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04 julio 2017

Reajustes en el Medio Oriente: Una brisa de laicismo recorre el mundo musulmán


 Introducción del redactor del blog

A Thierry Meyssan, intelectual francés, presidente-fundador de la ‘Red Voltaire’ y de la conferencia ‘Axis for Peace’ le corresponde el mérito del reportaje que darán lectura a continuación de este prólogo.

De la mano de éste genial analista internacional  veremos como la política  del Medio Oriente se va transformando, aunque en la práctica, sobre el terreno, seguimos contemplando el desarrollo de los conflictos armados regionales, entre bastidores se cocinan nuevos acontecimientos que van a ir marcando poco a poco una nueva realidad geopolítica regional.

Podríamos decir que este tema es un capítulo más de aquellas serie de artículos denominados “Descifrando la Política exterior de Trump”; y, en efecto puede serlo, pero hemos querido ponerle nota aparte, porque hay –todavía- personas que no entienden la profundidad y complejidad de la política exterior de las superpotencias en el control geopolítico, lo que Brzezinsky denominó “El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense y sus imperativos geostratégicos”.

No siempre se cumplen sobre el terreno las directrices políticas emanadas de la administración de turno de la Casa Blanca, el presidente Trump, pese a su aparente intolerancia en otros temas y a sus excentricidades que son motivo de las notas de farándula, sigue luchando contra una férrea oposición interna de su nueva doctrina exterior, eso le ha creado problemas y mortales enemigos no solo en el Congreso, también en el Pentágono y, claro, en el poderosísimo Complejo Militar – Industrial, por no mencionar a la intocable prensa “libre” estadounidense con sus concurrentes críticas, diatribas y mentiras ordenadas por quienes controlan el poder real de los Estados Unidos, lo que suele denominarse el “estado profundo”.

Quién se ha atrevido poner el cascabel al gato? Aunque asemeje más a un reality show televisivo, Trump ha puesto en su sitio a las grandes corporaciones informativas (mejor dicho a los medios de embrutecimiento masivo). El presidente Trump rechazó asistir (en abril) a la cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, una cita obligada que ha marcado siempre la política coordinada del gobierno con los medios, vital para vender la imagen en el interior y el mundo de las virtudes de la democracia norteamericana y su “compromiso” con la paz y la estabilidad mundial. Ese evento, no es cualquier cosa, allí se reúnen entre otros periodistas afamados, políticos y celebridades. También ha demostrado firmeza al excluir a varias cadenas de noticias escrita y de televisión de algunas conferencias de prensa en la Casa Blanca. La pugna con los tradicionales medios es total, Trump los ha calificado sin titubeos de falsos y fraudulentos.

Eso debe llevar una reflexión al público lector, si Trump se ha ganado estos poderosos enemigos es porque, precisamente, está haciendo lo que nadie en los Estados Unidos ha osado realizar en contra de un sector poderoso que desea mantener intactos sus interés mundiales. El circo mediático, incluso por temas intrascendentes, es la consecuencia de lo que leemos a diario en una prensa que desvía la atención nacional y mundial de las verdaderas cuestiones significativas que van marcando los derroteros del devenir de las próximas generaciones.

Por ello, los temas que leeréis a continuación pueden parecer resultado de la mente de uno o varios idealistas; pero en la realidad es lo que se está tratando de configurar en el Próximo Oriente. Personas como Thierry Meyssan que gozan del privilegio de acceder a dicha información las comparte a  un lector ávido y versado en la temática. Que se lleguen a cristalizar los objetivos dista mucho entre las buenas intenciones y los profundos deseos de impedirlo.

No con ello debe interpretarse la posición del editor de este blog en favor de lo que denominó ‘nueva doctrina exterior americana’ (de Trump). El mandatario estadounidense representa a uno de los círculos puros del poder económico en pugna con otros, pero su visión difiere de la clásica política militar intervencionista disfrazada de “labor humanitaria internacional” (“deber” de defender). Trump se inclina por las relaciones y manejo de las altas finanzas internacionales para seguir imponiendo el capitalismo brutal en contra de las clásicas guerras imperialistas, he allí la diferencia. 

Tampoco significa eso que dejará de utilizar la fuerza donde y cuando sea necesario, lo seguirán haciendo porque los Estados Unidos debe “velar” por su seguridad y sus intereses económicos, aunque ello signifique implicarse en una nueva guerra. Son las grandes contradicciones de la política y diplomacia internacional.

Tampoco sería sorprendente que todo este entramado sucumba antes de tiempo, nadie garantiza que Trump pueda mantenerse en el poder (o con vida); o, que se vea obligado a rectificar sus políticas. La bronca monumental con los medios, como la CNN, una de las “vacas sagradas” de la “información” mundial, son una señal clara que la guerra está declarada. Muchos expertos juristas dentro del país están siendo consultados sobre la posibilidad legal de intentar aplicar el “impeachment”, es decir, el proceso de destitución del presidente. La CNN y otras grandes corporaciones se encargarán de moldear a la opinión pública, seguro.

No es necesario prologar más el tema, el culto lector podrá apreciar por si solo esta realidad. Solamente aclarar que el presente reportaje constituye en realidad dos textos relacionados del autor que han sido publicados en RED VOLTAIRE hace pocos días. Las notas a píe de página y los enlaces originales podrán ser consultados en los respectivos enlaces. También es necesario aclarar que la mayoría de fotografías y los mapas son agregadas por el editor de este blog, así como los subrayados, negrillas y notas a píe de fotografías.

Gracias por vuestra deferencia                                                
                                                                                                
                                                                              t. andino


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Reajustes en el Medio Oriente



                                     El jeque Tamin ben Hamad al-Thani, emir de Qatar.


Los países del Medio Oriente ampliado se dividen ahora entre partidarios y adversarios del clericalismo, mientras que Washington, Moscú y Pekín negocian una nueva distribución de cartas. Thierry Meyssan evalúa el impacto de este verdadero terremoto en los conflictos que ya estaban desarrollándose en Palestina, en Siria e Irak, así como en Yemen.

La crisis diplomática alrededor de Qatar ha congelado varios conflictos regionales y disimulado varios intentos de arreglos vinculados a otros. Nadie sabe cuándo se levantará el telón, pero lo que sí es seguro es que cuando eso suceda veremos una región profundamente transformada.


1– El conflicto palestino

Desde que la mayoría de los palestinos fueron expulsados de su tierra –el 15 de mayo de 1948, en lo que hoy se designa como la Nakba– y que los pueblos árabes rechazaron aquella limpieza étnica, lo único que había modificado parcialmente la distribución del juego era la paz separada israelo-egipcia pactada en los acuerdos de Camp David (en 1978) y la promesa de resolver la cuestión palestina mediante la creación de dos Estados, surgida de los acuerdos de Oslo (en 1993).

Sin embargo, cuando la existencia de negociaciones secretas entre Irán y Estados Unidos se dio a conocer, Arabia Saudita e Israel decidieron conversar entre sí. Al cabo de 17 meses de encuentros secretos, se concluyó un acuerdo entre el Guardián de las Dos Mezquitas y el Estado judío. Este acuerdo se concretó a través de la participación del ejército de Israel en la agresión contra Yemen y de la entrega de bombas atómicas tácticas israelíes al reino de los Saud.

Recordemos que ese acuerdo también preveía hacer que Arabia Saudita evolucionara de forma tal que su sociedad siguiera siendo salafista y sus instituciones pasaran a ser laicas. Estipulaba además la independencia del Kurdistán iraquí –donde se realizará un referéndum en septiembre– y la explotación simultánea de los yacimientos de gas del desierto de Rub al-Khali (a menudo designado como The Empty Quarter), en territorios de Arabia Saudita y Yemen –yacimientos que son la verdadera razón de la actual guerra contra Yemen– y los de la región de Ogadén –lo cual explica la retirada, esta semana, de las tropas qataríes de la frontera con Yibuti.

Finalmente, Egipto cedió a Arabia Saudita las islas de Tiran y Sanafir, cumpliendo así el compromiso que había contraído hace un año. Al aceptar la posesión de esas islas, Riad reconoce de facto los acuerdos de Camp David, que estipulan la libre circulación de los barcos israelíes en las aguas circundantes. Israel incluso confirmó que ha recibido garantías de Arabia Saudita en ese sentido.

Es importante observar que lo que llevó a Egipto a ceder las islas no fue la presión de Arabia Saudita –aunque Riad bloqueó tanto sus entregas de petróleo al Cairo como un préstamo de 12 000 millones de dólares– sino la crisis diplomática del Golfo. Los Saud oficializaron su ruptura con la Hermandad Musulmana, proceso que ya venía avanzando desde que el presidente egipcio al-Sissi les entregó una serie de documentos que demostraban la existencia de un proyecto de golpe de Estado en Arabia Saudita en el que estaban implicados varios miembros de la cofradía. Al principio, Arabia Saudita creyó ser capaz de separar a los “buenos” de los “malos”, entre los miembros de la Hermandad Musulmana. El reino ya había acusado a Qatar de aportar respaldo a los golpistas, pero en aquel momento las cosas se desarrollaron por la vía pacífica. Actualmente, Riad tiene intenciones de luchar contra toda la Hermandad Musulmana y eso lo obliga a revisar su posición hacia Siria.

La cesión de las islas de Tiran y Sanafir, egipcias desde la Convención de Londres de 1840, no tiene otra razón de ser que permitir que Arabia Saudita reconozca de forma implícita –al cabo de 39 años– los acuerdos de paz separada firmados en Camp David entre Egipto e Israel.

Por su parte, Teherán acogió a la dirección política del Hamas –que se compone principalmente de miembros de la Hermandad Musulmana–, tanto en nombre de la solidaridad con la causa palestina como por el hecho que comparte con los dirigentes del Hamas la misma concepción del islam político.

La próxima etapa será el establecimiento de relaciones comerciales públicas entre Riad y Tel Aviv, que ya se mencionan en la edición del 17 de junio del diario británico The Times –varias empresas israelíes parecen haber sido autorizadas a operar en Arabia Saudita y la compañía aérea israelí El-Al podría utilizar el espacio aéreo saudita–, y después vendrían el reconocimiento de la iniciativa de paz del príncipe saudita Abdala –adoptada por Liga Árabe en 2002– y el establecimiento de relaciones diplomáticas –el príncipe Walid ben Talal se convertiría en embajador del reino en Israel.

Ese proyecto podría conducir a la paz en Palestina (reconocimiento de un Estado palestino e indemnización para los refugiados), en Líbano (retirada israelí de las Granjas de Shebaa) y en Siria (cese del apoyo a los yihadistas y retirada israelí del Golán).

El tema del Golán ha de resultar particularmente difícil ya que el gobierno de Netanyahu ha reafirmado –en son de provocación– su anexión mientras que Estados Unidos y Rusia reaccionaron duramente ante la expulsión de la Fuerza de Naciones Unidas de Observación de la Separación (FNUOS) y la sustitución de sus cascos azules por los yihadistas de al-Qaeda. No sería, sin embargo, imposible que durante la guerra en Siria, Washington o Moscú se hayan comprometido con Tel Aviv a mantener el statu quo en el Golán.

Ese proyecto de arreglo general es un reflejo del modus operandi de Donald Trump y Jared Kushner como hombres de negocios: crear una situación económica que impone un cambio político. Y encontrará probablemente la oposición de la Hermandad Musulmana (el Hamas) y del triángulo del islam político conformado por Irán, Qatar y Turquía.


2– El conflicto en territorios de Irak y Siria



El malogrado plan del Rediseño del Medio Oriente Ampliado, tenía como hipotético objetivo, crear nuevas naciones a costa de Irak y Siria (entre otras estados), la guerra yihadista aportaba, supuestamente, en nombre de la religión, el elemento sectario que trataba de dividir a sunníes y chiíes, en base a esa falsa premisa se intentó destruir la unidad nacional de los países afectados.


Todos los actores regionales están de acuerdo en considerar que Irak y Siria constituyen en este momento un solo campo de batalla. Pero los occidentales, que se aferran a las mentiras de la administración de George Bush hijo –incluso cuando admiten la inexistencia de las armas de destrucción masiva que supuestamente tenía Saddam Hussein– y a la versión romántica de las «primaveras árabes» -incluso cuando reconocen que ese movimiento nunca trató de favorecer la libertad sino, por el contrario, de imponer el islam político– se obstinan en considerarlos dos escenarios diferentes.

En este punto, remito a nuestros lectores a mi libro ‘Sous nos yeux’ (1) (Ante nuestros ojos) en cuanto a cómo se inició esta guerra. El hecho es que, desde el inicio de la crisis alrededor de Qatar, la guerra en Irak y en Siria se ha limitado a:

1 La lucha contra el Emirato Islámico (Daesh), en Mosul y Raqqa, y a
2 La lucha contra Turquía, en Baachiqa y al-Bab.

Lo que resulta evidente para todos en la región es que, desde la llegada al poder del presidente chino Xi Jinping con el proyecto de creación de dos “rutas de la seda”, Washington ha estimulado la creación de un «Sunnistán» en territorios pertenecientes a Irak y a la República Árabe Siria. Con ese objetivo, Washington financió, armó y dirigió las fuerzas del Emirato Islámico para que bloquearan el eje de comunicación terrestre Beirut-Damasco-Bagdad-Teherán-Pekín.

Desde hace 4 meses, la administración Trump estudia y negocia de qué manera pudiera modificar esa política y reemplazar por una asociación con Pekín la actual situación de enfrentamiento.

Mientras que en el terreno asistimos a una verdadera sucesión de acontecimientos contradictorios, los ejércitos de Irak y de la República Árabe Siria han avanzado rápidamente desde el inicio de la crisis alrededor de Qatar. En su rápido avance hacia la frontera común, ambos ejércitos han liberado del control del Emirato Islámico sus zonas fronterizas y hoy están a punto de entrar en contacto –con lo cual restablecerían la ruta de la seda. Ya sólo los separan, en el punto de confluencia, unos 200 metros de terreno ilegalmente controlado por fuerzas de Estados Unidos.

En cuanto a los combates en el sur de Siria… han cesado inesperadamente. Damasco proclamó unilateralmente un alto al fuego en Deraa. En realidad, Moscú y Washington dieron a Tel Aviv garantías de que Siria sólo permitirá frente a la frontera israelí el despliegue de fuerzas rusas, excluyendo la presencia allí de fuerzas iraníes o del Hezbollah libanés. (Nota del director del blog: Los últimos acontecimientos demuestran que Israel sigue en contra de este plan. Al Qaeda y los grupos yihadistas asociados en la región (Hayat Tahrir al-Sham, Jaysh al Tawheed) lanzaron una fuerte ofensiva en la región y zonas fronterizas de Quneitra y los Altos del Golán, no solo para ganar terreno a las fuerzas de Damasco sino para provocar la intervención armada de Israel con las “provocantes” caídas de proyectiles al lado del Golán ocupado por Israel.

En pocas palabras, si el Pentágono sigue las órdenes de la Casa Blanca, debería producirse un amplio cese del conflicto. Sólo quedaría por resolver entonces la ocupación turca de territorios en Irak y Siria, según el modelo de la ocupación turca en Chipre, situación a la que la Unión Europea se ha acomodado en una evidente muestra de cobardía. En la nueva situación, Estados Unidos y Arabia Saudita, hasta ahora enemigos de Irak y Siria, se convertirían nuevamente en sus aliados. (Nota del editor del blog: Como ya hemos comentado en diversas ocasiones no siempre las órdenes de la administración Trump o de otro presidente anterior necesariamente son obedecidas por los Halcones del Pentágono y otros grupos de poder. Es incuestionable que Norteamérica se maneja con varias políticas contradictorias y rivales entre sí)


3– El conflicto en Yemen

Es posible que los yemenitas salgan perjudicados del actual cambio de situación

Aunque resulta totalmente evidente que Arabia Saudita entró en guerra para instalar en Yemen un régimen favorable a la explotación conjunta de los yacimientos de hidrocarburos del desierto de Rub al-Khali y para dar al príncipe Mohamed ben Salman la posibilidad de “acumular méritos”, la ayuda que Irán ha aportado a los Huthis y al ex presidente Saleh desvía las miradas de los países árabes y de la llamada «comunidad internacional» de los crímenes que allí se cometen.

En efecto, cada cual tiene que escoger su bando y casi todos han optado por ponerse del lado de Arabia Saudita contra Qatar y los aliados turcos e iraníes del pequeño emirato. Lo que pudiera ser positivo para Palestina, Irak y Siria resulta negativo para Yemen.

Conclusión

Desde el 5 de junio de 2017 y la ruptura de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita y Qatar, las cancillerías se preparan para una posible guerra, aunque sólo Alemania ha mencionado públicamente esa posibilidad. La situación es extremadamente sorprendente, sobre todo si se tiene en cuenta que no es Arabia Saudita sino Qatar quien ostenta el estatus de observador en el seno de la OTAN.

Mientras tanto, anuncios de dimisiones siguen llegando constantemente de Doha y van desde la embajadora estadounidense Dana Shell Smith hasta el entrenador uruguayo de la selección de futbol de Qatar, Jorge Fossati. Y no sólo los países que se han puesto del lado de Arabia Saudita han cortado sus relaciones comerciales con Qatar. También lo han hecho, ante el riesgo de guerra, numerosas empresas sin vínculos particulares con la región del Golfo, como la China Ocean Shipping Company (COSCO), la mayor compañía naviera de China y una de las más grandes del mundo.

En todo caso, aunque sus reclamos –basados en la historia– están realmente justificados, parece a todas luces imposible que Arabia Saudita anexe Qatar, teniendo en cuenta que antes se opuso a la anexión de Kuwait por parte del Irak de Saddam Hussein, basada exactamente en las mismas razones históricas. Una regla se impuso en el mundo desde los tiempos de la colonización británica: nadie tiene derecho a modificar las fronteras que Londres impuso con un solo objetivo, que es precisamente perennizar problemas insolubles para los Estados nacidos de los procesos de independencia. (Nota del editor del blog: Esto se aplicará también al Kurdistán iraquí y sus pretensiones territoriales en la convocatoria a referéndum independista del 25 de septiembre de 2017?)

De hecho, así logra Londres que esos Estados sigan dependiendo de su antigua metrópoli. En el caso que ahora nos ocupa, la próxima llegada de 43 000 soldados pakistaníes y turcos que asumirían la defensa de Qatar debería fortalecer su posición.



Una brisa de laicismo recorre el mundo musulmán


Prácticamente desconocido en Occidente, Sayyid Qutb (1906-1966) es el pensador de referencia del “islam político”, o sea de la voluntad de organizar la sociedad y la vida privada de cada individuo –sea cual sea su religión– según una interpretación del Islam. Sayyid Qutb llegó a la Hermandad Musulmana hasta 1953. Excluyó de la ideología de la cofradía los elementos nacionalistas de Hassan al-Banna y estableció una doctrina indiferente a cualquier elemento contextual. En 64 años, numerosos musulmanes del mundo entero abandonaron la espiritualidad del islam para adoptar la doctrina exclusivamente política de Sayyid Qutb. El pensamiento de este personaje sirve de base estructural a todos los grupos yihadistas.


El discurso de Donald Trump en Riad ha suscitado una oleada de posicionamientos contra el terrorismo y en contra del islam político. El mundo árabe está expresando su sed de laicismo precisamente en el mismo momento en que esa tendencia se tergiversa en Europa para utilizarla contra las religiones. Ante esa bocanada de libertad, los británicos están organizando el bando del islam político alrededor de Qatar, Irán, Turquía y la Hermandad Musulmana.

Durante la colonización y a lo largo de la guerra fría, las potencias imperialistas utilizaron las religiones para ahogar toda oposición a su propia dominación. Un ejemplo flagrante es el caso de Francia, que adoptó en 1905 una importante ley implantando el carácter laico de sus instituciones… y decidió de inmediato no aplicarla en los territorios colonizados.

Hoy se sabe que las «primaveras árabes» eran una iniciativa británica tendiente a poner a la Hermandad Musulmana en el poder para afianzar así la dominación anglo-sajona sobre el “Medio Oriente ampliado” (también designado a menudo como “Gran Medio Oriente”).

Desde hace 16 años, los occidentales vienen acusando a los musulmanes –con razón– de no «limpiar la casa» y de tolerar a los terroristas. Pero hoy resulta evidente que esos terroristas cuentan con el apoyo de los propios occidentales, que los utilizan para someter a los musulmanes mediante el «islam político». Para Londres, Washington y París el terrorismo constituye una preocupación sólo cuando rebasa los límites del «Medio Oriente ampliado» y nunca critican el «islam político», o al menos se abstienen de hacerlo cuando lo practican los sunnitas.


Al pronunciar su discurso de Riad, el 21 de mayo de 2017, la intención del presidente Trump era poner fin al terrorismo que arrasa la región y que ahora se extiende a Occidente. Lo que dijo Trump tuvo el efecto de un electroshock. Su alocución fue interpretada como una luz verde para acabar con ese sistema.

Lo que durante los últimos siglos pareció siempre impensable se hace así bruscamente realidad. Al aceptar poner fin a su relación con la Hermandad Musulmana, Arabia Saudita arremete contra quienes siguen colaborando con los británicos y principalmente contra Qatar. Riad ha desatado una tempestad que conlleva toda una carga de innumerables frustraciones. Por espíritu de venganza beduina, se cortaron las relaciones diplomáticas y se organizó un bloqueo económico contra la población qatarí. Mientras tanto, en los Emiratos Árabes Unidos se ha instaurado una pena de 15 años de cárcel contra cualquier persona que simplemente exprese compasión por los habitantes del ahora aborrecido Qatar.

Se ha iniciado así un gigantesco desplazamiento de fuerzas y replanteo de las alianzas que hasta ahora existían. Si prosigue ese movimiento, la región se organizará alrededor de una división diferente. La cuestión de la lucha contra el imperialismo cederá su lugar a la de la lucha contra el clericalismo.

Los europeos vivieron lo mismo durante 400 años, desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. Pero no fue ese el caso de los estadounidenses, ya que su país fue fundado precisamente por los puritanos, que llegaron al norte de América huyendo de esas luchas. La lucha contra el cristianismo político fue primeramente un combate contra la pretensión del clero de la Iglesia católica de gobernar a sus fieles, incluso hasta en la cama. Esa lucha sólo terminó en tiempos del papa Pablo VI, quien abandonó la tiara pontifical. Aquella triple corona debía simbolizar que el papa estaba por encima de reyes y emperadores.

Al igual que el cristianismo original, donde no había sacerdotes (los sacerdotes cristianos no aparecieron hasta el siglo III), el islam original y el sunnismo carecen de clérigos. Sólo el chiismo cuenta con una estructura similar a la del catolicismo y el cristianismo ortodoxo. De hecho, el islam político está representado actualmente por la Hermandad Musulmana y por el gobierno del jeque Hassan Rohani (el título de jeque indica que el presidente iraní Rohani es miembro del clero chiita).

Una alianza clerical está formándose en este momento, con ayuda del Reino Unido. Esa alianza podría constituir un bloque conformado por Irán, Qatar, Turquía, Idlib (en el noroeste de Siria) y Gaza, bloque que se convertiría en protector de la Hermandad Musulmana y, por tanto, en defensor del uso del terrorismo.

En sólo 2 semanas, la prensa árabe, que hasta ahora había considerado favorablemente a la Hermandad Musulmana como una poderosa sociedad secreta y al yihadismo como un compromiso legítimo, ha dado un brusco giro de 180 grados. Todos los medios árabes denuncian ahora el hecho que la Hermandad Musulmana pretende controlar la vida de la gente y se pronuncian contra la locura criminal del yihadismo.



Se dice que uno de los objetivos declarados de los ‘Hermanos Musulmanes’  es “destruir la civilización occidental desde dentro”, en anteriores entregas habíamos denunciado la presencia de afiliados a esa Hermandad en altas posiciones del gobierno de Estados Unidos. El lema de los ‘Hermanos Musulmanes” es: “Alá es nuestro objetivo. El Profeta es nuestro líder. El Corán es nuestra ley. La yihad es nuestro camino. Morir en el camino de Allah es nuestra aspiración más elevada.”


Ese tsunami de comentarios, los siglos de frustración que en ellos se expresan, su violencia misma, hace imposible todo regreso a la situación anterior –lo cual no quiere decir que la alianza Irán-Qatar-Turquía-Hamas logre realmente concretarse. La ola revolucionaria se produce en pleno mes de ramadán. Las reuniones entre amigos y los encuentros familiares que caracterizan este mes sagrado para los musulmanes, y que deberían ser de celebración consensual, están convirtiéndose a veces en ocasiones para el cuestionamiento de lo que hasta ahora parecían ser las bases mismas del islam.

Si se mantuviese la división a favor o en contra del clericalismo, asistiríamos a una recomposición general del paisaje político.

Por ejemplo, los Guardianes de la Revolución iraníes, que se crearon en contra del imperialismo anglosajón, han acumulado rencores contra el clero iraní. Muchos de ellos aún recuerdan que, durante la guerra que Irak impuso a Irán, los mollahs y los ayatolas se las arreglaban para evitar que sus hijos tuvieran que ir a la guerra, mientras que los Guardianes de la Revolución sacrificaban sus vidas en el campo de batalla. Sin embargo, debilitados durante el primer mandato de Rohani, parece poco probable que los Guardianes de la Revolución se atrevan a levantarse contra el poder civil y religioso.

Pero el Hezbollah libanés tiene como líder al sayyed Hassan Nasrallah (el título de sayyed indica que Nasrallah es descendiente directo del profeta Mahoma), una personalidad que promueve la separación entre la esfera pública y la esfera privada. Aunque ejerce simultáneamente una función religiosa y otra política, Hassan Nasrallah ha estado siempre en contra de la confusión entre ambas funciones, aunque lo ha hecho aceptando a la vez el principio enunciado por Platón del Velayat-e faqih (o sea, el principio del gobierno por un sabio). Parece por tanto poco probable que el Hezbollah libanés siga al gobierno de Rohani.

En espera de las definiciones que no deben tardar, ya se ven importantes movimientos en toda la región:

- En Libia, la Hermandad Musulmana abandonó Trípoli, permitiendo incluso que una milicia pusiera en libertad a Saif al-Islam Kadhafi y que el general Haftar ampliara su propia influencia.

- En Egipto, el general-presidente al-Sissi logró que los demás gobernantes del Golfo redactaran una lista de terroristas.

- En Palestina, la dirección política del Hamas huyó a Irán.

- En Siria, los yihadistas han cesado la lucha contra la República Árabe Siria y están a la espera de instrucciones.

- En Irak, el ejército redobla sus embates contra la Hermandad Musulmana y la Orden de los Naqchbandis.

- Mientras tanto, Turquía y Pakistán han iniciado el envío de decenas de miles de soldados a Qatar, que ya sólo logra alimentarse gracias a la ayuda de Irán.

- En Arabia Saudita, la Liga Islámica Mundial excluyó de su consejo de administración al predicador-estrella de la Hermandad Musulmana y propagandista de las primaveras árabes, el jeque Qaradawi.

Una nueva era parece estar comenzando en la región.

Thierry Meyssan




Jeque Yussuf al-Qaradawi, egipcio de nacimiento. Líder espiritual o como se suelen denominarlo el “gurú” de la Hermandad Musulmana. Predica el Corán, al estilo de los fundamentalistas cristianos (telepredicadores), en la cadena de Qatar Al-Jazeera, en la que es director del programa “La Sharia y la vida”. Para nadie es un secreto que reparte bendiciones a los yihadistas en Siria e Irak. Se dice que muy serio en alguna ocasión afirmó que si hoy viviese Mahoma sería aliado de la OTAN. Con las nuevas “medidas” acordadas entre Washington y Riad, los Príncipes saudíes están conformes en sacrificar a Qaradawi, ya un anciano nonagenario. La cacería comenzó en Egipto con la captura de la hija y el yerno  de este destacado clérigo de la Hermandad, acusados de planear actos terroristas. Mientras tanto Yussuf al-Qaradawi está exiliado en Qatar. Ahora sus enemigos (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Egipto) lo solicitan en extradición para ser procesado en El Cairo en diferentes causas, principalmente por incitar a la violencia. Entre las demandas de los países mencionados en el ultimátum a Qatar se agrega esta: La extradición de al-Qaradawi y varios miembros de los Hermanos Musulmanes.
                      

NOTAS:

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Lectura recomendada del mismo autor (Thierry Meyssan)

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