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15 septiembre 2025

El cómo Occidente ha planeado destruir Rusia desde hace siglos (3)




por Tito Andino


Viene de la Parte II


Historia y no Propaganda

III

Diseñando la posguerra y la inmediata Guerra Fría


Después de la batalla de Kursk de 1943, que culminó con la derrota de la Wehrmacht, se reunieron en Québec - Canadá (20 de agosto 1943) los jefes de los Estados Mayores de EE.UU y Gran Bretaña, así como Churchill y Roosevelt. En el orden del día estaba el tema de un eventual abandono por Estados Unidos y Gran Bretaña de la coalición antihitleriana y la formación de una alianza con los generales nazis con el fin de librar una guerra conjunta contra la Unión Soviética.

Según la ideología de Churchill y quienes la compartían en Washington, había que detener a los “bárbaros rusos” en el Este, lo más lejos posible, y si no derrotar a la Unión Soviética, por lo menos debilitarla al máximo. Hacerlo, antes que nada, por las manos de los alemanes, era un viejo plan de Churchill de 1919 (planteado al general ruso Kutepov durante la guerra civil rusa). Así se formuló la tarea en momentos en que estadounidenses, ingleses y franceses estaban sufriendo un revés y no podrían aplastar a la Rusia soviética. Churchill decía que quería -y en parte así fue- que de eso se encargaran los japoneses y alemanes.

En 1930, Churchill había explicado la misma tarea en clave a Bismarck, primer secretario de la Embajada de Alemania en Londres. Los alemanes se comportaron durante la Primera Guerra Mundial como unos necios, dijo Churchill. En vez de reconcentrarse en infligir la derrota a Rusia, empezaron a librar la guerra en dos frentes. Si ellos se hubieran ocupado sólo de Rusia, Inglaterra habría neutralizado a Francia. Parece que Churchill percibía esto no tanto como una lucha contra los bolcheviques cuanto como una continuación de la guerra de Crimea de 1853-1856.




El historiador ruso, Valentín Falin, señala que dentro de la coalición antihitleriana, las relaciones de aliados semejaban ser, por no decir que eran unos besos de Judas. Se hacían promesas, sin asumir compromisos, o -aún peor- para inducir a error a la parte soviética. Esta directriz formulada en el despacho de Chamberlain es elocuente: “Si Londres no puede evitar pactar con la Unión Soviética, la firma británica que se ponga al pie del documento no debe significar que en caso de agredir los alemanes contra la URSS los ingleses le acudan en ayuda a la víctima de la agresión, declarando guerra a Alemania. Debemos reservarnos la posibilidad de manifestar que Gran Bretaña y la Unión Soviética interpretan los hechos de distintos modos”.

Los aliados occidentales pretendían que una guerra de desgaste entre soviets y nazis hiciera sucumbir finalmente a la URSS. Pensaban que hacia la primavera de 1944 el potencial ofensivo de la Unión Soviética se vería agotado por completo, sin reservas humanas no podría asestar a la Wehrmacht un golpe comparable a las batallas de Moscú, Stalingrado y Kursk. Solo entonces, pensaban en Occidente, los soviéticos cederían la iniciativa estratégica a EE.UU e Inglaterra en las fechas propuestas para el desembarco de Normandía.

Y con el desembarco aliado en el continente se hizo coincidir un complot tramado contra Hitler. Los generales alemanes debían tomar el poder, disolver el Frente Occidental y abrir paso a los estadounidenses e ingleses para que éstos ocuparan Alemania y “liberaran” a Polonia, Checoeslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia y Austria... Se pretendía hacer parar al Ejército Rojo en las fronteras del año 1939.

A los estadounidenses no les resultó fácil recorrer Alemania en marcha alegre bajo el son de la música marcial, se vieron obligados a entrar en combates, a veces pesados. Cuando las tropas de EE.UU se acercaron a París estalló una sublevación, los estadounidenses se detuvieron a treinta kilómetros de la capital, esperando a que los alemanes acabasen con los rebeldes, porque se trataba de la resistencia comunista, pero los sublevados lograron imponerse, entonces los estadounidenses tomaron París. Algo análogo sucedió en la parte Sur de Francia.

Ya en 1941 Occidente esperaba ansiosa la fecha en que Moscú caiga. En 1942, Turquía, Japón y EE.UU estaban aguardando la caída de Stalingrado, para luego empezar a revisar su política. Los “aliados” no compartieron con la URSS los datos obtenidos por sus servicios de inteligencia, los planes de los alemanes para desarrollar la ofensiva del Don al Volga y después hacia el Cáucaso, los estadounidenses, aunque conocían muchos detalles, días y horas, por ejemplo, respecto a los preparativos de la operación “Ciudadela” en el Arco de Kursk, no informaron de nada.




Al contrario, los “aliados” occidentales preparaban ya el plan “Rankin”. El plan principal no fue el “Overlord”, sino “Rankin” para establecer el control anglo-americano sobre toda Alemania y todos los Estados de Europa del Este, impidiendo el paso de los ejércitos soviéticos. Eisenhower, recibió la directriz: ir preparando “Overlord”, pero siempre tener en cuenta “Rankin”. La cosa era que si se presentaban las condiciones propicias para realizar el “Rankin”, “Overlord” quedaría de lado. El levantamiento en Varsovia fue organizado con ese objetivo.

Reiteramos, en 1944 el plan fundamental consistía en lograr detener en lo posible a la Unión Soviética, lo dijo Churchill abiertamente en octubre de 1942 (antes la contraofensiva en Stalingrado), “tenemos que hacer parar a esos bárbaros en el Este, lo más lejos posible”, se refería a los rusos como “monos salvajes”. En 1945 el general George S. Patton exigía histéricamente no detenerse en el Elba y mover las tropas norteamericanas a través de Polonia y Ucrania hacia Stalingrado para terminar la guerra en el mismo lugar donde Hitler había sufrido una derrota, igual criterio manejaban otros generales estadounidenses que expresaban que hay que “detener a los descendientes de Genghis Khan”. La "teoría de los infrahombres" no era un monopolio alemán.

Churchill se sentía libre de cualquier compromiso ante la Unión Soviética y hasta intentó, en vísperas de la cumbre de Yalta, orientar al presidente Roosevelt hacia una confrontación con Moscú. Fracasó. En esas fechas Churchill ordenó almacenar las armas de trofeo alemanas con vistas a su eventual uso contra la URSS e internar en el sur de Dinamarca y en la tierra de Schleswig-Holstein, a las divisiones de soldados y oficiales de la Wehrmacht que se rendían a las tropas británicas. El Frente Occidental ya no existía, solo había la confrontación germano-soviética en el Frente Este. Churchill anhelaba que las tropas americanas y británicas pudieran relevar a las unidades de la Wehrmacht o fusionarse con los alemanes en la tarea de contrarrestar la “amenaza soviética”.

Para Churchill era necesario deshacerse de los rusos porque habían cumplido ya su misión, pero eso era imposible mientras viva Roosevelt.

Para la Conferencia de Potsdam, Churchill se opuso a formalizar la victoria rindiendo el tributo a la aportación hecha por la Unión Soviética. Churchill creía que era la oportunidad de Occidente, aprovechar un momento en que la URSS tenía recursos prácticamente agotados, retaguardia demasiado extensa, tropas cansadas de la guerra y equipos desgastados. Era necesario lanzarle un reto a Moscú y obligarla, ante la alternativa de otra guerra penosa, a plegarse al dictado de los anglosajones.

No es una especulación, ni tampoco una hipótesis, sino la constatación de un hecho con nombre propio. A principios de abril, según otros datos, a finales de marzo de 1945, Churchill ordenó que se procediera con la máxima urgencia a los preparativos de la Operación “Impensable”.

Una nueva guerra tenía que empezar el 1 de julio de 1945 en la cual deberían participar las tropas estadounidenses, británicas, canadienses, el cuerpo expedicionario polaco y diez o doce divisiones alemanas, aquellas que se mantenían sin disolver en la tierra de Schleswig-Holstein y en el sur de Dinamarca. El presidente Truman se abstuvo de apoyar aquella idea, la opinión pública en Estados Unidos no estaba dispuesta a aceptar una traición tan cínica a la causa de las Naciones Unidas. Pero no era ésta, probablemente, la causa principal. (Algo más sobre la “Operation Unthinkable” (Operación Impensable, más adelante)

Los generales norteamericanos defendieron la necesidad de mantener la cooperación con la URSS hasta que capitulara Japón. Además, ellos suponían, al igual que los militares británicos, que era más fácil desatar una guerra contra la Unión Soviética que terminarla con éxito. El riesgo les parecía demasiado grande.

La muerte de Roosevelt provocó un cambio casi relámpago en las directrices de la política norteamericana. En su última alocución al Congreso de EE.UU, el 25 de marzo de 1945, el presidente advertía que la nación estadounidense debía asumir la responsabilidad por la cooperación internacional o, de lo contrario, sería responsable de un nuevo conflicto a escala mundial. Bien puede señalarse que la toma de Berlín por los soviéticos frenó a Londres y a Washington de la tentación de empezar la III Guerra Mundial.

Truman anunció en una reunión del 23 de abril en la Casa Blanca, su propia línea, la capitulación de Alemania era una cuestión de varios días, a partir de lo cual las trayectorias de la URSS y EE.UU. iban a divergir radicalmente. El equilibrio de los intereses era una tarea para flojos y en adelante primaría la Pax Americana. Truman estaba a un paso de declarar sin más dilaciones, a bombos y platillos, el término de la cooperación con Moscú. Y lo habría hecho si no fuera por la oposición de los militares estadounidenses. De haberse producido una ruptura con la URSS, Washington habría tenido que acabar con Japón por cuenta propia, lo cual le habría costado según las estimaciones del Pentágono entre uno y dos millones de vidas. Así que los militares de EE.UU, guiándose por razones propias, impidieron en abril de 1945 una avalancha política. Pero no fue por mucho tiempo.

La actitud de Occidente en relación a Rusia en la segunda guerra mundial fue de un cinismo total, pasaba de ser "amiga" a "enemiga" de la noche a la mañana, de "nuestro increíble aliado" pasó a ser el "nuevo Hitler", no obstante que las esferas de influencia en Europa fueron discutidas a fondo y acordadas por las potencias aliadas en las Conferencias de Yalta y Potsdam.

Algo parecido sucedió en la Gran Guerra, Rusia era el aliado de Occidente con la coalición de la "Triple Entente" (junto a Gran Bretaña y Francia) para terminar transformándose en la "amenaza bolchevique". La historia quiere ocultar un hecho trascendental, la Rusia de los bolcheviques fue una criatura nacida de los intereses financieros de Occidente como bien lo explicó el estudioso Anthony Sutton en “Wall Street y la Revolución Bolchevique”.


Conferencia de Potsdam, 17 de julio a 2 de agosto de 1945, En la foto se aprecia a Stalin junto a Harry S. Truman, que reemplazó al fallecido F.D. Roosevelt, mientras Winston Churchill aún compareció en las primeras jornadas de la Conferencia, pero al poco sería reemplazado por Clement Attlee tras la victoria de su partido (Laborista) en las elecciones del 26 de julio 1945


La Guerra Fría

Durante la Guerra Fría la disuasión nuclear soviética fue la que contuvo las nuevas aventuras del Occidente civilizado, pero en un principio no fue así. Tanto británicos como estadounidenses se arrepentirán por siempre no haber liquidado a los soviéticos en la inmediata posguerra e inicio de la Guerra Fría, tuvieron un margen de cuatro años, hasta 1949 y aún más tiempo, porque recién los soviéticos probaban su primer arma atómica.

En esta época se presentaron episodios de trascendencia como la crisis de los misiles en Cuba 1962, en respuesta al despliegue de sistemas de misiles de la OTAN en Turquía. Las guerras de Corea y de Vietnam fue otro campo de enfrentamiento entre los soviéticos y EEUU/OTAN, guerras de liberación o independencia en el África y países del Asia, represión militar a los gobiernos de izquierda en Latinoamérica, etc.

Por lo mismo, no solo podemos acusar a Occidente de sembraba caos, la URSS y los países de su órbita fomentaron lo que se denomina “lucha popular” de grupos generalmente conocidos como “Movimientos de Liberación Nacional”; para contrarrestarlo, la OTAN creó los grupos "Stay Behind" y la “Operación Gladio” que alteraron el orden en naciones europeas, en muchas ocasiones con falsos ataques atribuidos a la izquierda “terrorista”, una verdadera guerra sucia que como secuela costó la vida de cientos de inocentes. Es lo que muchos expertos calificaron como “La estrategia de la tensión. El terrorismo no reconocido de la OTAN” 

En este largo periodo, hasta el descalabro del bloque soviético, se debe destacar un par de acontecimientos, que los esbozamos resumidamente.

El sabotaje de la OTAN dentro de los países satélites del Pacto de Varsovia y en la misma URSS era cotidiano, apoyaron, por ejemplo, el separatismo a través de “Radio Europa Libre/Radio Libertad” y “Voz de América” (VOA). Se buscaba a través de la propaganda sembrar la discordia entre grupos nacionales de las repúblicas soviéticas que buscaban autonomía, independencia política y económica, así como la preservación de su identidad nacional. 

Los intereses occidentales explotaron el derecho de secesión instaurado en la Constitución soviética de 1977, lo que proporcionó un marco legal para los movimientos separatistas siempre seducidos y auspiciados desde el exterior.

El caso de Ucrania siempre tuvo fuertes connotaciones, a pesar de los líderes soviéticos ucranianos fueron quienes destacaron políticamente en la mayoría de decisiones centrales de la URSS. Existían movimientos separatistas armados que luchaban contra el sistema soviético desde antes de la segunda guerra mundial, en especial en ciertas zonas del oeste de Ucrania, donde operaba el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA), colaboracionistas del nazismo, hasta la década de 1950 Stepan Bandera era uno de sus símbolos.

Pero, el acto más trascendental -sin duda- constituyó, ni bien terminaba la segunda guerra mundial, el plan de guerra británico "Operation Unthinkable" (Impensable) y el plan estadounidense "Operation Dropshot", una guerra terrestre en Europa, parcialmente apoyada por armas atómicas en contra de la URSS.

Operación Impensable (Operation Unthinkable), enunciada más arriba, nació cuando Churchill le escribió a Anthony Eden, su secretario de Relaciones Exteriores, el 4 de mayo de 1945, decía que solo "un enfrentamiento temprano y rápido" con la Unión Soviética podría cambiar el rumbo de los acontecimientos. Argumentó que la alternativa era dejar a Francia y al resto de Europa occidental vulnerables a una invasión soviética

Churchill ordenó al general Hastings Ismay, quien luego se desempeñaría como primer secretario general de la OTAN, planear el ataque sorpresa en las posiciones del Ejército Rojo en Europa Central y Oriental (Operación Impensable). La idea era atacar en medio de las líneas soviéticas, alrededor de Dresde, con 47 divisiones estadounidenses y británicas, aproximadamente la mitad de lo que los aliados occidentales tenían disponibles en ese momento. Unos 100.000 soldados de la Wehrmacht debían participar. El objetivo inmediato era liberar a Polonia, que era, después de todo, la razón por la que Gran Bretaña había ido a la guerra en 1939. Ismay consideró el plan inviable (impensable, dirían muchos) y advirtió que, lejos de hacer retroceder al Ejército Rojo, podría provocar que la Unión Soviética lance una guerra total en Europa para defenderse. La única forma de hacer que el plan funcione era usando armas nucleares. Stalin, estaba informado por sus espías del plan británico y tomó contramedidas.


Operation Unthinkable plan británico preparado para el 1 de julio de 1945  y  Operation Dropshot (la fotografía de la derecha corresponde la prueba nuclear "Shot Apple-2"), el Plan Estadounidense para la Tercera Guerra Mundial Contra la Unión Soviética» en 1957

 

La “Operación Dropshot” fue el primer plan de Estados Unidos para la guerra nuclear, elaborado en 1949, desclasificado en 1977, preveía que la Guerra Fría se calentaría en 1957. El plan proponía utilizar 300 bombas nucleares y 29.000 explosivos de alto rendimiento, lanzados desde bases en Alaska, Okinawa, el Golfo Pérsico, el Reino Unido y el territorio continental de los Estados Unidos, contra sitios estratégicos, ciudades e instalaciones soviéticas que eliminarían el 85% de la capacidad industrial de la Unión Soviética. La inicial ola de ataques sería seguida por operaciones aéreas contra objetivos navales, con énfasis en la reducción de las capacidades submarinas soviéticas y lograr un bloqueo marítimo de la Unión Soviética. Si los soviéticos no capitulaban, el plan requería una ofensiva terrestre importante en Europa.

Por sentado los soviéticos no esperarían de brazos cruzados, en principio Stalin no planeaba usar armas atómicas en una guerra con Occidente, probablemente debido a la superioridad nuclear masiva de Estados Unidos en ese momento. El Pacto de Varsovia mantuvo una postura casi totalmente defensiva durante la década de 1950, lo que le distinguía de la planificación de guerra de la OTAN. Eso cambió en la década de 1960, cuando las dos superpotencias se aproximaron a la paridad y se previó por primera vez el uso ofensivo de las armas nucleares.

La URSS y el Pacto de Varsovia desarrollaron planes de contingencia, algunos se han desclasificado después de la Guerra Fría por los gobiernos de la República Checa y Polonia, respectivamente, planes de guerra de 1964 y 1979, el Pacto de Varsovia preveía un uso generoso de armas nucleares para despejar el camino en una invasión por tierra.


Continúe en la Parte IV

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Referencias: 

08 septiembre 2025

Lecciones de historia económica para la "superioridad moral" de Europa




por Tito Andino


Del “Sistema Continental” de Bonaparte a las sanciones antirrusas de la UE  

 

¿Para qué todo esto? ¿Infligir una derrota estratégica a Rusia? Desde Bruselas nos mienten diciendo que la inversión en Ucrania es una inversión por la "paz", pero esa "inversión" es a costa de la seguridad social de los europeos, a la vez que pretenden robar los activos rusos depositados en bancos europeos.

Los medios atlantistas exigen a Rusia asumir su culpabilidad, haciéndose de la vista gorda de que fue Ucrania quien atacó durante muchos años a sus propios ciudadanos del Donbass. Rusia viene proponiendo desde décadas tratados para la Seguridad Colectiva en Europa, incluso la federalización de Ucrania que garantice la estabilidad de las regiones ruso parlantes, Rusia advirtió que ignorar sus intereses llevaría a una crisis. Se rieron de ella y ahora se culpa a quien durante decenios evitó que se viva el escenario actual. Solo en la sede de la Unión Europea se cree que no hay problemas, cuando los europeos de a pie tienen que afrontar elevados precios de gas y electricidad para sus hogares, aumentó más del doble; también repercutió en la producción industrial de Alemania donde se ha reducido casi al 10%, Francia ha perdido decenas de miles de puestos de trabajo en el sector energético y el Reino Unido registra niveles récord de inflación en medio siglo. Pero no, von der Leyden y sus amigos dicen cínicamente, amparados en su "superioridad moral", que todo marcha por el sendero correcto hacia la "paz"

Esa "superioridad moral" es celebrada por gente como el británico David Lammy, ministro de justicia del Reino Unido (y ex ministro de asuntos exteriores), quien sigue atizando la brasa para saquear los activos rusos y dárselos a Ucrania. Ha celebrado una última transferencia de 1.300 millones de dólares de los intereses de los activos rusos confiscados en Europa para continuar la guerra de Ucrania. Esas transferencias arbitrarias autorizadas por Londres y otros países de la UE hacia Ucrania ascienden hasta ahora a 11.000 millones de dólares. Parece poco, más, la "moral superior" de Europa ha clavado el ojo de la codicia en el real botín, 300.000 millones rusos de dólares congelados que desean se confisquen en su totalidad.

Inventar "legalidades" para este robo es lo que busca Bruselas en sus "debates", convencidos de que no acarreará consecuencias para la futura seguridad financiera de Europa. La UE quiere saltarse las legislaciones nacionales, leyes comunitarias europeas y el derecho internacional ¿Por qué recurrir al robo? porque los "moralistas superiores" de Europa afrontan un déficit de alrededor de 60.000 millones de dólares que no pueden cubrir para seguir manteniendo la guerra.

No existe precedente jurídico en el mundo para ejecutar tal atraco, ninguna ley que puedan aducir. Tendrían que declarar la guerra a Rusia para apoderarse del "botín de guerra". Cómo no se atreverán a eso, la Comisión Europea deberá presentar un plan. Mecanismos se barajan, hablan de transferir los activos rusos a una sociedad instrumental SPV gestionada por Bruselas, es decir, un nuevo fondo que debe contar con el respaldo de la mayoría de los estados del bloque comunitario y garantes que no pertenezcan al mismo, presumiblemente Estados Unidos, Australia o Canadá. (SPV, conocida como Sociedad con Cometido Específico o Entidad con Cometido Específico. Es una especie de sociedad de cartera pasiva creada para mitigar el riesgo financiero y jurídico mediante la delimitación de activos y pasivos específicos. Se considera “alejada de la quiebra” debido a su identidad jurídica separada que garantiza el aislamiento si ocurre lo contrario con esas entidades jurídicas).

No obstante, para que opere el robo, CDD Euroclear, Bélgica, donde se encuentra la mayoría de los activos rusos inmovilizados en Europa, dejó claro que no asumirá los riesgos sola. Es por eso que la "superioridad moral" de Europa se conforma -por el momento- con ir extrayendo de a poco los intereses de los activos rusos, que no son privados, son fondos del Banco Central de Rusia, y conforme las leyes y regulaciones internacionales, los fondos de los bancos centrales gozan de inmunidad, están protegidos. Puede que, por alguna razón -en este caso la guerra en Ucrania- justificara un congelamiento de activos rusos, pero estos deben mantenerse en esa condición: permanecer inmovilizados. El mero hecho de que los intereses se destinen a Ucrania es ya un robo; para ser menos duros, es ilegal la incautación y el uso de los ingresos generados de los fondos rusos retenidos.  

Las acciones que promueve la "superioridad moral" de Europa acabará con el sistema de confianza y legalidad para proteger y respaldar los recursos estatales, trastornará para mal la economía mundial porque no es otra cosa que politizar el sistema financiero. Como dicen los analistas, es "un suicidio geopolítico de consecuencias catastróficas".

La expectativa está en saber ¿cómo va a reaccionar Rusia? ¿quién va a pagar las consecuencias?... ¿los británicos, la Unión Europea, los ucranianos en especies (territorios)? y, no nos referimos a los territorios que Rusia reivindica como parte de su integridad territorial, confirmados por referéndum (Donbass, Zaporiyia, Jerson, Crimea), en realidad serán los territorios que están bajo la jurisdicción del régimen de Kiev, como las regiones de la antigua Novarrusia (Odessa, Nokolaev y otros). Una cosa es cierta, en Moscú no se molestarán en acudir a tribunales ostensiblemente controlados por el poder occidental. "¿Para qué gastar tinta en papeles si se puede cobrar en tierra firme?", señala un medio alternativo. 

Sobre los británicos, Dimitri Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, ante la imposibilidad de que compensen a Rusia por los robos, "propuso confiscar los bienes muebles e inmuebles de la propia corona o la incautación de las joyas de la corona británica, todavía hay suficientes de esas en diferentes lugares, incluso en Rusia". Señaló que cualquier incautación ilegal de fondos rusos congelados o de ingresos generados a partir de ellos se convertirá en territorio adicional y otras propiedades de Ucrania, dejando marcado el camino que usará Rusia como una compensación urgente y ejemplar, los ladrones pagarán en especies. Medvedev tachó a Ucrania de país 404, un estado fallido, sin personalidad jurídica, sin soberanía real, un estado que ha dejado de existir y que solo se sostiene gracias al apoyo de las potencias occidentales. De persistir la ambición británica-UE, Ucrania podrá considerarse -literal- un botín de guerra para los rusos. Para ser más claros, dada la probable inexistencia de Ucrania como sujeto de derecho internacional, cualquiera de sus territorios puede ser tomado por Rusia como una compensación lógica y legítima debido a los robos en que incurre la "superioridad moral" de los dueños de la Unión Europea y sus socios del eterno corsario británico.


Dicho lo anterior, revisemos dos fundamentales razonamientos históricos y económicos que Europa se niega aceptar, empecemos por la actualidad.


Jefes de Gobierno de la Unión Europea, que no es lo mismo que jefes de estado de los países de Europa. António Costa: (Presidente del Consejo Europeo); Ursula von der Leyen: (Presidenta de la Comisión Europea); y, Kaja Kallas: (Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad). (Photo: AP, derechos de autor).


“Señorías, den un paso al frente para presenciar el mayor espectáculo de la Tierra: el espectacular circo de tres pistas del masoquismo económico de la Unión Europea, donde todas las políticas están diseñadas para perjudicar a los europeos mientras ayudan a todos los demás, y los maestros de ceremonias se dan palmaditas en la espalda por su superioridad moral mientras la carpa se quema a su alrededor”.

Así inicia un interesante y esclarecedor artículo de la crisis moral de “nuestros” líderes de la UE. A propósito, ¿quién les eligió para ocupar las máximas instancias de ese monstruo burocrático llamado Unión Europea? El reciente artículo en mención titula “How to Bankrupt a Continent and feel morally superior about it”, que literalmente se traduce “Cómo llevar a un continente a la bancarrota y sentirse moralmente superior”.

Comienza analizando a Francia. “¿Por qué aprender de los errores cuando puedes repetirlos con creciente entusiasmo?”, las autoridades financieras francesas han hecho “desaparecer 44.000 millones de euros del gasto del gobierno francés mientras que de alguna manera espera que los votantes franceses aplaudan. Quién necesita ajustes por inflación cuando tiene claridad moral, Francia continúa enviando tres mil millones de euros en ayuda militar a Ucrania. Es el tipo de gimnasia matemática que haría llorar de envidia a un acróbata de circo”.

Viene Alemania, Friedrich Merz interpreta el acto de “Contradicción del bienestar alemán”, ¡declara que el sistema de bienestar de Alemania es “financieramente insostenible” y al mismo tiempo lo expande! Es una hazaña de imposibilidad lógica que desafía las leyes de las matemáticas, la economía y el razonamiento humano básico. El sistema está matemáticamente condenado: Para 2050, Alemania tendrá un promedio de 1,3 trabajadores que mantendrán a cada jubilado. Al mismo tiempo implementan 11 mil millones de euros en recortes internos y “solo” han recortando la ayuda a Ucrania en 4 mil millones de euros. 

“La pura audacia es impresionante. El gobierno de Merz les dice a los alemanes que no pueden permitirse mantener su propia red de seguridad social mientras les da lecciones sobre sus obligaciones morales de financiar guerras extranjeras”.

Y la Comisión Europea: Más paquetes de sanciones -estamos ya ante el decimonoveno- que en nada afectan a los rusos, al contrario, los enriquecen, Rusia está ganando más que antes de que iniciaran las sanciones, en contraparte, esos paquetitos de sanciones perjudican a los europeos por la pura incompetencia burocrática.

En lugar de comprar gas ruso directamente por un euro, los europeos ahora compran el mismo gas ruso a través de intermediarios por cuatro euros. Los tres euros adicionales se destinan a las ganancias rusas y las tarifas de los intermediarios, mientras que los europeos se felicitan por su pureza moral. ¡Es genial! ¿Por qué pagar precios normales cuando puedes pagar precios cuádruples por el mismo producto mientras financias el cofre de guerra de tu enemigo?

La verdadera obra maestra es la estafa de la independencia energética. Los líderes europeos han logrado la notable hazaña de hacer que Europa dependa completamente del GNL estadounidense que cuesta cuatro veces más que el gas ruso, al tiempo que lo llaman "autonomía estratégica". Los ejecutivos estadounidenses se ríen literalmente en sus aviones corporativos mientras vuelan entre reuniones con funcionarios rusos sancionados y sesiones de venta de gasolina sobrevalorada a tontos europeos”. Las empresas estadounidenses están negociando en secreto para volver a los proyectos rusos, al mismo tiempo, venden a los europeos GNL premium para reemplazar el gas ruso. Los únicos ganadores están a la vista: los accionistas estadounidenses y las arcas estatales rusas.

Los burócratas de Bruselas pueden sentirse bien con su claridad moral mientras el continente se desindustrializa, mientras ven cómo sus industrias huyen a China y Estados Unidos. Se ha creado sistemas de bienestar que atraen a más beneficiarios que contribuyentes, sistemas insostenibles que los líderes europeos se niegan a reformar porque aparentarían racismo.

En conjunto, sobre las ayudas a Ucrania, esa es “la joya de la corona de la estupidez europea: están implementando 100.000 millones de euros en austeridad interna anual mientras envían 162.000 millones de euros en ayuda a Ucrania. Los europeos están recortando sus propios gastos para financiar aventuras militares en el extranjero a las que la mayoría de los europeos se oponen” (encuestas revelan que el 61% de los europeos piensa que sus países van en la dirección equivocada).

Es la operación de señalización de virtudes más costosa en la historia de la humanidad”. Decenas de millones de europeos se enfrentan a la pobreza y sus gobiernos envían miles de millones al extranjero. Bruselas sigue encontrando dinero para aventuras en el extranjero mientras declara insostenible el gasto interno (altos costos de la vivienda, inflación de los alimentos, facturas de energía que destruyen la competitividad industrial…)

Para rematar, “Papá” (Donald Trump) exige a Europa invertir 600.000 mil millones de dólares en los Estados Unidos para solventar su propia crisis económica y que Europa - OTAN asuma el aumento del gasto en defensa por país del 5%, gasto que, evidentemente, va para el complejo militar industrial de los EEUU.

Los ciudadanos de Europa nos percatamos de estas jugarretas, ¿pero, y los “líderes” de Europa?... contentos con su “pureza moral”. El proyecto europeo se ha convertido en un pacto suicida continental disfrazado de liderazgo moral. “La historia se maravillará de cómo los líderes europeos lograron convertir el continente más rico del mundo en una advertencia sobre los peligros de la postura moral sobre la gobernanza práctica. Han logrado lo imposible: empobrecer a los ciudadanos europeos mientras enriquecen a sus enemigos, todo mientras se felicitan por su superioridad ética”.

“Bravo, Europa. Has convertido el gobierno continental en arte escénico, y la actuación es una tragedia disfrazada de obra de moralidad”.

Una verdadera lección de historia económica que, sin embargo, la Unión Europea está repitiendo, fue escrita hace más de 200 años, “nuestros” líderes (sigo insistiendo, ¿quién les eligió?) no han aprendido nada de esa experiencia. Revisemos.


El sistema continental de Napoleón y el costo humano de la guerra económica

 

           Retrato de Napoleón Bonaparte generado por IA


por Tyler Turman

Mises Institute (mises.org) / agosto 2025


Hace doscientos cincuenta y seis años, nació una de las figuras más importantes de la historia. Napoleón Bonaparte, emperador de los franceses, amo de Europa. El pequeño cabo, pasó de ser un oscuro niño corso a redibujar el mapa de todo un continente y dejar un legado que continúa reverberando a través de los siglos y dando forma a nuestro mundo actual. Hay muchos nombres y títulos que podemos darle al difunto genio militar, pero el astuto estratega económico no es uno de ellos.

Entre los muchos errores que definieron la eventual caída de Napoleón, pocos fueron tan ambiciosos y catastróficos como el Sistema Continental, un embargo comercial diseñado para paralizar la economía británica. Lo que siguió fue una de las lecciones más completas de la historia sobre por qué las sanciones comerciales fracasan e inevitablemente dañan a la gente común más que a sus objetivos previstos.

En noviembre de 1806, Napoleón había conquistado o se había aliado con todas las potencias importantes del continente europeo, con notables victorias contra los austriacos, prusianos y rusos en las guerras de la Tercera y Cuarta Coalición. Gran Bretaña, el enemigo más firme de Napoleón, era el único oponente que le quedaba. Después de la sorprendente victoria del almirante británico Nelson sobre la armada franco-española en la batalla de Trafalgar, que confirmó el dominio británico de los mares, Napoleón se dio cuenta de que una invasión de Gran Bretaña era imposible. En lugar de derrotar a los británicos en tierra, Napoleón, siguiendo un patrón repetido por los gobiernos a lo largo de la historia, recurrió a la guerra económica.

Con la esperanza de matar de hambre a su enemigo irreconciliable para que se rindiera, Napoleón instituyó el Sistema Continental con el Decreto de Berlín de 1806, que proclamaba que "todas las Islas Británicas están declaradas en estado de bloqueo", prohibiendo a Francia o a cualquiera de sus aliados importar productos británicos a Europa. Napoleón intensificó el embargo con el Decreto de Milán de 1807 al ordenar la incautación de cualquier barco que comerciara o navegara desde cualquier puerto británico, incluso si el barco pertenecía a un país neutral. Napoleón, en resumen, buscó criminalizar el comercio con Gran Bretaña en toda Europa continental.


El Sistema Continental o Bloqueo Continental fue una audaz estrategia económica implementada por Napoleón Bonaparte en 1806 durante las Guerras Napoleónicas. Con el objetivo de socavar la fortaleza económica de Gran Bretaña, Napoleón buscó aislar a las Islas Británicas mediante la imposición de un embargo comercial integral en todo el continente europeo. Interpretación Mapa del Imperio Francés 1812. (Mapa de Wiki)

  Administrado directamente        Sistema continental       Aliados o dependendientes de Francia


En teoría, la guerra comercial de Napoleón parecía lógica. Gran Bretaña dependía en gran medida del comercio para mantener su posición como superpotencia mundial. Una política de exclusión, sacando a los británicos del mercado europeo, donde se vendía el 37,8 por ciento de sus bienes nacionales y el 78,7 por ciento de sus reexportaciones, habría devastado su economía. Al cortar el comercio británico con sus socios comerciales vitales (Rusia, Suecia, Portugal, Hamburgo y los Países Bajos), Napoleón también esperaba utilizar el vacío comercial para reforzar la industria francesa redirigiendo la demanda hacia un bloque comercial imperial estrechamente controlado en el que Francia era el principal productor y beneficiario. Con la mayor parte de Europa occidental y central bajo su control tras el Tratado de Tilsit, si alguien podía orquestar un embargo tan amplio, era el propio dueño de Europa.

Sin embargo, la realidad era muy diferente, y la guerra comercial finalmente devastó a Francia y sus aliados a través de cadenas de suministro tensas, contrabando generalizado, bloqueos inaplicables y guerras ruinosas.

Desde el principio, la superioridad naval británica hizo que el Sistema Continental fuera en gran medida ineficaz debido a la incapacidad de Napoleón para hacer cumplir el embargo o evitar que los barcos británicos llegaran a los puertos europeos. Los miembros del gobierno británico literalmente se rieron de la política de Napoleón, declarando que bien podría haber bloqueado la luna ya que Francia apenas tenía un barco en el océano para hacer cumplir su orden, luego de su derrota en Trafalgar.

Si bien los británicos podían bloquear efectivamente los puertos franceses con su flota, las medidas coercitivas y explotadoras de Napoleón en tierra se enfrentaron a la tarea imposible de monitorear miles de millas de costas europeas con agentes de aduanas. Sin una forma de hacer cumplir el bloqueo en el mar, el sistema demostró ser extremadamente poroso y prosperó el comercio ilícito a través del contrabando y los mercados negros. A los europeos les gustaba los productos británicos, lo que les daba a los contrabandistas el incentivo para evadir las restricciones a través de lugares como España, Portugal, Dinamarca y puertos a través de las costas del Adriático y el Mediterráneo. En resumen, el Sistema Continental era poco más que un bloqueo de papel que mató de hambre al imperio de Napoleón mucho más que a su adversario británico.

Francia, mientras tanto, se enfrentó a una escasez crítica de algodón ya que la mayoría de sus fabricantes cerraron sus fábricas. Las industrias francesas que dependían del comercio exterior colapsaron, con el 80% de las refinerías de azúcar en Burdeos y más del 65% de las 1700 empresas textiles en París cerrando en 1809, mientras que las industrias de construcción naval y refinación de azúcar en Nantes y Ámsterdam nunca se recuperaron por completo. Los ingresos aduaneros cayeron de 60,6 millones de francos en 1807 a 11,9 millones en 1809. La inflación se disparó en todo el continente a medida que los productos básicos como el azúcar, el café, el tabaco, la seda y el algodón se enfrentaban a una escasez crónica.

La agitación económica provocada por el Sistema Continental fue tan grande que, cuando Francia y sus aliados comenzaron a eludir el sistema, las poblaciones locales no solo lo toleraron, sino que lo celebraron. El contrabando incluso se consideraba un oficio útil y una ocupación honorable, en la medida en que evitaba la ruina del estado. El propio Napoleón finalmente reconoció el fracaso del sistema en 1811, cuando el Decreto St. Cloud abrió el suroeste de Francia y la frontera española al comercio británico, lo que en sí mismo fue una admisión tácita de que el bloqueo perjudicó a la economía francesa más que a la británica.

En los años posteriores al Decreto de Berlín, Holanda, Heligoland, Trieste, Gibraltar, Salónica, Sicilia y Malta se convirtieron en centros de contrabando y contrabando. A los pocos meses del Decreto de Berlín, 1.475 barcos llegaron a Hamburgo sin impedimentos, transportando cargamentos con mercancías británicas estimadas en 590.000 toneladas. El comercio ilícito entre Gran Bretaña y Holanda tuvo un valor de más de 4,5 millones de libras esterlinas entre 1807 y 1809, y los barcos comerciales británicos evitaron las sanciones volando bajo banderas falsas. En 1809, Gran Bretaña exportó bienes por valor de 10 millones de libras esterlinas al sur de Europa a través del contrabando. En 1811, más de 800 barcos de contrabando operaban solo en el Mediterráneo. En resumen, al impedir el comercio oficial, que al menos podría haber sido gravado, Napoleón solo logró estimular el surgimiento de mercados negros.

Todo este contrabando coincidió con las acciones hipócritas de las élites políticas francesas, incluida la emperatriz Josefina, que continuó comprando los mismos lujos británicos prohibidos a los ciudadanos comunes. Los agentes de aduanas demostraron ser notablemente susceptibles a los sobornos, y algunos de los alguaciles de Napoleón cosecharon los beneficios del contrabando en el mercado negro. El mariscal Massena ganó tres millones de francos con el contrabando mientras estaba estacionado en Italia; el mariscal Murat, nombrado rey de Nápoles, regularmente hacía la vista gorda ante las operaciones de contrabando; El mariscal Bernadotte, nombrado príncipe heredero de Suecia, desafió abiertamente el Sistema Continental en 1812 al abrir el comercio con Rusia. Incluso el propio hermano de Napoleón, el recién bautizado rey de Holanda, Luis Bonaparte, dejó de hacer cumplir el bloqueo porque vio lo dañino que era el bloqueo para los medios de vida de sus súbditos. Napoleón pasó a anexar Holanda después de la debacle, y más tarde anexó Hamburgo por problemas similares. En guerras comerciales como el Sistema Continental, la gente siempre pierde, mientras que los arquitectos de tales políticas encuentran formas de escapar de las consecuencias de su propia creación.


Una ilustración satírica de la Escuela Francesa de 1807, grabado en color. El ministro inglés leyendo el decreto imperial a Jorge III (1738-1820) declarando que las Islas Británicas están sujetas a un bloqueo. 21 de noviembre de 1807. Biblioteca Nacional, París, Francia / Bridgeman Images



Debido a que Napoleón no tenía forma de hacer cumplir el bloqueo, el incumplimiento por parte de las naciones aliadas y neutrales erosionó aún más el sistema y obligó a Napoleón a luchar contra una serie de intervenciones militares cada vez mayores que finalmente destruyeron su imperio. Cuando Portugal se negó a unirse al sistema, Napoleón lanzó una campaña ruinosa en la Península Ibérica que, después de una guerra posterior en España, mató a más de 200.000 soldados franceses durante seis años y minó a Francia de hombres, armamentos y recursos valiosos. En 1810, Rusia, después de haber disfrutado de décadas de comercio mutuamente rentable con Francia, comenzó a desafiar el Sistema Continental. Esto condujo a la desastrosa invasión de Rusia por parte de Napoleón en 1812, que se cobró más de 500.000 bajas, paralizó la Grande Armée y provocó un sufrimiento incalculable para la población civil de Europa Oriental y Central, que se vio obligada a soportar brutales campañas en Europa del Este y Alemania.

El Sistema Continental fue mucho menos dañino para Gran Bretaña que para Francia y sus aliados, que sufrieron terriblemente por el bloqueo. Si bien las contramedidas de Napoleón causaron un estancamiento en el comercio británico con el continente, Gran Bretaña compensó la pérdida diversificando sus redes internacionales, abriendo nuevos mercados en otras partes del mundo. Las exportaciones británicas incluso aumentaron de 37,5 millones de libras esterlinas en 1804-06 a 44,4 millones de libras esterlinas en 1814-16 y, a pesar de los esfuerzos de Napoleón, el PIB de Gran Bretaña aumentó cada año bajo las sanciones, mientras que las industrias en el continente sufrieron debido a la falta de materiales que antes proporcionaban los comerciantes británicos.

Ningún gobierno puede vigilar el comercio en vastos territorios cuando las poblaciones locales dependen del comercio para sobrevivir. En un nivel básico, Napoleón no pudo hacer cumplir el bloqueo y, lo que es más importante, de hecho, las poblaciones locales no querían imponerlo. Napoleón necesitaba que todos los estados aliados, anexionados o clientes cesaran por completo el comercio con Gran Bretaña, mientras que el bloqueo naval británico convencional era suficiente para lograr sus propios fines. Aunque el Sistema Continental fue diseñado para aislar y paralizar el poder económico británico y fortalecer la hegemonía de Francia, no logró ninguna de las dos cosas y resultó mucho más perjudicial para los franceses que para los británicos, y dejó a los ciudadanos comunes de ambos partidos en peor situación que los demás.

El Sistema Continental se erige como el experimento más completo de la historia en guerra económica, y su fracaso más definitivo. A medida que los líderes contemporáneos continúan lidiando con las disputas comerciales, el desastre del Sistema Continental ilustra que las guerras comerciales a menudo son inaplicables, estratégicamente contraproducentes e invariablemente castigan a los vulnerables más que a nadie. Para evitar repetir los errores de la historia, los líderes deben priorizar la cooperación sobre la confrontación, minimizando el costo humano de la guerra económica.

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Fuentes:

Diversas publicaciones de la prensa escrita.

04 septiembre 2025

El cómo Occidente ha planeado destruir Rusia desde hace siglos (2)



por Tito Andino


Historia y no propaganda

Parte II

Las guerras mundiales

Una vez más, advertimos que no vamos a explayarnos en estos temas, sino señalar las consecuencias de estos hechos históricos en el intento de destruir definitivamente a Rusia. Veamos.


Viene de la Parte 1 



La Gran Guerra – La Revolución y la guerra civil rusa


Primera Guerra Mundial

El mariscal de campo Paul von Hindenburg compartía los sueños expansionistas de su socio, el general Erich Ludendorff. Los dos hombres acordaron firmemente extender las fronteras de Alemania con la mirada fija principalmente en el Este y en el Imperio Ruso. Tenían la intención de germanizar y colonizar grandes áreas de Europa central y oriental, como Rumania, Polonia, Ucrania, Bielorrusia, Lituania, en diciembre de 1917, Hindenburg dijo que quería las regiones bálticas con fines estratégicos en la próxima guerra (ya tenían en mente una nueva guerra entre otros contra Rusia).

Las divisiones alemanas en el frente oriental estaban capturando importantes territorios de los rusos, para finales de septiembre de 1915, el Ejército Imperial Ruso había perdido casi dos millones de hombres y los alemanes marcharon más hacia el este, a finales de octubre de 1915 Ludendorff y Hindenburg trasladaron su cuartel general a Kovno (Lituania central). Ludendorff anexó la antigua provincia de Curlandia en 1915, en el oeste de Letonia, de gran relevancia estratégica en el Mar Báltico por la importación de mineral de hierro de Suecia. En diciembre de 1917, Ludendorff controlaba toda Europa central y la mayor parte de Europa oriental.

Desde inicios del conflicto, Berlín había invertido millones de marcos en tratar de fomentar la revolución en la Rusia zarista, una nación que había estado bajo el dominio de la dinastía Romanov durante más de 300 años. En octubre de 1917, la toma del poder de los revolucionarios de Vladimir Lenin marcó el final de la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial. La Rusia bolchevique concluyó un armisticio con el Imperio alemán el 15 de diciembre de 1917 que culminaría el 3 de marzo de 1918 cuando se vieron obligados a firmar el tratado de paz en Brest-Litovsk (dos semanas antes, en febrero de 1918, Ludendorff ordenó una invasión alemana en todo el frente oriental, a fin de insistir en sus puntos de vista ante Lenin). Ludendorff expuso extensamente sus términos finales de paz con la nueva Rusia bolchevique, el ejército imperial ruso estaba fulminado como una anticuada fuerza de combate, sus tropas regresaban a casa en masa.


Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff, los verdaderos Señores de la Guerra germanos.


Ludendorff estaba implacablemente decidido a saquear una gran parte del flanco occidental del antiguo Imperio Ruso y en proceso de absorción para el Reich. Incluía regiones que se extendían desde el Báltico mil millas hacia el sur hasta el Mar Negro. El liderazgo militar alemán codiciaba el petróleo, la madera, los depósitos minerales y el grano de estas regiones, lo que garantizaría que Alemania pudiera resistir fácilmente un bloqueo británico en un futuro conflicto.

Como más humillación para Rusia, y para demostrar su desprecio por los bolcheviques, Ludendorff concedió a Finlandia, Polonia y Ucrania su independencia, todas antes parte del Imperio ruso, mientras que Bielorrusia, Estonia y Letonia quedarían ocupadas por el ejército alemán. También fueron despojados a los rusos el puerto de Batumi en el Mar Negro y el Óblast de Kars.


La Revolución Rusa y la Guerra Civil

Oficialmente, el "Imperio Ruso" fue la denominación de los territorios de Rusia entre 1721 y 1917, se le conocía como la "Rusia Imperial", dirigida por el Emperador o Emperatriz de todas las Rusias, época de gobierno con una Monarquía Absoluta (1721-1905) y Monarquía Constitucional Autocrática (1905-1917). Ese sistema colapsó tras la denominada "Revolución de Octubre", acciones revolucionarias conocidas como la "Revolución rusa", el derrocamiento del régimen zarista imperial y la creación de la "República Socialista Federativa Soviética de Rusia" controlado por un Gobierno Provisional, dirigido por los soviets o consejos de trabajadores en plena guerra mundial (1917).

El Gobierno Provisional decidió continuar la guerra contra Alemania, mientras bolcheviques y otras facciones socialistas clamaban por acabar con la contienda. Los bolcheviques que controlaban las milicias obreras se transformaron en la "Guardia Roja" (futuro Ejército Rojo) y asumieron el poder, Vladimir Lenin al mando del Partido bolchevique, junto a trabajadores y soldados de Petrogrado, derrocaron al gobierno provisional, dando paso a un gobierno bolchevique (el Sovnarkom), claramente comunista.




Dado los traspiés militares del Gobierno Provisional, los bolcheviques pusieron fin a la guerra con Alemania, en un acto forzado (en parte) firmaron el Tratado de Brest-Litovsk (marzo 1918). Ei Imperio Ruso fue abolido, desatándose un convulsionado periodo de guerra civil, las fronteras variaron constantemente, se desató un conflicto territorial con la naciente Polonia (como consecuencia de no definir claramente las fronteras en el Tratado de Versalles, Guerra Ruso-Polaca, 1919–1921).


Intervención de potencias extranjeras.

El caos en el ex imperio de los zares fue aprovechado por otras naciones. Con el apoyo de fuerzas expedicionarias extranjeras provenientes de las potencias coloniales europeas, incluso de los Estados Unidos, una facción conocida como el "Movimiento Blanco" (contra-revolucionario o anti-bolchevique) se alzó en armas contra la facción "Roja" (bolcheviques), desatándose la Guerra Civil en Rusia que llevaría a varios años de guerra. Finalmente, los bolcheviques vencieron abriendo el camino a la proclamación de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) en 1922.

En el presente sigue siendo popular la versión de que fueron los bolcheviques quienes provocaron la intervención extranjera en Rusia, ya que personajes como Trotsky había llamado a la "revolución mundial" difundiendo la doctrina comunista, el socialismo corrió con fuerza por Europa. Por otro lado, se dice que los aliados occidentales temían que los bolcheviques conspiraran con los alemanes tras la firma de Brest-Litovsk, en plena guerra mundial.
 
Una de las figuras que apoyaban en 1919 una intervención militar internacional a gran escala contra el nuevo gobierno ruso era Winston Churchill, en calidad de secretario de Estado de Guerra. En marzo de 1919, Churchill se trasladó a París, donde se estaba celebrando la Conferencia de Paz de Versalles, para presionar por más guerra. La contribución británica a la cruzada anti-bolchevique para que los "Blancos" recuperen el poder en Rusia fue grande, desde municiones hasta los temidos tanques de guerra, sumados a las importantes fuerzas de "voluntarios británicos" que lucharon en diferentes frentes junto a fuerzas expedicionarias y voluntarios de otros países europeos. Churchill no fue el único que intentó derrocar a los bolcheviques, esos mismos prejuicios fueron la postura para que países como Francia, Estados Unidos y hasta Japón se lanzaran en una campaña militar para destruir a la naciente ideología reinante en Rusia, con el pretexto de que no era admisible que en Rusia haya asumido el poder un "partido proalemán".


Desfile de tropas estadounidenses en Vladivostok en 1918 (fotos de Sputnik)


Ya durante una conferencia, diciembre de 1917, Estados Unidos, Francia y Reino Unido acordaron repartirse Rusia mediante las famosas "zonas de influencia", para lo cual contaban con la ayuda de los "Blancos". Las potencias occidentales decidieron dividirse Rusia, con el pretexto de evitar que el Imperio de Japón llegara a ocupar la región (pero como se observa en las fotografías, todas esas fuerzas desfilaron en conjunto). Muy poco se habla sobre el esfuerzo de guerra de los Estados Unidos para acabar con el nuevo gobierno en Rusia.

El 15 de agosto de 1918, el Departamento de Estado rompió las relaciones diplomáticas con Rusia y comenzó la invasión estadounidense de la que pocos hablan. La intervención militar del US Army se produjo tras el desembarco de 8.000 soldados en la ciudad rusa de Vladivostok -agosto de 1918-, esa fuerza incluía efectivos de Canadá, Italia y Gran Bretaña. Se halla documentado actos de violación de derechos ciudadanos por la violencia desmedida de estas tropas extranjeras. No en pocas ocasiones las fuerzas soviéticas chocaron contra los militares estadounidenses.


Desfile de tropas internacionales en Vladivostok, septiembre de 1918. Nótese las banderas de los participantes.


El final de la ocupación llegó con la derrota del Ejército Blanco. Se había perdido la justificación para la intervención militar extranjera, las fuerzas estadounidenses abandonaron la región oriental de Rusia el 1 de abril de 1920. La Guerra Civil Rusa, sin duda, pudo haber sido más corta y menos sangrienta sin la intervención de las potencias extranjeras, posiblemente el conflicto hubiera terminado alrededor de 1918. (Sputniek).

Pero el caos no terminó ahí, las potencias coloniales europeas y otros estados buscaron otros medios, que los tenían en abundancia. En medio de la revolución y la guerra civil empezaron a proclamarse diversas repúblicas en territorio del antiguo Imperio Ruso. En realidad, no todas esas "repúblicas" estaban en capacidad de constituirse en tales, bajo la figura jurídica de un estado conforme el Derecho Internacional, fueron “estados” efímeros de la guerra civil rusa de corta existencia


Mapa de la "desmembración" del Imperio Ruso tras la revolución de 1917.


Mediante la intervención armada en Rusia en 1918-1920, los imperios coloniales intentaron terminar con la revolución de 1917, Las tropas intervencionistas se retiraron sin gloria, el proyecto fracasó miserablemente por varias razones: dura resistencia de los revolucionarios rusos, aunque divididos hubo apoyo a la revolución de la mayoría del pueblo ruso y de otros pueblos del antiguo imperio zarista; existió oposición dentro de los propios países intervencionistas, muchos soldados y civiles simpatizaban con la revolución bolchevique, eso quedó demostrado a través de manifestaciones, huelgas e incluso motines. Las élites de Londres, París y otras capitales de Europa occidental esperaban que el experimento revolucionario en la Unión Soviética se derrumbara por sí solo, pero ese escenario no tuvo lugar… Y se preparó un nuevo evento.


Mapa de la guerra civil rusa 1918 1921. El mapa representa las operaciones militares entre 1918 - 1921. Las leyendas describen la situación. El conflicto no fue solo nacional, contó con la participación directa y encubierta de otros estados (incluida tropas estadounidenses) ante el temor de que la doctrina bolchevique se afiance y se expanda por la región.



La Segunda Guerra Mundial

¿No fue Polonia quien firmó en enero de 1934 un 'Pacto de no Agresión' mutuo con la Alemania nazi por 10 años? La historia, no miente, está bien documentada. En 1935, Hermann Goering visitó Varsovia y propuso al gobierno cuasi fascista de Polonia aliarse para la futura expansión hacia el Este, se les prometió una buena parte de la entonces Ucrania soviética y otros territorios como trofeo de guerra. Los polacos (mejor dicho, el gobierno militar de Polonia) aceptó gustoso la "iniciativa alemana", creyeron en los nazis y se sumaron a la campaña de chantajes territoriales de su "maestro" Hitler (Pacto de Múnich, alianza entre Francia, Reino Unido, Alemania nazi, Italia fascista y Polonia, también Hungría, quienes pactaron desmembrar Checoslovaquia, en muchos casos mediante el ultimátum y el uso de las armas).

Se puede, y no hay temor de decirlo, que la Alemania nazi fue un estado paria que condujo a varios estados europeos -con el consentimiento de las potencias coloniales- a unirse en su guerra para explotar los recursos de la URSS mediante una guerra de aniquilación, no sólo de las naciones que conformaron la URSS, sino que la destrucción de Rusia era un objetivo prioritario.

Hitler construyó su ejército con la intención de usarlo, borrar a la Unión Soviética de la faz de la tierra era la consigna. Las élites de Londres, París y del mundo occidental aprobaron el plan, lo alentaron, apoyaron y financiaron, ¿por qué? “La Unión Soviética fue la encarnación de la temida revolución social, la fuente de inspiración y orientación para los revolucionarios en sus propios países e incluso en sus colonias, porque los soviéticos también eran antiimperialistas que, a través de la Komintern (o Tercera Internacional), apoyaban la lucha por la independencia en las colonias de las potencias occidentales” (Pauwels)

Tras la Gran Depresión que devastó el mundo capitalista, el "sistema" socialista se hizo cada vez más atractivo a los ojos de los trabajadores y ciudadanos de Occidente quienes sufrían desempleo y miseria. La URSS era una espina en el costado de las élites en Londres y París. Por eso, Hitler y su plan de cruzada antisoviética, se perfiló útil para las élites europeas y estadounidenses; las corporaciones y los bancos de EEUU, británicos y franceses, ganaron mucho dinero ayudando a la Alemania nazi a rearmarse, prestaron gran parte del dinero para hacerlo. También creían que alentar a los nazis en el Este evitaría el riesgo de agresión alemana contra Occidente. Por esas razones las propuestas de Moscú para una alianza defensiva -Tratado de Seguridad Colectiva en Europa- contra la Alemania nazi no fue de interés para las élites europeas.


Tarjeta postal alemana conmemorativa al "Pacto de Múnich", fechada en noviembre de 1938



No hay que dejar de pasar por alto el hecho de que, la opinión pública en Europa, incluso una parte de los medios de comunicación, eran abrumadoramente hostiles a Hitler, querían que se firmara la propuesta soviética de una alianza defensiva contra la Alemania nazi. “Las élites querían evitar esa alianza, pero también deseaban crear la impresión. que querían una. Por el contrario, las élites querían alentar a Hitler a atacar a la Unión Soviética e incluso ayudarlo a hacerlo, pero necesitaban asegurarse de que el público nunca se diera cuenta de eso”. El deseo real -como se explica- era apoyar y auspiciar el “diseño” antisoviético de Hitler, eso se conoce como la "política de apaciguamiento". El “apaciguamiento” fortaleció militarmente a la Alemania nazi e hizo a Hitler cada vez más ambicioso y exigente.

El "pacto" que concluyeron con Hitler en Múnich concedió al dictador alemán el privilegio a NO mantener la paz, y si el “derecho” a seguir soñando con la cruzada nazi contra la Unión Soviética. “¡Paz en nuestro tiempo!”, proclamó Chamberlain. Eso significaba paz para su propio país y sus aliados, pero no para la Unión Soviética, cuya destrucción a manos de los nazis esperaban ansiosamente. No obstante, no debe olvidarse nunca que Hitler deseaba la guerra y enfureció al no poder aplastar militarmente a Checoslovaquia, él no deseaba la "Conferencia de Múnich", de todos modos, al poco tiempo devoró a su víctima de turno "pacíficamente" bajo complicidad británica, francesa y polaca.

Para los soviéticos, Múnich fue la gota que colmó el vaso y que condujo directamente al pacto de no agresión germano-soviético, el pacto de no agresión de Múnich era exactamente lo mismo, para Moscú fue una provisional estrategia de seguridad porque entendía que la iniciativa alemana se llevaría a cabo -tal como lo comprobaron en junio de 1941-. El tratado Molotov-Ribbentrop fue una medida obligada que asumió la URSS ante los acuerdos de no agresión que otras naciones europeas habían ya suscrito con Hitler.



La casi desconocida “Operación Pike”

¿Planearon Inglaterra y Francia atacar a Rusia antes de la invasión de Hitler a ese país?, se cuestiona Ron Unz, aseverando que durante más de ochenta años, uno de los puntos de inflexión más cruciales de la segunda guerra mundial ha sido omitido de casi todas las historias occidentales.

Es un hecho documentado que apenas unos meses después de que iniciara la guerra y que su socio alemán les traicionará, Gran Bretaña y Francia decidieron atacar a la aún neutral Unión Soviética, la consideraban militarmente débil y que ahora era un proveedor de recursos naturales para la maquinaria de guerra de Hitler. Pensaban que al impedir un avance alemán hacia el frente occidental, “tenían” que su mejor oportunidad de vencer a Alemania, derrotando al “cuasi” aliado soviético de Alemania. Mundo de fantasía en la que vivían las potencias coloniales. Insistamos, desde los primeros días de la revolución bolchevique, los aliados habían sido intensamente hostiles a la URSS, y la realidad resultó completamente diferente, fueron los soviéticos los responsables de la destrucción del 80% de las formaciones militares de Alemania.

La “Operación Pike” pretendía utilizar escuadrones de bombarderos con base en Siria e Irak para destruir los yacimientos petrolíferos de Bakú en el Cáucaso soviético, al tiempo que trataban de alistar a Turquía e Irán en su planeado ataque, creían que sólo unas pocas semanas de ataques de bombarderos devastarían totalmente los yacimientos. El objetivo al destruir los campos petroleros soviéticos era cortar el suministro de combustible y producir una hambruna que derribara por si sola al régimen comunista. Todas estas suposiciones aliadas eran completamente incorrectas. Sólo una pequeña fracción del petróleo de Alemania provenía de los soviéticos, por lo que su eliminación tendría poco impacto en el esfuerzo bélico alemán.

El ataque aliado contra la URSS habría representado la mayor ofensiva de bombardeo estratégico de la historia mundial hasta la fecha, fue programado y reprogramado durante los primeros meses de 1940. El plan fue abandonado después de que los ejércitos alemanes cruzaran la frontera francesa, rodearan y derrotaran a las fuerzas terrestres aliadas y sacaran a Francia de la guerra, para tristeza de las élites occidentales. Fueron los alemanes quienes obtuvieron todos los documentos secretos de la “Operación Pike”, es uno de los argumentos por los que Stalin desconfiaba de los tardíos esfuerzos diplomáticos de Churchill, antes del ataque de Hitler un año después -“Operación Barbarroja”-. 

“Si todos nuestros libros de historia de la Segunda Guerra Mundial pueden excluir una historia totalmente documentada de tan enorme importancia, obviamente no se puede confiar en ellos respecto de nada más”, enfatiza Ron Unz.

No debe extrañarnos la existencia -poco conocida- de la “Operación Pike” que buscaba seguir “apaciguando” a un Hitler que terminó solicitando un pacto de no agresión a Stalin; es una de las razones fundamentales por las que esas potencias coloniales sabotearon a los soviéticos la firma de los Acuerdos de Seguridad Colectiva (para defenderse de la amenaza nazi) y que engañosamente venían “negociando” con la URSS desde la década de 1930 hasta las cercanías de la guerra en agosto de 1939, cuando aún existía la posibilidad de hacer algo para detener la agresión nazi. A los dirigentes soviéticos no les quedó otra opción que aceptar el pacto de no agresión propuesto por los alemanes.




Conclusiones sobre la Primera y Segunda Guerra Mundial

Respecto a la Gran Guerra, hay que ser claros en honor a la verdad histórica, todos los imperios desearon esa guerra, por lo mismo, el Imperio Alemán se preparó para el conflicto. Desde los tiempos de Bismark, la Realpolitik germana solo conducía por una vía: Expansión territorial mediante la guerra, los alemanes diseñaron su estrategia expansionista, planificaron la guerra para la victoria, su gran anhelo no eran las tierras occidentales de los imperios francés y británico (salvo colonias en ultramar), la Realpolitik germana veía su futuro en la conquista del Este europeo, los territorios rusos. “Curiosamente”, 20 años después, Hitler no renunció a esa misma expectativa. Y esa historia no ha terminado en pleno siglo XXI en que los alemanes siguen metiendo las narices en Rusia.





En los procesos de Nuremberg (1945-1946) se presentaron documentos irrefutables recuperados del Estado Mayor alemán, del Ministerio de Asuntos Exteriores y otros que describen a grandes rasgos cómo todos los departamentos de Göring, Rosenberg, Jodl y Doenitz, encabezados por el propio Hitler, prepararon “Barbarroja”. Alfred Rosenberg a pedido de Hitler elaboró un memorándum sobre el "nuevo orden" en la Rusia conquistada y ocupada, el plan de Rosenberg dividió Rusia en regiones, propuso colonizar todo el país, cortando el suministro a la población, reduciendo su número al mínimo y deportando al resto a Siberia. Desarrolló todos los métodos, incluyendo la represión, el trato a la población civil, las técnicas de despoblación, la ejecución de activistas soviéticos, el asesinato de prisioneros de guerra. etc., por no hablar de los informes sobre los campos de exterminio.

La invasión de la URSS de 1941 fue la causa de la desaparición del Imperio Alemán en 1945. Desde el punto de vista estrictamente económico esa invasión fue un negocio totalmente desastroso. Los recursos que obtuvo Alemania de la URSS fueron menos importantes de las que consiguió en el occidente europeo sin casi disparar. El fracaso en la explotación económica de la que debería haber sido la joya de las colonias alemanas hay que buscarla en última instancia en el propio Hitler y su ignorancia sobre la economía, que era casi total. Lo paradójico es que el Imperio Alemán de Hitler hubiese podido conseguir bastante más con el comercio pacífico con la URSS que mediante la guerra.

Y aquí aparece nuevamente la mano occidental, los centros industriales, para transformar los recursos naturales que se pensaba explotar en territorios soviéticos, se encontraban en Europa central y occidental, sólo tenía sentido si era posible transportarlos (dadas las circunstancias militares, esto era claramente imposible). No hubo más alternativa para mantener en marcha la economía de guerra nazi, depender de los países occidentales ocupados, donde, a pesar de las dificultades, fueron capaces de aportar industrialmente mucho más que los territorios ocupados de la URSS.

Hoy, nadie quiere recordar en la democrática Europa que los totalitarios comunistas de la URSS hicieron lo razonablemente posible para apoyar la seguridad colectiva de Europa y la resistencia checoslovaca contra la agresión nazi. 

¿Por qué Europa negó ayer (a la URSS) y hoy a Rusia aceptar un convenio de seguridad colectiva? Las garantías fueron negadas a Rusia antes del estallido de la guerra con Ucrania, Europa se negó a entablar reales acuerdos para ese estatuto de seguridad que brindara garantías a la soberanía rusa y al resto de Europa. Como hemos dicho, ese mismo acuerdo, gracias a los más grandes imperios coloniales del mundo: Gran Bretaña y Francia, fueron negados a la Unión Soviética, porque esperaban que la Alemania nazi la aplastara.

Tanto en los años 30 del siglo XX como en los años 20 del siglo XXI, Europa y la UE/OTAN, respectivamente, solo parecen haber tenido un objetivo: Destruir la URSS y destruir Rusia, en su orden. ¿Por qué?...


Continúa


Notas de consulta en este blog

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