffrey Sachs, al recordar que cuando Macron le otorgó la Legión de Honor en mayo de 2022, expresó que el líder francés le dijo en privado "exactamente lo contrario de lo que dice públicamente" y admitió que "la OTAN estaba causando esta guerra".
- Angela Merkel, más recientemente (septiembre 2025), intentando desviar sus propias declaraciones de militarizar Ucrania (más arriba), pasó a culpar por la guerra en Ucrania a Polonia y a los bálticos Letonia, Lituania y Estonia a quienes señala como responsables de sabotear su intento (como Canciller de Alemania) de negociar con Rusia las cuestiones de seguridad sobre Ucrania en 2021 (declaraciones al portal de noticias húngaro Partizan). Asegura Merkel que la UE quería "hablar directamente con Putin", pero que esto "no fue apoyado por algunos países, principalmente los estados bálticos. Polonia también estaba en contra, ya que temían que no tuviéramos una política común hacia Rusia". ¿En qué queda aquello de que los acuerdos de Minsk fracasaron deliberadamente porque estaban destinados a ganar tiempo para que Ucrania continuara con la militarización hacia la guerra?

 

Irremediablemente, es evidente que la UE a través de la OTAN se está alistando para un conflicto militar directo con Rusia. Es posible que la UE lo haya decidido y la estrategia de guerra se discuta en cómo derrotar a los rusos. Probablemente una guerra interminable, de desgaste para debilitar a Rusia, eso implicará, primeramente, seguir sacrificando la economía europea y, llegado el caso, enviar a cientos de miles de jóvenes europeos a morir. La UE, con pocas excepciones, todavía busca escalar el conflicto en lugar de encontrar una solución pacífica.

Pero es que hay más evidencia. 

En mayo de 2024 los líderes de la OTAN hablaban directamente de que el objetivo es destruir y fragmentar la Federación Rusa. Kaja Kallas, la primera ministra de Estonia, dijo que Rusia debería estar "fragmentada" para facilitar la administración regional y evitar nuevas guerras, un escenario con naciones pequeñas es mejor para Europa. Es toda una declaración de principios de la agenda oficial de un país de la OTAN. Kallas defiende el fin de Rusia como estado, afirma que la diversidad étnica de Rusia es un impedimento para crear una arquitectura de seguridad que involucre a Moscú, también propuso que cada pueblo dentro de Rusia viva bajo su propio estado, rompiendo la unidad de la Federación. Nos recuerda a las ideas nazis de los estados étnicos y de los actuales neonazis ucranianos.

Kallas señaló que Europa debe seguir apoyando a Ucrania, es vital para que Occidente pueda derrotar a Rusia en la guerra actual, y lo que impide a los países occidentales hagan más por Ucrania es simplemente el miedo. La OTAN debe atreverse a enviar toda la ayuda necesaria para que la victoria ucraniana esté asegurada en el campo de batalla. (resumido del artículo de Lucas Leiroz de Almeida, “Kaja Kallas, de Estonia, admite el objetivo de la OTAN de destruir la Federación Rusa”.

Otra dama que suele hablar más de la cuenta, la ex subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, se quejó de que los miles de millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses destinados a Ucrania no están haciendo el trabajo en el campo de batalla, sumados a los otros cientos de millones de sus aliados europeos. Se ha molestado con el discurso occidental de que la vaga y futura "victoria" ucraniana llegará, pero, por el momento debe seguirse apoyando "todo el tiempo que sea necesario". "Y, por cierto, tenemos que recordar que la mayor parte de este dinero va directamente a Estados Unidos para fabricar esas armas". Es decir, los ucranianos son un pretexto conveniente para mantener el flujo de impuestos en dirección al complejo industrial militar de Estados Unidos.
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La señora Nuland declaró a la CNN que la ayuda a Ucrania comenzó con "lo que siempre hemos hecho, que es defender la democracia y la libertad en todo el mundo", en lugares donde tienen intereses mayoritarios y quieren mantenerlos, o sacarlos de la lista de un competidor global y colocarlos en la suya propia. Confirmando que la “ayuda” a Ucrania se queda en los Estados Unidos, es evidente que los ucranianos seguirán muriendo para que los pobres fabricantes de armas no terminen en bancarrota. Y, por sentado, sus afirmaciones eliminan cualquier duda sobre el objetivo final de Estados Unidos, un cambio de régimen en Rusia, expresando que el liderazgo de Putin no es "la Rusia que queríamos".

La guerra

Debemos quitarnos de la mente esa absurda percepción mediática de la "indefensa" Ucrania; al contrario, a pesar que es un país económicamente pobre, sigue siendo muy moderno en riqueza bélica comprada a Occidente y la heredada de la extinta URSS. Rusia no se está enfrentando, por ejemplo, a un pueblo de campesinos analfabetos como los talibán afganos; ni está sometiendo mediante bombarderos de terror incesante, durante largas semanas a las ciudades ucranianas, sin distinguir blancos civiles y militares, como fue el caso de la invasión USA a Irak, Serbia, etc. Rusia se enfrenta a un poderoso rival, muy bien armado y entrenado por la OTAN. ¿Ucrania es inferior a Rusia militarmente? por supuesto ¿Pero, acaso ese pequeño país llamado Israel se queja de su tamaño para ser tan agresivo y someter a sus vecinos árabes? Solo hay una explicación: Poder armamentístico, competentes fuerzas armadas y grandes padrinos: OTAN/USA. El dinero y las armas no dejan de fluir hacia Ucrania, el objetivo de Occidente es matar a la mayor cantidad de rusos posible, desgastarla, debilitarla económicamente… a costa de centeneras de miles de soldados ucranianos caídos en combate.


© Foto captura de pantalla  video del Ministerio de Defensa de Rusia. La fallida contraofensiva ucraniana 2023


Al estallar el conflicto se habló de una “guerra total” de Rusia contra Ucrania, nada más fraudulento. La califico de guerra, aunque Rusia la denominó "operación militar especial", en cierto sentido pueden tener razón porque si los rusos querían acabar con Ucrania lo hicieron todo mal, iniciaron sus operaciones con apenas 200.000 soldados, ¡Rusia entró en Ucrania con una desventaja de tres a uno! Es decir, por cada ruso, había tres ucranianos.

Los optimistas en Moscú pensaron quizá que podría darse un levantamiento cívico - militar en Ucrania y que operaría un golpe contra el nuevo gobierno; o, que su presencia militar sentaría a Ucrania a negociar, pero no sucedió. Rusia entró blanda desde el principio. No bombardearon los cuarteles, hicieron todo lo posible para evitar muertes innecesarias entre las tropas ucranianas. ¡Pero los ucranianos decidieron luchar! envalentonados por las promesas de la OTAN, las tropas rusas que habían penetrado en la profundidad del territorio ucraniano en una posición de bloqueo muy pronto fueron sometidas a contraataques desde la retaguardia y los flancos.

Scott Ritter, experto militar estadounidense, aclara que Rusia no optó por ocupar Ucrania, confirma que Rusia entró con doscientos mil soldados. “Las matemáticas militares simplemente dicen que no, ¡no estás ocupando Ucrania con doscientos mil soldados!” Eso es una tontería, retórica politizada para afirmar que Rusia había fallado en sus objetivos. Lo que hizo Rusia a continuación fue practicar la guerra de maniobras entre los frentes sur, central y norte para asegurar un puente terrestre entre Crimea y Rusia (Mariupol fue fundamental en ese esfuerzo). La guerra de maniobras es más psicológica que física y se centra más en el nivel operativo que en el táctico. Los rusos debieron moldear el campo de batalla a su favor. Para hacer esto, necesitaban saber cómo Ucrania empleaba sus fuerzas numéricamente superiores, mientras distribuía su propio poder de combate más pequeño para lograr mejor este objetivo. Y ese fue su plan de batalla durante los primeros dos años, a la vez que esperaba que la diplomacia haga su parte.

Mientras se desarrollaba esa compleja operación, los rusos optaron por el uso de varias operaciones de apoyo estratégicas: fintas, operaciones de arreglo y ataque profundo. “Los rusos hicieron uso extensivo de la finta en Ucrania, con fuerzas anfibias frente a Odessa congelaron a las fuerzas ucranianas allí, y un gran ataque de finta hacia la región de Kiev obligó a Ucrania a reforzar sus fuerzas allí. Ucrania nunca pudo reforzar sus fuerzas en el este”. Rusia también participó en una campaña de ataque profundo estratégico diseñado para interrumpir y destruir la logística, el comando y control, el poder aéreo y el apoyo de fuego de largo alcance de Ucrania. Ucrania se quedaba sin combustible y municiones, no pudo coordinar la maniobra y sin una fuerza aérea significativa. Sin embargo, las promesas de la OTAN si se cumplieron en el mejor de los casos, el material bélico, las municiones, el dinero, el apoyo político fluyeron y siguen fluyendo sin descanso… hasta el último ucraniano, piden a gritos. ¡Hay que degradar a Rusia! Total, quien pone los muertos son los rusos y ucranianos.

El poderoso ejército de Ucrania de 2022, el segundo más grande de Europa, al inicio del conflicto contaba con 260.000 militares en servicio activo, la mayoría de los cuales fueron entrenados según los estándares de la OTAN en la última década. Eso significa que las unidades militares ucranianas eran interoperables con la Organización del Tratado del Atlántico Norte, es decir, podría tomarse un batallón de tropas ucranianas entrenadas por la OTAN, colocarlas bajo su mando y se desempeñarían bien en cualquier teatro de operaciones. Esta es la realidad. Las tropas ucranianas participaron en numerosas operaciones dirigidas por la OTAN en el mundo y en Europa.

Las tropas de reserva ucranianas comprendían cerca de 400.000 defensores, bien armados y entrenados para cualquier eventualidad. En esas tropas de “reserva” se deben contar a los bien organizados y políticamente adoctrinados grupos paramilitares de los partidos radicales de la ultraderecha ucraniana, los neonazis, que comprenden una fuerza de decenas de miles de hombres ideológicamente motivados y, también en gran parte, entrenados por la OTAN.

“Los ucranianos son grupos de lucha extremadamente duros, bien entrenados y bien equipados, son capaces de disfrutar de un éxito de combate limitado en el campo de batalla. Hay ocasiones en las que derrotarán a los rusos infligiendo bajas. Pero desde un punto de vista operativo y estratégico, los rusos están ganando y ganando decisivamente. Los ucranianos no pueden sostener su defensa. Carecen de profundidad logística”, señalaba Scott Ritter ya en abril de 2022.


   Fotografías de archivo. Tropas ucranianas entrenándose con armamento estadounidense.


Ucrania fue inducida a entrar en guerra por sus propios aliados, mejor dicho, por sus patrocinadores. La seducción fatal de la OTAN/EEUU instigó ya desde 2014 a las fuerzas armadas ucranianas a prepararse para una colosal operación militar cuyo objetivo era lanzar una gran ofensiva para recapturar Crimea y acabar con los independentistas del Donbass. Los propios mandos ucranianos dejaron aclarado que Iban a contar con el manto de protección de la alianza atlántica bajo la consigna de hechos consumados. “Nos estamos preparando para una confrontación militar a gran escala (con Rusia), dándonos cuenta de que, si esto sucede, desafortunadamente, habrá muchas pérdidas, tanto para nuestros soldados como para la población civil”, señaló el contralmirante Alexei Neizhpapa, comandante de la Armada de Ucrania, en julio del 2020 (entrevista al periódico Duma, con ocasión del Día Nacional de la Armada de Ucrania). Para ello tenían ya desplegado el sistema de misiles Neptuno... Los rusos se adelantaron a la fiesta, la armada de guerra ucraniana desapareció.

Tampoco debe tomarse a la ligera que uno de los objetivos de la intervención rusa es la desnazificación de Ucrania junto a la desmilitarización, desmantelar el ejército de la OTAN construido en Ucrania.

Fallidos intentos de negociación

Rara vez se menciona en los comentarios actuales sobre la guerra en Ucrania, que en las primeras semanas que siguieron a la invasión rusa del 24 de febrero de 2022, Rusia y Ucrania participaron en tres intentos separados y significativos de negociar un acuerdo pacífico. Esas negociaciones tenían varias notas importantes en común. Las tres podrían haber puesto fin a la guerra antes de la devastación de la infraestructura de Ucrania, la pérdida masiva de vidas ucranianas y el mayor riesgo de una escalada sin control. Las tres presentaron una oferta de Ucrania para no unirse a la OTAN. Y las tres fueron detenidas por los Estados Unidos y/o sus aliados.

La primera, en Bielorrusia, 25 de febrero 2022. Un día después de que comenzara la intervención, el presidente Zelensky señalaba que estaba preparado para abandonar la búsqueda de Ucrania de la membresía en la OTAN. Expresó que no tenía miedo de negociar garantías de neutralidad y seguridad con Moscú, era presumible -además- que era improbable que la OTAN accediera a la solicitud de Ucrania para unirse en esas circunstancias. Fue la primera señal de que los objetivos de Ucrania y Rusia podrían cumplirse y que la guerra podría terminar con un acuerdo diplomático.

El 26 de febrero, el segundo día de la guerra, Zelensky respondió a la invasión insistiendo que: "No tenemos miedo de hablar con Rusia. No tenemos miedo de decir todo sobre las garantías de seguridad para nuestro estado. No tenemos miedo de hablar de estatus neutral. No estamos en la OTAN ahora... Tenemos que hablar sobre el final de esta invasión. Tenemos que hablar de un alto el fuego". El asesor presidencial ucraniano Mykhailo Podolyak también dijo que "Ucrania quiere la paz y está lista para las conversaciones con Rusia, incluso sobre el estatus neutral con respecto a la OTAN". El 27 de febrero, apenas tres días después de la guerra, Rusia y Ucrania anunciaron que mantendrían conversaciones en Bielorrusia. la delegación ucraniana se reuniría con la delegación rusa sin condiciones previas. Aunque Ucrania estaba dispuesta a discutir la neutralidad y "el final de esta invasión", Estados Unidos no lo estaba...


Representantes ucranianos mantuvieron una primera ronda de negociaciones con la delegación rusa en territorio de Bielorrusia para buscar una salida al conflicto iniciado el 24 de febrero (Bielorrusia, región de Pripiat, frontera entre Ucrania y Bielorrusia, 28 febrero 2022). Las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania buscaban el cese a las hostilidades, las partes hablan de algunos avances. Los primeros días de marzo, Denis Kireev, negociador ucraniano, era acusado de traición y ejecutado por el servicio secreto de Ucrania (SBU)


La segunda, el 6 de marzo, mediación israelí. Los medios israelíes informaron que el entonces primer ministro Naftali Bennett se reunió en Moscú con Putin, luego Bennet habló dos veces con Zelensky, luego con el presidente francés Emmanuel Macron y en Alemania con el canciller Olaf Scholz. El 2 de febrero de 2023, Bennet reveló detalles, "Zelensky inició la solicitud para contactar a Putin", le dijo a Estados Unidos que "tenía la confianza de ambas partes". Putin le dijo que "podemos llegar a un alto el fuego" e hizo "enormes concesiones", renunció al "desarme de Ucrania" exigido por Rusia. Zelensky también hizo una "gran concesión". Según Bennet, Putin se quejó de la promesa rota de Occidente con respecto a la expansión de la OTAN y le dijo a Bennet que pasara el mensaje a Zelensky: "Dime que no te unirás a la OTAN, no invadiré". Bennett dice que "Zelensky renunció a unirse a la OTAN". Según Bennet, Estados Unidos le dijo que "no había posibilidad de éxito".

Habiendo ganado esas promesas, Bennett voló a Alemania y actualizó a Scholz, a los estadounidenses, a Macron y a Johnson. "Boris Johnson adoptó la línea agresiva. Macron y Scholz fueron más pragmáticos. Biden era ambas cosas". Bennett dijo que "había una buena posibilidad de alcanzar un alto el fuego". Pero el patrón de obstrucción estadounidense evidente por primera vez en Bielorrusia continuó. Bennett dice que Occidente tomó la decisión de "seguir atacando a Putin".

La Tercera, en Estambul, marzo y principios de abril de 2022, los esfuerzos en las negociaciones se trasladaron a Estambul. Las conversaciones turcas fueron las más fructíferas de todas, produciendo en realidad un acuerdo "tentativamente acordado" solo un mes después de haber estallado las hostilidades. Zelensky ofreció una promesa de no unirse a la OTAN. El 29 de marzo, los negociadores ucranianos dijeron que Kiev estaba listo para aceptar la neutralidad si, bajo un acuerdo internacional, los estados occidentales como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña proporcionaban garantías de seguridad vinculantes. A inicios de abril, los negociadores rusos y ucranianos parecían haber acordado tentativamente las líneas generales de un acuerdo provisional negociado: Rusia se retiraría a su posición del 23 de febrero, cuando controlaba parte de la región de Donbass y toda Crimea, a cambio, Ucrania prometería no buscar la membresía de la OTAN y recibiría garantías de seguridad de varios países. Pero, nuevamente los Estados Unidos y sus socios de la UE presionaron a Zelensky para que rechace el acuerdo, las partes tenían ya un borrador elaborado. Putin confirmó en junio del 2023 que "llegamos a un acuerdo en Estambul", el borrador del acuerdo fue rubricado por el jefe del equipo de negociación de Kiev, puso su firma en el documento provisional. El acuerdo llevaba el título "Tratado sobre la Neutralidad Permanente y las Garantías de Seguridad para Ucrania", Ucrania incorporaría la "neutralidad permanente" en su Constitución.

La obstrucción de Estados Unidos y Gran Bretaña tuvo más peso, el presidente Putin afirmó en un encuentro diplomático que: "después de que retiramos nuestras tropas de Kiev, como habíamos prometido hacer, las autoridades de Kiev ... arrojaron (sus compromisos) al basurero de la historia. Lo abandonaron todo". Putin culpó implícitamente a Estados Unidos que “no están sincronizados” con los intereses de Ucrania. De esto puede dar fe el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, éste dijo que, debido a las conversaciones, "Turquía no creía que la guerra entre Rusia y Ucrania continuaría por mucho más tiempo". Pero, "después de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN", insistió que tuvo "la impresión de que... hay quienes dentro de los estados miembros de la OTAN quieren que la guerra continúe y que Rusia se debilite".

Numan Kurtulmus, vicepresidente del partido gobernante de Erdogan, apreció la misma obstrucción, dijo a CNN TURK que "Sabemos que nuestro presidente está hablando con los líderes de ambos países. En ciertos asuntos, se hizo un progreso, llegando al punto final, y de repente vemos que la guerra se está acelerando ... Alguien está tratando de no poner fin a la guerra. Estados Unidos ve la prolongación de la guerra como su interés... Hay quienes quieren que esta guerra continúe... Putin-Zelensky iba a firmar, pero alguien no quería".

A Estados Unidos se unió el Reino Unido como un "estado miembro de la OTAN que quiere que la guerra continúe". El 9 de abril, el entonces primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, corrió a Kiev para frenar a Zelensky, insistiendo en que el presidente ruso Vladimir Putin "debería ser presionado, no negociando con él" y que, incluso si Ucrania estaba lista para firmar algunos acuerdos con Rusia, "Occidente no lo estaba". Según el periódico británico The Guardian, el primer ministro Johnson "instruyó" al presidente ucraniano Zelensky "para que no hiciera ninguna concesión a Putin".

Preguntado sobre esto, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, señaló que Zelensky estaba "abierto a una ... solución diplomática" (conferencia de prensa, 21 de marzo de 2022), pero rechazó un final negociado de la guerra, incluso si el acuerdo negociado cumplía con los objetivos de Ucrania. "Esta es una guerra", respondió Price, "que es en muchos sentidos más grande que Rusia, es más grande que Ucrania". Estados Unidos rechazó que Ucrania negociara un acuerdo con Rusia que cumpliera con los objetivos de Kiev, estuvo a favor de presionar a Ucrania para que continúe luchando en la búsqueda de objetivos estadounidenses más amplios y "principios básicos".

Joe Biden, rechazó las propuestas de paz de Moscú y prometió "aplastar" a Rusia con sanciones. En 2025, las sanciones antirrusas se incrementan y, aunque muchos detestan a Trump, parecía tener una sincera apertura a la negociación; sin embargo, ahora es Europa la que está llena de belicistas que quieren continuar la guerra: el francés Macron el canciller alemán Friedrich Merz y el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer. Es probable que Trump presionado por el Estado Profundo estadounidense termine, una vez más, uniéndose a la línea dura del atlantismo guerrerista.

Más información al respecto puede consultarse en nuestro artículo: “Cuando Ucrania despreció la paz... presionada por EEUU/OTAN

Como puede ser comprobado -por cualquier medio- Occidente sigue dando impulsos hacia la “paz“. Los líderes del G7 han tomado la ruta escénica del teatralismo: "A medida que avanzamos, continuamos nuestro apoyo a Ucrania para desarrollar aún más la Fórmula de Paz del presidente Zelensky". “Es bueno ver que Zelensky está dedicando todo su tiempo a esta fórmula mágica de paz en lugar de andar extorsionando a sus amigos por dinero amenazándolos con Putin”, comentaba irónicamente la analista Rachel Marsden.


      AFP (Yuri-Diachishin) 2023


Ya era un indicio bastante grande de lo que realmente estaba sucediendo cuando la UE decidió utilizar el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz financiado por los contribuyentes para reembolsar a los países de la UE por la descarga de sus armas inactivas de segunda mano en Ucrania, donde Rusia puede deshacerse de ellas antes de que alguien pueda ser acusado de cobrar de más por chatarra. Ahora, con el suministro de chatarra agotándose, solo tienen que fabricar más armas. ¿Quizás canalizar dinero en armas para ellos mismos sea el pase de Ave María que salve sus economías que han hundido "por Ucrania"?

Entrando ya en la etapa final de 2025 la guerra continúa, Ucrania se mantiene de pie gracias al incalculable derroche de recursos económicos y militares de la OTAN, EEUU/UE que siguen aplicando más sanciones económicas a Rusia con el fin de degradarla (a la vez que siguen consumiendo petróleo ruso vía intermediarios). El deseo de los halcones estadounidenses y europeos sigue siendo la misma “matar al mayor número posible de rusos”. Representantes de la clase política como el senador Lindsey Graham, lo siguen reiterando: “la muerte de los rusos es el mejor dinero que jamás hayamos gastado”, … que le produce una "gran alegría"; o, variando de palabras que el dinero estadounidense es el “mejor que han invertido nunca...”, o, de que “alguien en Rusia” asesine al mandatario Vladimir Putin. (algunas de estas declaraciones se hicieron a fines de mayo de 2023, durante una reunión entre el senador y el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, grabada y distribuida en las redes sociales de Zelensky, posteriormente eliminada).

Sin hipocresías, incluso con Trump en el poder se mantiene la consigna occidental de destruir la economía rusa, degradarla, volverla tercer mundista, devolverle a la edad de piedra, etc. Lo han dicho políticos como George Bush hijo y el senador Lindsey Graham… el objetivo de Occidente es matar a cuántos más rusos mejor.

¿Alguien con más de dos centímetros de frente puede considerar esto propaganda rusa? ¿Por qué seguimos negando que la crisis en Ucrania fue provocada por Occidente y que por ese medio EEUU, la OTAN y la Unión Europea han buscado la forma de declarar una guerra real contra Rusia?, de hecho, lo han hecho, puesto que participan directamente en el conflicto, pero no se atreven a realizar una declaración oficial.

Continuaremos...

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