La guerra en Siria continua, pero todo hace prever que el fin de la invasión extranjera se acerca a mediano plazo, eso no quiere decir que enfrentamientos aislados no se produzcan, con intervalos de sabotajes, ataques terroristas y otras acciones propias del extremismo que se mantendrá por un tiempo más. Será la desesperación de los reaccionarios que se ocultarán en sus madrigueras tras el fracaso y el abandono de sus amos imperiales.
Los acuerdos entre
Irán y el G5+1 (potencias nucleares) son, entre otras causa, las razones por
las que esta guerra va a ir frenando poco a poco. Todavía hay naciones
obstinadas en destruir al gobierno sirio y a su presidente. Israel y Turquía
–aunque en agendas separadas- y las ya incansables, necias y absolutistas dictaduras
monárquicas del Golfo Pérsico persistirán en su intento.
Europa y la OTAN (a
excepción de los Estados Unidos) dan muestras de querer parar el desastre que ayudaron a crear y financiar, especialmente Francia y Gran Bretaña
hoy claman por un dialogo sin condiciones previas. Naturalmente, Estados Unidos, comprometido con Irán a respetar las cláusulas secretas que estipulan la
negociación global por la cuestión nuclear, desea garantías que su status
predominante en la región se mantenga, por ello seguirá auspiciando a sus “rebeldes
moderados”, otra orate obstinación, camuflada de lucha contra el “terrorismo
yihadista”, algo que no se lo creen ni sus propios “rebeldes moderados”,
quienes a la primera oportunidad se unen a los grupos radicales.
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